Las denunciantes que llegaron a la instancia de juicio recibieron mucho apoyo de parte de organizaciones de mujeres, ante los ataques y escraches contra ellas en redes y medios que llevaron adelante organizaciones ligadas a la Iglesia y que reciben sostén estatal. Una red de complicidad que muestra la urgencia de la separación de la Iglesia y el Estado.
Jueves 4 de agosto de 2022 11:35
Fotos: Estefanía Grosso - Enfoque Rojo
Con una gran cantidad de policía en las inmediaciones, dio inicio este miércoles 3 el juicio a Juan Matías Bongiovanni, acusado por "abuso sexual gravemente ultrajante agravado por la guarda", a partir de las denuncias de dos ex alumnas. Otras dos denunciantes no llegaron al juicio porque habrían prescrito las denuncias por la cantidad de años transcurridos, pero testificarán dando cuenta del modo en que actuaba el denunciado junto a una decena de testigos.
Se trataba de ex alumnas de colegios secundarios religiosos, menores de edad al momento de los hechos, que habían formado parte también de proyectos de voluntariado del Grupo Aclaró, que dirigía este docente. Además de desempeñarse en colegios como el San Francisco de Asís, la Asunción y otras instituciones confesionales, Bongiovanni está ligado también a un hogar que es parte de la red de Cáritas.
Las denunciantes hace meses vienen enfrentando una campaña furibunda en redes sociales con decenas de perfiles que las insultan, páginas con consignas como "basta de falsas denuncias" que han llegado a compartir sus nombres, apellidos y fotografías con insultos y agravios de todo tipo. Ellas han expresado ya que esa campaña tiene relación con las instituciones religiosas que amparan al denunciado, desde perfiles como el de la ONG Joshua, un modus operandi que se repite en muchísimos casos que involucran a distintas alas de la Iglesia.
Y, como graficando la profundidad de la ligazón entre Iglesia y Estado, no solo ninguna autoridad eclesiástica expresó ningún tipo de acompañamiento a las denunciantes sino que incluso el párroco del Penal de Saavedra intercedió en favor del denunciado, y la ONG Joshua, que se dedica a defender a "hombre acusados injustamente de abuso sexual", recibe apoyo de la Municipalidad de Bahía: recientemente anunciaron que incluso les brindaría un espacio físico. Ante estas redes de complicidad es más clara que nunca la necesidad de seguir la pelea por la separación total de la Iglesia y el Estado.
Las sesiones del juicio por jurado continuarán, en los tribunales de Estomba 34, hasta el sábado 6 de agosto, y ellas han pedido acompañamiento a las organizaciones de mujeres, sociales y políticas para transitar estos días difíciles.
La referente de la Red de Violencia de Género local, Nora Dinoto, que estaba presente al comenzar el juicio, expresó su apoyo a las jóvenes denunciantes: "Las chicas por sí solas no pueden exponerse a una situación de este tipo. ¿Con qué necesidad falsear este tipo de denuncias? Ha sido muy traumático el proceso de develamiento de ellas. Este se ha aliviado un poco porque lo han transitado en grupo."
Con respecto a la acción de las instituciones ligadas a organizaciones religiosas Nora decía que "no es solamente en Bahía Blanca, es en el país, es en el mundo realmente cuando uno cuestiona este tipo de silenciamiento o encubrimiento del recurso institucional eclesiástico, ¿no? yo creo que bueno, esta situación interpela a todos los sectores y está en esos sectores asumir el compromiso y poner la palabra donde la tienen que poner para decir basta, esto no puede volver a pasar. (...) En otras ciudades del país se están dando situaciones muy similares a estas de colegios religiosos, de jóvenes, de denunciantes, que bueno, pueden poner en palabras lo que han transitado cuando eran estudiantes secundarias."
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