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Música / Rock. Club Artístico Libertad: “Son canciones de resistencia y lucha, para darse fuerza”

Agrupamiento que recrea el repertorio de la Revolución española y la Guerra Civil, vuelven tras 4 años. Charlaron con La Izquierda Diario sobre su formación, la actualidad que los convoca y la revolución que los anima.

Augusto Dorado

Augusto Dorado @AugustoDorado

Sábado 15 de junio 00:00

La película Tierra y Libertad de Ken Loach tiene como protagonista a un británico afiliado al Partido Comunista que decide ir a combatir a la España republicana de 1936 y se encuentra con una profunda revolución en curso que cambia para siempre su vida y sus ideas. El relato arranca con la nieta del ex miliciano que descubre esta historia revisando recuerdos de su abuelo recién fallecido. Casi un cuarto de siglo después del estreno de aquella película, un grupo de artistas que recrea las canciones tradicionales que animaban a luchar por la revolución y por conquistar un mundo nuevo a obreros y campesinos, se reúne en el bar Británico de San Telmo con La Izquierda Diario. Son el Club Artístico Libertad que emprendió un retorno a los escenarios, animados por la necesidad de plantar un “¡No pasarán!” al clima fascistoide que alienta desde la cúpula del Estado el neoliberalismo salvaje que hoy falsamente se apropió del término “libertad” y se hace llamar “libertario”. Esta experiencia artística también nació del redescubrimiento de la vida de -en este caso- una bisabuela anarquista por parte de su bisnieto pero a través de canciones que ella desparramaba en sus años de infancia, melodías que con el tiempo él se propuso investigar y redescubrir. Se encontró con más músicos que se sumaron a la milicia musical y -para sorpresa de tod@s ell@s- descubrieron que era muchísima la gente que estaba esperando que alguien tomara una guitarra (y un bajo, y batería, y vientos, y percusiones, y gaitas, y bandoneones) para volver a convocar a las barricadas desde la poesía.

El bisnieto en cuestión es Demián, el que le pone la voz a estos temas que tiempos atrás pasaron por la garganta de innumerable cantidad de zapateros, lavanderas y labradores. Junto a Rocío, Charlo, Freddy y Matías ya estaban sentados en el Británico entre cervezas y cafés esperando a La Izquierda Diario dispuestos a contar sobre este reencuentro con el público que se concretará en el Club Atlético Fernández Fierro (el CAFF de Sánchez de Bustamante 772, en pleno Abasto de CABA). Como a la mayoría de la gente le ocurre (incluyendo al entrevistador), (sobre) vivir les impide a los miembros del Club Artístico Libertad dedicarse a tiempo completo a su vocación: son como aquell@s obrer@s y campesin@s, aunque en este siglo XXI y en esta formación hay vari@s docentes, un par de abogados, uno es arquitecto y alguno que otro es músico sesionista. Pero la escasez de tiempo se compensa con amor y pasión por esta música y esta historia que las sustenta.

Con entradas ya agotadas para la fecha del sábado 15 de junio y algunas pocas aún disponibles para el domingo 16 (se obtienen por la plataforma tickethoy), el Club Artístico Libertad cuenta sobre su nacimiento, sobre sus discos (Rojo y Negro de 2017 y el EP El Rayo que no Cesa de 2019), sus avatares, la importancia de pelear por el significado de términos tan vitales como el de libertad, sus ideas de lo auténticamente libertario o socialista y la vida de aquella bisabuela amiga del Gallego Soto y los militantes de la Patagonia Rebelde que los inspiró a formarse, entre otras cosas.

LID - ¿Cómo se formó el Club Artístico Libertad?

