Ordenada por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) y los empresarios agrupados en Mexicanos Primero, la reforma educativa de Peña Nieto y los partidos del Pacto por México, aprobada en 2013, constituye una ofensiva en regla contra la educación pública y los derechos de los trabajadores de la educación.
Arturo Méndez Agrupación Magisterial y Normalista Nuestra Clase
Maestra Teresa Aguilar Maestra de secundaria, Agrupación Magisterial y Normalista Nuestra Clase
Sábado 14 de abril de 2018
¿En qué condiciones entramos los maestros que venimos de licenciaturas?
Con la reforma educativa, los egresados de licenciatura podemos competir por una plaza magisterial presentando un examen de oposición de opción múltiple.
Para ello la SEP (Secretaría de Educación Pública) publica guías de abundantes textos que una sola persona no puede abarcar en el tiempo que sale la convocatoria hasta el momento de presentar el examen.
Además, el contenido es escasamente pedagógico y no ayuda a prepararte para estar en un aula frente a un grupo de estudiantes. Los maestros egresados de licenciaturas no recibimos capacitación en este sentido y no tenemos la oportunidad de recibirla dentro de nuestro horario laboral como debería ser, sino que nos vemos obligados a buscarla por nuestra cuenta y a veces incluso por medios privados, lo que implica un costo que para el valor de nuestro salario es muy alto.
Menos derechos para los de nuevo ingreso
Mientras para los maestros de mayor antigüedad la reforma significa pérdida de derechos y conquistas, como la plaza base (estabilidad laboral) y la promoción mediante escalafón (es decir, por antigüedad y por méritos presentados a lo largo de la labor docente y no mediante un examen, para los de nuevo ingreso implica comenzar la vida laboral en el magisterio ya sin derechos, precarizados de entrada; algo que en la escuela te recuerdan todo el tiempo, tienes que hacer tus evaluaciones para que no te echen o te castiguen privándote de la docencia, mas nunca te dicen cuáles son tus derechos y cómo puedes hacerlos valer en caso de verte afectado por la ley que los partidos patronales aprobaron.
Otra diferencia entre los maestros que tenían base definitiva antes de la aprobación de la reforma y los de nuevo ingreso, es que si los primeros no aprueban la evaluación del desempeño docente en tres ocasiones, se les puede reubicar en un área administrativa, mientras que los segundos seríamos dados de baja automáticamente.
Junto a ello, los maestros de nuevo ingreso estamos obligados a presentar una evaluación diagnóstica al primer año de servicio, y nuestra primera evaluación para la permanencia al segundo año, para después ser evaluados, por lo menos, cada cuatro años como todos los demás, según la Ley General del Servicio Profesional Docente (LGSPD).
Esto de ser evaluados dos veces en tan poco tiempo hace que la carga administrativa -las planeaciones y sus modificaciones en materia de inclusión y el diagnóstico- tanto como las actividades extraordinarias -como concursos, muestras pedagógicas y ceremonias- sean un martirio en la labor de prepararte para la evaluación, porque es obligatorio tomar cursos que nos instruyan en la reforma educativa y es obligatorio llevar"tutoría", presencial o en línea, que más que un apoyo para la formación docente resulta ser una mayor carga que implica largas jornadas de horas de trabajo fuera del horario laboral.
La reforma educativa nos afecta a todos
De cualquier manera, la perspectiva que contempla la reforma es la de renovar la totalidad de la planta docente, para que de esta manera el conjunto del magisterio, quede sujeto a perder el empleo si no se aprueba en tres ocasiones la evaluación.
Por otra parte, además de la precarización de las condiciones laborales, algo que también afecta a todos los maestros y a los alumnos es que con la autonomía curricular del nuevo modelo educativo (2018), los maestros nos vemos obligados a impartir"clubs"; o pequeños talleres además de las asignaturas para las que fuimos contratados.
Con la autonomía curricular, los empresarios que formen parte del Consejo de Participación Social tienen la posibilidad de designar los contenidos que consideren pertinentes para los alumnos, haciendo de la educación básica un medio para preparar a los alumnos como futuros trabajadores al gusto de los patrones, a riesgo de perder conocimientos que a ellos les parezcan superfluos. Se trata de contenidos que los maestros debemos implementar en nuestros planes de clase aunque no estemos de acuerdo o sean conocimientos para los que no hemos sido formados, teniendo que buscar, nuevamente, apoyo fuera de nuestro horario laboral.
Encima, la reforma acaba con cualquier tipo de contratación colectiva, dejando en la indefensión a los trabajadores de la educación, pues establece que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación no podrá intervenir si los maestros somos despedidos o reubicados por no aprobar la evaluación, y tampoco podremos recurrir a ninguna otra instancia legal, en el caso de que nos despidan por no presentar el examen. Así, la reforma enfrenta al maestro aislado, como individuo, frente al aparato estatal, despojándolo legalmente de la posibilidad de defenderse como parte de un colectivo.
En el fondo, la reforma educativa, a través de la LGSPD significa, en el terreno laboral, la liquidación de derechos para todos los maestros. Por eso, más allá de las divisiones impuestas por la reforma entre maestros con antigüedad y de nuevo ingreso, desde la agrupación Nuestra Clase consideramos que la unidad para la lucha es indispensable para enfrentar este ataque y echar abajo la reforma. Para organizarnos en la perspectiva de echar a los charros de nuestros sindicato y recuperarlo como herramienta de lucha y para exigir, en primer término, la reinstalación inmediata de todos los maestros cesados por no aprobar o no presentarse a la evaluación.