Elecciones Estados Unidos. Clinton volvió a la campaña

La candidata demócrata Hillary Clinton retomó este jueves las actividades de campaña luego del diagnóstico de neumonía que la obligó a retirarse luego del acto por el aniversario de los atentados del 11S en Nueva York.

Su contrincante republicano Donald Trump intentó capitalizar un momento clave de la campaña, en la antesala del tramo final a dos meses de las elecciones presidenciales de noviembre.

Los problemas de salud de la candidata, además de empañar su campaña (una vez más), le dejaron vía libre a Trump para responder afirmaciones controversiales de Clinton sobre los seguidores del republicano, a quienes se refirió como “deplorables”. Las declaraciones complicaron aún más los esfuerzos de Clinton para seducir a un sector de la base republicana, especialmente a muchos trabajadores blancos que ven en el magnate un canal para expresar su bronca con las empresas y los bancos.

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En ausencia de Clinton, Trump y su vice Pence aprovecharon para pegarle a la candidata que es vista por la base republicana, y parte de la demócrata, como una vocera de las elites políticas y financieras que gobiernan el país. Como se viene confirmando desde su nominación, el principal problema de Clinton sigue siendo ella misma. Las sospechas de favores políticos que pesan sobre la Fundación Clinton, el escándalo de los emails y ahora las dudas sobre su salud solo abonan la desconfianza.

¿Repunte de Trump?

La diferencia que existía en julio entre la exsecretaria de Estado y Trump en la mayoría de las encuestas se redujo durante agosto y el tropezón del 11S confirmó la tendencia. El jueves, el diario New York Times y la agencia CBS News publicaron una encuesta propia, en la que Clinton cuenta con el 46 por ciento frente a un 44 por ciento de Trump (entre votantes probables).

Después de un agosto complicado, cuando se profundizó la grieta con el establishment republicano, Trump parece haber recuperado algo de control sobre la campaña (o viceversa). Y las encuestas parecen haber acusado recibo de la “moderación” del mensaje de Trump. A esto se sumó la caída de Clinton, literal y en las encuestas.

Si la diferencia no siguió achicándose es, en gran parte, gracias al miedo y la preocupación que sigue generando una hipotética victoria de Donald Trump entre amplios sectores de la población en incluso dentro del establishment político y financiero.

Muestra de esto fue el torpe intento de capitalizar el descontento que generaron las declaraciones de Clinton sobre los votantes de Trump, a quienes definió como deplorables. En una entrevista en CNN, el candidato a vice Mike Pence se negó a definir como “deplorable” al dirigente del Ku Klux Klan David Duke, que apoya la candidatura de Trump. Eso le permitió a Clinton recuperar un poco de aire y volver a apuntar contra el candidato republicano.

Las figuras del presidente Barack Obama y Bill Clinton, esposo de Hillary y expresidente de Estados Unidos, fueron clave durante la recuperación de la candidata. El presidente Obama volvió a respaldar a la candidata, con el peso de su popularidad y simpatía en la base demócrata (algo de lo que carece Clinton).

La ciudad de Greensboro en Carolina del Norte será la primera parada de su regreso. Después de las dudas que despertó su enfermedad y, sobre todo, la falta de transparencia de su campaña para tratar el tema, Clinton debió presentar una carta de su médico que declara que puede ejercer como presidenta de Estados Unidos. Seguirá siendo una incógnita si serán más graves las consecuencias de la neumonía sobre la salud de Clinton o sobre su campaña.