Demián - Esto data del año 2009. Con algunos de los chicos veníamos de tocar en una banda, porque en el origen hay como dos bandas que se fusionaron. Veníamos mucho del ejercicio de “la banda que busca profesionalizarse”, que busca conseguir más seguidores, etcétera… Y bueno, un poco nos cansamos de esa lógica y nos imaginamos lo que parecía imposible: era armar algo que sea como un club, que venga el que quiera cuando pueda. Convencidos de que íbamos a fracasar, lo lanzamos y acá estamos 15 años después (risas). Siempre tratando de sostener esa lógica que, por supuesto, materialmente nunca es posible mantenerla del todo, pero que sea ese el espíritu permea las incompatibilidades materiales que muchas veces se generan en un proyecto así. La idea fue esa, como nos cansamos de la lógica de producción de lo que eran las bandas en ese momento (compromiso, responsabilidad, esos términos un poco difusos que muchas veces dificultan la posibilidad de construir en común). Fue entrando gente, nos fuimos consolidando y consolidamos también una manera de trabajar, de encarar la música, que a mí me parece que lo que siempre tuvo como “posibilitador” es la idea de un concepto, que es esto de hacer canciones republicanas de la Guerra Civil Española y de la resistencia al franquismo. Es lo que posibilita mucho más una interacción diferente: en cualquier banda consagrada si no está uno de los integrantes esa banda cambia, porque se construye su identidad a través de la identidad de cada miembro ¿no? En nuestro caso podría no estar cualquiera de nosotros y sin embargo seguir sosteniendo el proyecto.

Debido a ese formato particular hubo mucha rotación de integrantes del club?

Charlo- No, se mantiene más o menos un núcleo base que se sostiene bastante. De hecho, te diría que de los 13 o 14 que somos ahora, la mayoría estamos desde el origen. Lógicamente que pasó un montón de gente que se fue para otro lado, o dejó de venir, o tomó otros caminos, pero te diría que de base somos los mismos.

D - Pero podría pasar que fueran más los que se van que los que se quedan y ocurre justo al revés…

Ch - Volviendo a esa especie de elasticidad que decía recién Demián, para mí eso en cierta forma es el alma del Club, eso también nos permite seguir.

Freddy - Nosotros somos Club Artístico Libertad, cada palabrita tiene un significado y para mí esto que recién explicaban sobre el formato me remite al concepto de libertad en un sentido si se quiere más genuino… Es un concepto tan vapuleado en este presente… Es un concepto basado en lo comunitario de poder ir cuando uno puede y cuando lo siente, así uno tiene ganas… Eso desde el principio me resultó muy atractivo, esa libertad de construir grupalmente, pero también poder ir cuando uno realmente lo siente…

Hay una gran variedad de estilos musicales en los discos que registraron hasta el momento. ¿Qué influencias musicales recorren al Club Artístico Libertad?

Matías - Hay varias cosas de lo estrictamente cultural español que las trae Freddy…

Fr- Con una de las dos bandas previas que confluyeron en el Club yo llegué a tocar como invitado, yo toco gaita, flautas y trompeta. Estoy en la colectividad gallega y obviamente ese universo musical tenía un atractivo. Era muy interesante poder integrar un grupo así y más que nada también por la variedad de instrumentos que había: bandoneón, armónicas, acordeón en su momento, una variedad increíble. Y así se genera también esa mixtura en lo musical, con las influencias de cada uno: alguno capaz viene de un palo de rock-tango, otro del folk tradicional español, las mezclas que se pueden llegar a dar con la carga que trae cada uno y que se logra verter en esa variedad de instrumentos. Lo que está bueno es que también es un grupo abierto a poder meter ideas o conceptos de los conocimientos que tiene cada uno en base a la música popular. Eso enriquece al grupo en general.

¿Qué instrumentos son los más estables o que están casi siempre?

Rocío - Lo estable serían la batería, bajo, guitarra, voces, vientos, teclado, percusiones y cuerdas… Pero creo que un poco lo que hablaban los chicos, de esta elasticidad y flexibilidad también se expresa en las influencias que tenemos, en la diversidad de géneros que abordamos, también en la instrumentación, porque muchos tocamos varios instrumentos; está esa cuestión de poder hacer varias cosas y que si uno o una no pueden ir al show, quizás se lo puede reemplazar de alguna manera, o esa melodía del que se ausenta se la toma de otro instrumento y ahí se va regenerando la banda constantemente: si no está el violín, está el chelo y sino está el teclado, o está el saxo… Y así vamos como pasando las postas…

¿Cómo surgió la idea de agruparse alrededor de un repertorio de canciones tradicionales de la revolución española?

