En el peor momento de la pandemia la multinacional impulsa retiros voluntarios al personal que se encuentra en los grupos de riesgo, son despidos encubiertos, puestos de trabajo que se pierden en medio de una importante crisis sanitaria y económica.
Lunes 31 de agosto de 2020 09:00
Mientras el país atraviesa una importante crisis, Coca-Cola pertenece a los sectores de la economía que nunca pierden. En plena pandemia la planta produce al tope de su capacidad instalada (salvo unas pocas líneas que operan con turnos reducidos). Pero los que siempre terminan perdiendo y viendo deterioradas sus condiciones de trabajo y de vida son los trabajadores. En los últimos años todos los trabajadores de Coca-Cola Femsa fueron perjudicados de alguna manera. El sindicato y la lista Verde que conduce la comisión interna, se muestra cómplice frente a todos los ataques y se niega a tomar medidas para defender a los trabajadores.
Desde el 2015 hasta la fecha la multinacional realizó 180 desvinculaciones entre jubilaciones, retiros voluntarios, despidos discriminatorios de activistas y traslados compulsivos a otras unidades operativas. Además, hay más de 50 trabajadores temporarios que se incorporaron a la planta en momentos de mayor producción y que hace años la empresa dejó en la calle escudándose en la precarización laboral de esos trabajadores que no eran efectivos sino contratados por temporada. De esta manera, sufren quienes perdieron su fuente de trabajo y también quienes continúan trabajando en extensas jornadas de 12 horas ya que aumentan los ritmos de trabajo con decenas de personas menos en los puestos, generando una recarga extrema de tareas y una mayor flexibilización laboral dentro de la empresa. Estas reducciones del plantel también afectaron significativamente a las contratistas y tercerizadas que realizan tareas en el comedor de planta, limpieza de las instalaciones, mantenimiento de maquinarias y lubricación donde trabajan con menos personal o directamente no se les renovaron los contratos a las empresas.
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También puede verse como son perjudicados los trabajadores de planta en el constante cambio de turnos y sectores, en el aumento insoportable de los ritmos de trabajo y en la sobrecarga de tareas que se sufre cada día más. Esta, es la total irracionalidad de los empresarios que, con tal de seguir maximizando sin límites sus ganancias, deja en la calle a decenas de trabajadores y sus familias y a la vez, recarga y empeora cada vez más las condiciones de trabajo de toda la planta.
Como hemos informado en otras oportunidades, en Coca-Cola Femsa hubo 40 trabajadores afectados por el Covid-19 debido a la falta de medidas de prevención de parte de la empresa y hay más de 80 trabajadores con licencia por ser de alto riesgo. En los últimos días los CEOS de la multinacional, comenzaron a llamar a los mayores de 60 para proponerles un arreglo y desvincularlos de la empresa. Otra vez, Coca-Cola reduce puestos de trabajo vía retiros voluntarios que son despidos encubiertos porque desafectan trabajadores llegando a un arreglo económico y son puestos de trabajo que se pierden. Son trabajadores que tienen muchos años de antigüedad, muchos de ellos tienen problemas de salud producto de trabajar años en turnos rotativos de 12 horas.
Coca-Cola Femsa tiene en su haber, el incumplimiento judicial que da orden a la reinstalación de 6 trabajadores de la planta Alcorta desde hace más de un año. Muchos de estos trabajadores pertenecen a la agrupación Marrón, cuentan con un largo historial de defensa del conjunto de los trabajadores y siguen peleando por sus puestos de trabajo.
Coca-Cola tiene que cumplir los fallos judiciales, dejar de hacer maniobras que demuestran su política de discriminación, reinstalar a los trabajadores en sus puestos de trabajo.
Las multinacionales quieren salir de la pandemia aplicando en los hechos puntos de la reforma laboral
Podemos ver otros conflictos que también nos muestran esto, como por ejemplo en Dánica, plantas Llavallol y Villa Mercedes (San Luis), los trabajadores arrastran días de protesta, porque el grupo Beltrán amenaza con despidos ilegales. Quieren avanzar con la reforma del convenio atentando a las condiciones de trabajo y salarios de los trabajadores de planta.
También vemos el caso de La Salteña ubicada en el Parque Industrial de Burzaco, que lleva más de 50 casos de Covid-19 entre sus trabajadores y se niega a garantizar condiciones protocolares frente al alza de contagios en la planta. Como también amenaza con imponer turnos de 12 horas. Vemos también el caso de los trabajadores de Gate Gourmet que luchan contra los despidos de 190 de trabajadores contratados, en contra de rebajas salariales que estos empresarios quieren llevar adelante. Los trabajadores de la salud que en el marco de la pandemia ponen en riesgo sus vidas día a día y sus cabezas sindicales, por las espaldas les negocian paritarias a la baja.
¿Y el Gobierno, qué hace frente a esto?
El gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, piensa la pospandemia, ¿pero con quiénes? Días atrás se reunió con el predicador de “golpes de Estado” Eduardo Duhalde y con referentes del sector empresarial con quienes “avanzaron en acuerdos para el desarrollo productivo". Planes de reformas laborales encubiertas y flexibilización como ya están impulsando todas las grandes empresas mientras el gobierno mira para otro lado. En todos los ejemplos que mencionamos anteriormente el Ministerio de Trabajo de la provincia está notificado y conoce muy bien lo que está pasando pero la decisión política del gobierno provincial es dejar hacer a los empresarios para seguir amasando fortunas mientras los que siguen perdiendo son los trabajadores.
Otro gran cómplice de las empresas son los sindicatos traidores, la gran mayoría peronistas y aliados al gobierno de Alberto Fernández y Axel Kicillof. Es urgente y necesario que en cada lugar nos organicemos para imponer a esos sindicatos que tomen las medidas necesarias para defender a los trabajadores, es urgente la convocatoria a medidas y a un plan de lucha que incluya paros y asambleas para decir entre todos cómo llevar adelante la defensa de nuestras condiciones.
Tenemos que exigir que los sindicatos se planten con medidas concretas para decir: