La campaña hacia el plebiscito inicia en un momento donde el gobierno se encuentra en una crisis política y mantiene un enorme rechazo popular. A su vez, "se viene Marzo" con diversas movilizaciones convocadas donde pueden retomar las calles a la escena. Hoy más que nunca, debemos retomar el camino del 12 de noviembre, para imponer una verdadera AC libre y soberana, sin Piñera y para poner fin a las herencias de la dictadura.

Pablo Torres Comité de redacción La Izquierda Diario Chile
Miércoles 26 de febrero de 2020
El día de hoy comienza oficialmente el período electoral de cara al plebiscito del 26 de abril, emanado tras el "Acuerdo por la Paz y Nueva Constitución" del 15 de noviembre, acuerdo que fue firmado por la mayoría de los partidos tradicionales (desde la UDI hasta el Frente Amplio) después de huelga general del 12 de noviembre, la más grande desde el retorno a la democracia, y que puso a Piñera y a este régimen heredero de la dictadura contra las cuerdas. De continuarse esa perspectiva, se podría haber echo caer a Piñera y este régimen, e impuesto una salida favorable al pueblo trabajador con una Asamblea Constituyente Libre y Soberana como gritaban las calles, a lo cual se negaron las direcciones sindicales como la CUT o Mesa de Unidad Social para entrar a negociar con el gobierno del 6% o presionar al parlamento del 3%, que buscan una y mil maniobras para sacarnos de las calles mientras nos matan, mutilan y encarcelan.
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La campaña hacia el plebiscito inicia en un momento donde el gobierno se encuentra en una crisis política y mantiene un enorme rechazo popular (según la CEP, solo tiene un 6% de aprobación, la mas baja de la historia), y se están convocando diversas movilizaciones ahora en Marzo, donde en diversos lados se escucha "se viene Marzo" dando cuenta que será un mes que pueden retomar las calles a la escena política considerando el apoyo popular a las movilizaciones (e inclusive la simpatía que genera la "primera línea" de combate) e incrementarse los niveles de radicalización, en un momento delicado para el gobierno y el régimen, que teme ir perdiendo el control hacia el plebiscito del 26 de abril. Mientras este gobierno nos ofrecen parches en pensiones, salud y salarios que no resuelve nuestras aspiraciones; lo único a lo cual no escatima recursos es en buscar más represión hacia las movilizaciones, con leyes criminalizadoras, fortalecimiento de la policía asesina o buscar mayores facultades para las fuerzas armadas.
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El plebiscito del 26 de abril constará de dos papeletas. En la primera están presentes las opciones: Apruebo o Rechazo una nueva Constitución. Mientras que en la segunda papeleta, qué tipo de organismo redactará la nueva constitución en caso de aprobarse: si una "Convención Mixta" (formada en un 50% por parlamentarios en ejercicio y 50% de representantes electos en las elecciones de Octubre), o una "Convención Constitucional" (donde quienes redacten la nueva constitución serán 100% electos en octubre.
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La campaña se desarrollará en las calles, casa por casa o a través de los medios de prensa. Los spots televisivos, dominados por los grandes partidos tradicionales con representación parlamentaria, iniciarán el 27 de marzo. Según la última encuesta Cadem, ligada al gobierno, el 67% está a favor de una nueva Constitución, frente a un 27% que se manifiesta en contra, y en la segunda papeleta diversas encuestas muestran un panorama dividido. Todo esto va acompañado de una enorme campaña de desinformación de los grandes medios ligados a los partidos del régimen.
El plebiscito no solo es una trampa porque lleva a un "proceso constitucional" totalmente amarrado por los viejos partidos del régimen que impusieron unas reglas para que no se toque el "modelo" (los 2/3 de quórum, que le entrega poder de veto a la derecha en todos los temas fundamentales; el respeto a los tratados de libre comercio ratificados por Chile que protegen las inversiones extranjeras, o sea el saqueo y la expoliación de nuestros recursos así como pensiones, salud y educación; la revisión de las votaciones por parte de la casta de la Corte Suprema; la limitación exclusivamente a redactar una nueva constitución sin ningún poder, limitados por el Congreso, Gobierno y Poder Judicial que siguen ejerciendo; restringe el voto y elección a mayores de 18 años, dejando fuera la generación que abrió la rebelión como los secundarios). También, porque deja fuera de cualquier opción la Asamblea Constituyente Libre y Soberana, es decir, una Asamblea impuesta por la propia movilización del pueblo trabajador y que esté por encima de todas las instituciones actuales de este régimen heredero de la dictadura, y no tener ningún límite para votar y resolver nuestras necesidades, donde impongamos medidas básicas como la nacionalización de los recursos naturales y estratégicos para salarios, salud, educación, vivienda, poniendo fin a las AFP y a todo el saqueo que hacen los grandes monopolios en nuestro país.