D - Yo tenía una bisabuela que era anarquista y que había trabajado en la fábrica de cigarrillos 43/70 (que era ahí donde actualmente está el Museo de Arte Moderno) y que tuvo un hermano que participó de los sucesos de la Patagonia rebelde. Ella siempre contaba que una vez, saliendo de la fábrica (cuando todavía estaba en otra y no en la misma de su hermano anarquista), ve que un tipo se para arriba de un cajón de verduras y empieza a arengar: “Compañeras ¿que estaban haciendo ustedes a las 6 de la mañana?” y todos respondían “saliendo a trabajar”, a lo que el tipo repreguntaba “¿Y qué estaban haciendo a las 12 del mediodía?”; a coro contestaban “Trabajando”... El hombre concluyó preguntando “¿Qué piensan ustedes que está haciendo la mujer del patrón a las 6 de la mañana?” y mi bisabuela recordaba, “Ahí me hice anarquista” (risas)... Ella era gallega y cantaba y cantaba estas canciones anarquistas. Entonces un día, ya de grande sentí como una “saudade”...

Fr - En gallego sería “morriña”...

D - Exacto…. Extrañaba a mi bisabuela y me puse a sacar las canciones. Todo eso pasó muy circunstancialmente en ese proceso de terminar el proyecto con la banda que teníamos y empezar a armar el Club. De hecho, en la convocatoria del Club estaban las canciones de la Guerra Civil y había alguna otra, pero poquito a poco me fui dando cuenta de que esas canciones que a mí me cantaba mi bisabuela entraban en una categoría específica, y ahí ya me puse a investigar un poco más, digamos. Ahí pasó a ser algo mucho menos íntimo, se volvió más público. Y después fue empezar a ver qué hacíamos con todo eso en los ensayos.

¿Recordás alguna otra anécdota de la militancia de tu bisabuela?

D - En mi familia recuerdan que contaba que se reunían en su casa el “Gallego” Soto (uno de los principales dirigentes de la Patagonia rebelde, NdeR) y alguno de los demás. Ella cebaba mate y Soto la apuraba: “Mate, galleguita”, y ella lo mandaba a la puta que lo parió (risas). Es una anécdota que tranquilamente puede estar exagerada, no lo sé, pero sí uno de sus hermanos estuvo en la Patagonia rebelde, tuvo que terminar huyendo a Chile después de la represión que se conoció como la “Patagonia trágica”. Pero bueno, son relatos que con el tiempo se van resignificando, se van convirtiendo en algo colectivo y nos golpea a cada uno de manera distinta, rebotando en el contexto en el que estamos. No es lo mismo ahora que cuando salimos con el proyecto en el 2009 cuando hicimos nuestro primer concierto (fue el 2 de octubre del 2009 en la Biblioteca Nacional), que estuvo lleno ¿se acuerdan? Estaba explotado, gente por todos lados… ¡Después nos fuimos perfeccionando y subíamos en tiradores y como vestidos de época! Pero después en el 2015 seguíamos haciendo lo mismo, pero era todo distinto…

Por el cambio de Gobierno, cuando asume Macri…

Ch - Sí, se generó alrededor nuestro una especie de contexto que nos abrió un espacio que para nosotros no existía. Cuando empezamos teníamos un vínculo mucho más cultural con lo que estábamos haciendo y de pronto se volvió más político, como que la balanza pasó para lo político muchísimo más. Y se abrió como un nuevo mensaje desde lo artístico. Y ahora, bueno, imaginate en este contexto…

Todos - ¡Por eso volvimos!

¿Por qué pararon en 2019? ¿Cada uno hizo algo distinto durante esos 4 años sin tocar?

D - En este tiempo Freddy liberó unos videos tipo los Redondos (risas)...

M - En el interín todos armamos distintos proyectos, en algunos casos en conjunto entre algunos de nosotros… Me parece que la separación en su momento fue por una especie de desgaste natural que suele pasar en las bandas, fueron 10 años y tal vez sentíamos que ese impulso para salir a tocar y expresarnos a hacer catarsis que nos había dado el triunfo de la derecha en el país (cuando ganó Macri) había mitigado un poco, entonces sentimos que era momento de “colgar los botines” por un rato… Y bueno, ahora de nuevo le debemos a la derecha esta necesidad de salir a tocar y de explotar musicalmente. De alguna manera somos deudores de esta situación…

Ch - Nos agarra con una sorpresa tremenda: este 15 y 16 de junio son nuestros dos primeros shows y muy rápidamente se agotaron las entradas. Fue una sorpresa muy gratificante. El primer show a poco que lo sacamos, a los cinco días se agotó… Nos quedamos todos como pensando “Che, ¿Qué está pasando?”...

D - Sospechábamos que iba a andar bien: nuestro último concierto estuvo lleno de gente, durante casi cinco años no estuvimos tocando, esperábamos que hubiera gente ¡Pero no que se agotara tan rápido! Tampoco que apareciera otra fecha y que también se agotara. Se ve que para el público hacíamos falta…

Ch - En cierta forma hay una responsabilidad, por lo menos es lo que siento yo, que pasa por el hecho de que nosotros tenemos la capacidad de organizar este evento cultural para dar un lugar a que venga alguien a sacarse de adentro eso que quiere expresar… No sé, tengo esa sensación… Y bueno, terminó pasando muy por sobre nuestras expectativas. Evidentemente había algo de toda la circunstancia que nosotros que tenemos la posibilidad de organizar el evento, tomamos la responsabilidad desde ese lugar ¿no? El dar el espacio para la voz colectiva, para sacar esto afuera…

D - Se da como una cuestión: hay un espejo entre el grito que se necesita dar desde abajo (el público) y desde arriba (el escenario), si es que hubiera un “abajo” y un “arriba”. Tanto la gente como nosotros necesitamos eso y hay una retroalimentación ahí…

Ch - Claro, pero además es un show que requiere de mucha logística, muchos instrumentos, lugares, gente que esté dispuesta, y nosotros tenemos la capacidad de hacer eso. Y medio que yo siento que hay una responsabilidad nuestra en eso. Capaz más por la gente incluso que por nosotros mismos como músicos, acá se corre el ego del músico… Como que es por ellos, por esa idea… Igual siento que es algo que nos está pasando a todos ahora ¿no? Como que estamos todos mucho más activos, haciendo cosas, todos metiéndonos en algún tema y está interesante eso. No sé cuál es el motor, probablemente está acá en Balcarce 50 (risas)...

R - Son canciones que se cantan en un contexto colectivo de lucha, de resistencia, más allá de nosotros, de nuestros intereses y de nuestra intención de formar o reformar la banda. La gente necesita cantar esas canciones que vienen de hace muchísimos años y, como decía Norita, generaciones de lucha que necesitan cantarlas para darse fuerza en distintos momentos. Quizás en el 2009 por ahí no lo veíamos así, pero la gente que nos iba a escuchar iba con esa intención de cantar esa canción, de sentir eso de volver a escuchar esas letras…

Ch - Es que son mensajes muy directos: las canciones se llaman “A la huelga”, “A las barricadas”, “Sin pan”... El mensaje es “al hueso”, y bueno evidentemente eso a nosotros también nos interpela.

Es notorio que no persiguen fines comerciales sino artísticos, culturales e incluso políticos. ¿Qué disciplina de ensayos les plantea eso? Porque entiendo que varios tienen que trabajar de otras cosas y no pueden dedicarse únicamente a la música…

M - Con lo de la disciplina de ensayos tocaste una fibra sensible, creo que es más una “indisciplina de ensayos” (risas) ¡Pero funciona! Nos juntamos los sábados un par de horas en una casa de familia que aportan los padres de dos de los músicos con una generosidad inmensa. Nos reciben cada sábado y se bancan que les hagamos ruido 3 o 4 horas y en ese margen de horario ensayamos. Se llevan muchas harinas y azúcar (risas)... Capaz no es lo más estructurado y eficiente, pero funciona. Si bien al principio -como contaba Demi- creíamos que estábamos destinados al fracaso con esto de “el que quiere cuando puede”, pero salió y sigue saliendo. Nos divertimos un montón y creo que sobre todo somos un grupo de amigos haciendo música y que busca expresarse, acompañarse, resistir, pero divirtiéndonos. Tal vez nos falta profesionalizarnos un poco más, pero funciona por ahora.

D - No es un proyecto con fines de lucro, las pequeñas ganancias que se generan van a la reinversión en el proyecto, a cubrir las millonadas de gastos que implica llevar adelante un proyecto como este, desde alquilar un proyector, una pantalla, alquilar sillas por si viene gente grande…

¿Y cómo es el tema generacional del público que los va a ver? ¿Se acercan jóvenes también?

