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Red Internacional
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Tribuna Abierta. Colombia: un proceso de paz irreversible, en medio de bombardeos

El asesinato de 11 militares en una zona rural con presencia de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionaria de Colombia, FARC, ha puesto una vez más en el centro de la discusión las negociaciones que adelanta este grupo armado con el Gobierno de Juan Manuel Santos en La Habana, Cuba.

Sábado 18 de abril de 2015

Fotografía: EFE / Ernesto Mastrascusa

Una semana después de las multitudinarias marchas del 9 de abril, organizadas por el Gobierno de Santos y sectores de izquierda como el Partido Comunista, la Marcha Patriótica y el Polo Democrático, como respaldo al proceso de paz, los hechos ocurridos han puesto a la defensiva a quienes apoyan la reinserción de esta guerrilla al régimen.

El día 14 de abril, un batallón de la Brigada Móvil 17 del Ejército patrullaba por la vereda la Esperanza del municipio de Buenos Aires, en el Departamento del Cauca, al suroccidente del país. Esta es una zona en la que hace presencia la Columna Miller Perdomo de las FARC, que atacó a los soldados, que ocupaban la cancha de fútbol de la vereda, hasta el mediodía del día 15 de abril. El resultado fue de 11 soldados muertos y 22 heridos.

Acciones y reacciones

De inmediato, Juan Manuel Santos escribió en su cuenta de twitter: “Lamento muerte de soldados en Cauca. Esta es precisamente la guerra que queremos terminar”. Mensaje que fue ripostado por su principal opositor, el ex presidente de extrema derecha Álvaro Uribe Vélez, por la misma red social: “Santos, no nos engañe más por favor, no justifique el asesinato de nuestros soldados con el cuento de la ‘guerra que quiere terminar’".

De inmediato, los distintos sectores políticos rechazaron el ataque, la derecha señala que este es el resultado del cese de los bombardeos aéreos ordenados por el Gobierno de Santos a principios de año, los sectores de izquierda y organizaciones defensoras de derechos humanos critican a la cúpula de las Fuerzas Militares por enviar a este batallón a una zona de control guerrillero e incluso acusan al estamento militar de haber provocado el hecho para sabotear el proceso.

Recordemos que en noviembre de 2014 los diálogos de paz se suspendieron por el secuestro del general Rubén Darío Alzate y otras dos personas que se adentraron a las selvas del Chocó, lo que obligó a las FARC no solo a devolverlos sino a declarar un cese unilateral del fuego de manera indefinida. A principios de año, el Gobierno de Santos declaró el cese de bombardeos aéreos como respuesta al cumplimiento de las FARC al cese del fuego.

Pero tras los hechos del Cauca, Santos ordenó el reinicio de los bombardeos aéreos.
Por su parte, las FARC, a través de su principal dirigente, Timochenko, manifestó a través de un comunicado que los diálogos "no pueden romperse por ningún motivo" e insistió en la propuesta del cese bilateral del fuego.

Lo irreversible del proceso

El proceso de paz que en la actualidad se adelanta en Cuba tiene como objetivo la desmovilización de las FARC y su reinserción al régimen político. En La Habana no se están negociando reformas sociales, ni la política educativa, ni el sistema de salud, ni la privatización de los servicios públicos domiciliarios. Los cinco puntos del preacuerdo se mantienen: política agraria para zonas de presencia guerrillera, participación política de las FARC, dejación de armas, narcotráfico y víctimas del conflicto armado.

Esta agenda ha avanzado y ya se abordaron los cinco puntos, quedando pendientes el problema de la reinserción de los insurgentes y lo que sería la justicia transicional para ellos y el mecanismo de refrendación de estos acuerdos, lo que ha hecho que se califique de irreversible el proceso con las FARC, como lo asegura Timochenko en su última declaración.

Frente al primer tema, el ex presidente César Gaviria ha propuesto una ley de amnistía general para guerrilleros, militares y empresarios que financiaron a los grupos paramilitares, iniciativa acogida incluso por la oposición de extrema derecha. En cuanto a la refrendación de los acuerdos, el Gobierno de Santos había aceptado la posibilidad de una asamblea constituyente después de las movilizaciones del 9 de abril.

Lo contradictorio es que los trabajadores y las franjas más empobrecidas de la población apoyan el proceso de paz para que termine la guerra, pero no tienen ninguna expectativa en que esos diálogos logren cambios que reduzcan la desigualdad social del país.

Hasta el momento, los diálogos se han mantenido en medio del fuego cruzado, a pesar del asesinato de Alfonso Cano en medio de la instalación de las negociaciones, el no cumplimiento de los plazos de la agenda y de acciones como el secuestro del general Alzate o los hechos del Cauca.

Lo que demuestra que este es un proceso irreversible de incorporación de la guerrilla al régimen y que así como medio siglo de conflicto armado no sirvió para el avance de las organizaciones de los trabajadores y las masas en el país, tampoco les servirá un proceso de paz que no significa ningún cambio para las condiciones económicas y sociales de la población colombiana.