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Buscan no solo que no se exprese la voz de las calles, sino mantener este sistema de privilegios en beneficio de los grandes empresarios, extranjeros y nacionales. Porque lo que hemos gritado en las calles "no son 30 pesos, son 30 años" no apunta a cambios cosméticos y parciales para que todo siga igual, sino que es para terminar con la precariedad y miseria de este sistema, con pensiones y salarios de hambre, la salud y educación privatizadas con hospitales públicos precarios donde nos morimos esperando en listas de espera. Estas opciones no están en la papeleta, y el "proceso constitucional" impuesto para sacarnos de las calles, busca que no se termine con estos más de "30 años" de herencia de la dictadura de Pinochet.
El plebiscito es la principal apuesta del asesino Piñera para desactivar la crisis, terminar su gobierno y mantener este sistema intacto. Sin embargo, si "se viene marzo" con el retorno de las calles, pondrá en aprietos esta jugada. Mientras la derecha se ha dividido en torno al "rechazo y apruebo", la centro-izquierda de la ex Concertación llama a apoyar el "Apruebo" buscando que sea un nuevo desvío que permita recomponer este régimen. El Partido Comunista viene impulsando el “apruebo” y Convención Constitucional, llamando a marcar AC en la papeleta. Sin embargo, se niega a impulsar la lucha por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, sin Piñera ni este régimen e impuesta por la movilización de la clase trabajadora y el pueblo.
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Las cúpulas burocráticas de las organizaciones de masas como la CUT y Mesa de Unidad Social (ligadas al Partido Comunsta y el Frente Amplio) mientras llaman a hacer "unidad con la oposición" en torno al aprueblo, o sea a la unidad con los viejos partidos concertacionistas que consolidaron la obra de la dictadura, se niegan a la unidad de la clase trabajadora retomando el camino del paro nacional del 12 de Noviembre y a impulsar un plan de lucha y asambleas en todos los lugares de trabajo y estudio. Ahora en marzo, ni siquiera han convocado al paro efectivo para el 8-9 de marzo donde está convocada la "huelga feminista", sino tibios llamados a movilizarse por redes sociales, sin paro ni asambleas ni organización de base. Tampoco han convocado a ninguna otra convocatoria siendo que son muchos los llamados a movilizarse. Menos aún un nuevo paro nacional, para retomar el camino del 12N, para que se vaya Piñera y para imponer una Asamblea Constituyente Libre y Soberana donde podamos discutir todas nuestras demandas y aspiraciones, para cambiar a Chile de raíz.
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Desde el Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR), quienes impulsamos La Izquierda Diario, venimos luchando con una campaña por una Asamblea Constituyente verdaderamente Libre y Soberana, que pueda decidir sobre cualquier tema con tal de asegurar la satisfacción de las demandas de manera completa, sin limitaciones ni organismos de ningún tipo que limiten sus decisiones, sin quórum de 2/3, sin tratados internacionales que limiten la soberanía y garanticen el saqueo, sin Piñera asesino.
Para lograr esto hay que retomar el camino del 12 de noviembre, luchar por la unidad y la fuerza de la clase trabajadora junto a la juventud, las mujeres y el pueblo mapuche, con un plan de lucha y paros efectivos convocados desde los sindicatos y organismos como la CUT y Mesa de Unidad Social. A la vez que damos esta pelea, luchamos para desarrollar la auto-organización democrática de las y los trabajadores, la juventud y el pueblo movilizado, luchando por unificar las asambleas y poner en pie organismos de coordinación como el Comité de Emergencia y Resguardo de Antofagasta, la Coordinación del Hospital Barros Luco, las Asambleas Territoriales y otros organismos que puedan surgir, que permita superar a las burocracias y retomar la pelea por un Chile de las y los trabajadores.

Pablo Torres
Dirigente nacional del Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR). Autor y editor del libro Rebelión en el Oasis, ensayos sobre la revuelta de octubre de 2019 en Chile, Edición Ideas Socialistas, 2021.