Fr - Pasa algo bastante loco: habitualmente en los shows preguntábamos si eran la primera vez que nos venían a ver porque en un momento empezamos a ver que había un recambio bastante grande y tampoco teníamos idea de dónde surgía ese público… Más allá de nuestra gente conocida y del “boca en boca” que sabés que hay una manija por detrás, nos pasaba que venía gente nueva siempre. Pero en cuanto a generaciones es variada, en un principio, sí, teníamos gente tal vez que eran más grandes… También depende de los ámbitos en los que hagamos los shows: hemos tocado en la Federación de asociaciones gallegas donde tal vez tenías un público un poco más grande. Pero casi siempre es variado, no hay un perfil de edad al que apuntás… Y la verdad es que no podemos saber muy bien cómo surge, hay mucha renovación de público…

D - Un ex integrante del Club, Roly que tocaba el acordeón y que era muy muy joven cuando entró (tenía 21 años), contaba que le había pasado nuestra música a un amigo de él -también de 21 años- y que el pibe nos estaba escuchando por MySpace (plataforma de música online, NdeR) y que su abuela atrás se ponía a bailar y cantar… Eso me pareció siempre algo muy nuestro, como que el Club tiene esa intergeneracionalidad, por eso cuando encaramos estos shows nuestra preocupación en parte es saber que va a venir gente que es mayor y que no puede estar parada las dos horas que dura el show, sabemos que tenemos un público así. Y también aparece gente de otras edades, es apto para todo público.

Ch - Yo creo que a partir del 2015 se generó una nueva ola de público también. Antes tocábamos en eventos culturales, con una temática más “de nicho”, más específica. Y de pronto empezaron a aparecer agrupaciones jóvenes de militancia de muchísimos lugares, variadas, que empezaron a traer gente joven… Empezamos a organizar shows propios, lo que nos dio el lugar a tocar en lugares más grandes y más seguido, empezó a aparecer gente habitué del CAFF (Club Atlético Fernández Fierro), un lugar bastante bohemio y a la vez popular… Y la gente viene, no sé porqué ocurre esto, no tenemos unas redes sociales que estallan en seguidores, pero estamos como muy sorprendidos porque hay un público que se nos escapa del radar…

R - Volviendo al tema de las generaciones, te das cuenta que ese hilo que decíamos que une las luchas es el que une a las generaciones también, como le pasó a Demi con su bisabuela… Vamos pasando esa data generacional de lucha, de resistencia, de historia, y eso para mí es lo más lindo.

En el EP El Rayo que no cesa hay dos temas que son compuestos por ustedes. ¿Cómo surgió la idea de incorporarlos al repertorio de Club Artístico Libertad?

Ch - Uno el temas se llama “Malvinas”, el otro es “Dr. la noche”. Cuando pasó lo del 2 x 1 (que le daba beneficios a los genocidas condenados por delitos de lesa humanidad) allá por 2017, Demi tenía un boceto del tema que terminó siendo “Dr. la noche” que estaba inspirado en Etchecolatz. Un día lo mostró y estábamos un poco con la necesidad de salirnos de lo de siempre y tratar de probar nuestra propia voz. El Chueco trajo "Malvinas" que también nos parece que va con nosotros y quedaron. Nos parecía pertinente meterlos, armarlos, prepararlos y tocarlos. Ya nos pasó que algunas personas por las redes nos dijeron “Che ¿van a tocar los temas de ustedes?”... También pasó que los grabamos en 2019 y al poco tiempo frenamos, siento que hasta el momento nunca les dimos el impulso que por ahí necesitaban.

D - Igual a mí me gustaría también decir que estas dos canciones forman parte de un repertorio que de alguna manera subvierte un poco el título que convoca ¿no? Canciones republicanas de la Guerra Civil Española y tocás canciones que inventaste vos ¿Cómo es? Bueno, pero también el show tiene otras subversiones. O sea, esto nosotros lo plasmamos y lo grabamos porque es algo muy nuestro, y la gente que viene a ver el espectáculo se encuentra con estas otras cosas que escapan al repertorio convocante, pero que tienen que ver con un espíritu de lucha…

Ch - Claro, no es que tocamos “Vamos a la playa, oooh oohh oooh…” (risas)

¿Cuándo fue que decidieron volver?

Ch - El 30 de diciembre nos juntamos en lo de Freddy y brindamos por año nuevo diciendo “Vuelve el Club” y en marzo arrancamos a ensayar. El día que vimos los resultados de las PASO empezamos a hablar, fue literalmente así.

D - Me da gracia que entre nosotros dijimos el 30 de diciembre “Volvemos”... ¡Y nos tomamos dos meses de vacaciones! (risas)... Empezamos a ensayar en marzo, porque es cuando puede, como decimos siempre. Funciona así.

¿Cómo surgió la relación con la gente del Club Atlético Fernández Fierro?

D - Una vez yo hice una canción que era muy para nosotros, que habla de la amistad. En esa canción decía: “Y las noches de miércoles del CAFF soñando entre vinos mil orquestas”. Es un sueño para nosotros tocar en el CAFF. Conocemos a Orquesta Fernández Fierro de hace al menos 17 años y el lugar para nosotros es como tocar en Obras... Siempre nos recibieron bien porque es una gente bárbara. Es una cooperativa trabajando de una manera muy especial ¿viste? Tienen una sintonía bastante parecida a la nuestra. Se nos fue haciendo como un lugar de refugio, de sentirnos cómodos… No es fácil, a veces puede haber lugares bárbaros que son una gran “vidriera”, con mucho renombre y una publicidad asociada pero te dan tres aceitunas y tenés que tocar y te tenés que ir inmediatamente… El CAFF es cómodo y es buena onda… Igual hemos tocado en un montón de lugares y no descartamos ninguno. Volvimos al CAFF porque es el lugar de donde nos despedimos, se volvió una referencia para el Club. Pero tocaremos también en otros lugares, el viernes 21 de junio vamos a estar tocando en un show por los 35 años de FM La Tribu, tenemos pensado ir a la costa en octubre…

El concepto de libertad tiene la carga simbólica del pensamiento libertario de principios del siglo XX, del anarquismo, y ahora nos encontramos ante un Gobierno que utiliza esos conceptos en otro sentido diametralmente opuesto ¿Qué es la libertad para ustedes?

M - En general, no sé si tengo un concepto pero lo seguro es que no es lo que nos dicen ahora que es, de eso no hay dudas. Fue todo un tema de discusión al principio: “Che ¿nos tenemos que cambiar el nombre ahora que es casi una mala palabra libertad?”. Y la conclusión fue que no, no nos van a sacar la palabra.

Fr - Nosotros la usábamos antes y significa otras cosas, así que nos quedamos con el nombre y creo que el “subtítulo” del show del CAFF es “Volvimos, reivindiquemos el sentido de la palabra libertad” o algo por el estilo.

M - Para mí personalmente es la libertad de poder expresarnos y juntarnos a hacer lo que nos gusta cuando podemos…

Con todo este repertorio, con Rojo y negro que es el título del disco, en el marco de la revolución española y la guerra, se acercan al ideario de un socialismo más libertario ¿Qué es el socialismo para ustedes?

R - Para mí tiene que ver con las ganas de cambiar estas realidades que tenemos, de crear un mundo nuevo, para mí es eso el socialismo. Aunque creo que trasciende al socialismo, está en nuestros corazones el querer crear un mundo nuevo donde sea que estemos. Un mundo nuevo desde lo humano, desde la solidaridad, desde la lucha…

Ch - No apichonarnos y no dejarnos creer que separarnos individualmente a cada uno por su lado elimina las ideas ¿no? Y la lucha colectiva también, no cayendo en este individualismo que nos venden como lo único posible, como la única salvación.

D - Y hay algo de la identidad, de la identificación como colectivo histórico: somos de la clase trabajadora. Hay veces que me parece que hay que decirlo así directo: ¿Sos un mega multimillonario que heredaste y que no necesitas trabajar? ¿No? Entonces somos lo mismo, estamos en el mismo lugar, tenemos que tirar para el mismo lado. Estamos en el mismo barco y nuestras condiciones materiales de existencia son cada vez peores y eso tiene que ver con una manera de cómo funciona la cosa. ¿Vamos a dejar que la cosa siga funcionando igual? ¿O vamos a buscar alguna alternativa? ¡Algo! Llamémosle socialismo, llamémosle ideas -no voy a decir “libertarias” para evitar confusiones- ideas anarquistas, o ideas comunistas… Llámenlo como quieran pero hay algo ahí que es material ¿Con quién te vas a identificar? ¿Con el dueño de la empresa o con el que no llega a fin de mes y no tiene para comer? Bueno, para mí tiene que ver con eso. Y eso no es solamente comer, tener un techo, es también cantar. Cantar una canción que no vaya en contra mío, que vaya en el camino a una verdadera libertad, una libertad que es colectiva, no es individual. Son canciones de clase obrera… Para mí va por ahí el socialismo.