Treinta proyectos mineros, depredación ambiental, la mentira de la "minería verde", la cercanía con el poder y un negocio multimillonario que enriquece a unos pocos y produce un desastre para la mayoría de los chilenos.
Martes 14 de septiembre de 2021 09:47
Chile es un país con una enorme cantidad de recursos mineros de alta importancia, cualidad que lo hace un blanco jugoso para empresas nacionales y multinacionales. Esto se refleja en los más de 30 grandes proyectos ligados a la minería de cobre, litio, hierro, oro y molibdeno, repartido entre varias compañías.
Si bien la minería en Chile es considerada un pilar fundamental de la economía, generando gran cantidad de ingresos al PIB tanto por la producción y sus procesos derivados como transporte, inversiones extranjeras, etc. Sabemos ya que Chile es un país sumamente desigual económicamente, reflejado en que la mayor parte de los recursos se concentra en un par de familias consideradas dueñas del país. Esta característica es invisibilizada con el argumento del PIB, ya que el gobierno lo trata como un indicador general de la economía chilena.
El extractivismo minero lleva formándose en Chile con las salitreras como forma de economía exportadora que históricamente ha sido dirigida por el capital extranjero y que ha evolucionado a lo que conocemos ahora. Si bien el trabajo minero es uno de los mejor pagados, es indiscutible que esto es por la gran cantidad de intereses detrás, ya que le genera montones de ganancias a empresaries internos y extranjeros, que no correrán el riesgo de que sus trabajadores entren en huelga o en paro, además de evitar cualquier tipo de reclamo y análisis del proceso de contaminación que lleva de la mano.
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Destrucción medioambiental
Esto depreda de manera irremediable todo ecosistema sobre el cual trabaje la minería, derivando también en daños sobre los ecosistemas circundantes.
Esta es una de las grandes críticas que ha estado tomado fuerza con la aprobación de la minera Dominga, de la empresa Andes Iron SpA, por parte de Comisión de Evaluación Ambiental (Coeva) de Coquimbo y con los últimos balances respecto al calentamiento global según informes de la ONU con el IPCC (Panel Intergubernamental del Cambio Climático), son grandes las consecuencias medioambientales que este tipo de proyectos conllevan.
Tomando el mismo ejemplo de Dominga, de entrar en funcionamiento significaría un daño irremediable al Archipiélago de Humboldt ubicado en la región de Coquimbo, donde se situaría el proyecto minero.
El Archipiélago de Humboldt es el hogar de 14 especies distintas de cetáceos; entre ellos la única colonia del Delfín Nariz de Botella de Chile, el mamífero marino más pequeño del planeta; el Chungungo, 122 especies de aves; siendo una de ellas el Pingüino de Humboldt, 68 especies de peces y 180 macroalgas e invertebrados. Este ecosistema es habitado por hasta 560 especies distintas.
Andes Iron asegura que la minera no dañaría directamente las reservas donde habitan estos animales, sin embargo, la minera se ubicaría en el principal lugar de alimentación del Pingüino de Humboldt, comprobando la afirmación de que estos proyectos dañan también los ecosistemas aledaños, con eventuales e inevitables derrames de hidrocarburos, sedimentos y hierro, entre otros contaminantes, sin mencionar el proyecto portuario que incluye la minera, el cual invadiría el ecosistema con vehículos marinos de transporte de materias primas y también lo contaminaría acústicamente, desencadenando la desorientación de grandes mamíferos marinos, condenándolos a colisiones y probables muertes.
El proyecto minero Dominga ejemplifica la cruda realidad a la que está sujeta la minería en lo que a sostenibilidad medioambiental se refiere; el daño que conlleva la extracción de estas materias primas es irremediable a corto plazo, incierto a largo plazo y completamente inevitable.
Economía
El argumento que sale a la palestra con mayor frecuencia cuando se habla de los beneficios que conllevan las mineras es la reactivación económica, sin embargo esta reactivación estadística trae de la mano empleos precarizados con políticas de explotación laboral, la destrucción de las fuentes de ingresos de les trabajadores locales e independientes, como son la pesca o el turismo, y los grandes beneficios quedan, como de costumbre, en las manos de los grandes empresarios, accionistas y dueños de las mineras. Tomamos el ejemplo de mejillones en donde la pesca se ha dificultado de una manera dolorosa, en donde antes la comunidad pescaba alrededor de la misma zona pero ahora deben alejarse kilómetros para sacar algo de comida, donde además se ve claramente el nivel de contaminación en las aguas.
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No contentos con esto, los proyectos extractivistas generan en las comunidades una dependencia hacia ellos, al afectar de manera descarada las fuentes de alimento, tanto de pesca, ganado y cultivo, obligando a lxs trabajadores a traer alimento de otras fuentes, fuentes que coincidentemente tienen el mismo dueño que la minera. Economía redonda para el empresario.
Influencias políticas
No podemos descartar las influencias que ejercen las multinacionales sobre la política, un ejemplo de esto es la longeva amistad entre el presidente y el dueño del proyecto minero Dominga, de la familia Delano. Así mismo, lo vemos reflejado en la aprobación del proyecto minero dentro del parlamento, justo después del informe ambiental del IPCC que relata el estado crítico del medio ambiente. También existe una invisibilización, e incluso criminalización de las luchas ambientalistas que están en contra de estos proyectos.
Sebastian Piñera y Carlos Alberto “Choclo” Délano llevan una amistad que ha madurado por 50 años, desde que se conocieron en 1968 durante el periodo en que ambos estudiaban ingeniería comercial en la Universidad Católica. Cuando Délano fue puesto en prisión preventiva por delitos tributarios y soborno en el polémico caso Penta, el entonces ex-presidente Sebastián Piñera, aseguró que Délano “Es y va a seguir siendo mi amigo. Nos conocimos hace más de 40 años en la universidad, nuestras mujeres son amigas, nuestros hijos son amigos, nuestros nietos son amigos y eso no va a cambiar”. No es coincidente la hipocresía de agentes que suponen velar por el medio ambiente, como es Coeva de coquimbo que durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet (2017) rechazaba el proyecto para hoy aprobarlo categóricamente, si tenemos en cuenta los intereses políticos que estos grandes proyectos extractivistas de alta rentabilidad económica arrastran y la estrecha relación entre el presidente de Chile y el dueño del proyecto Dominga.
Mineras: empresas y dueños
El sector privado ha insistido en la trazabilidad de sus prácticas con el término de una “minería verde” para la justificación y aprobación de sus proyectos. Haciendo uso de conceptos de sostenibilidad, los empresarios de la minería limpian su imagen en sus sitios web y de prensa, en donde destacan las noticias favorecedoras hacia sus proyectos y con un carácter favorecedor, para dar la sensación de un aporte tanto económico y medio ambiental. En el fondo esto se transforma en una ilusión, dado de que de no ser por la gran cantidad de luchas populares, la contaminación, precarización y miseria que se vive alrededor de estos se habría mantenido tal cual era en 1800.
Solo entre 6 empresas mineras, que además tienen otros rubros, hay más de 30 grandes proyectos mineros, proyectos que mantienen una importante devastación ambiental y social a sus alrededores. Sumado a que esconden varias corrupciones que de saberse se verían gravemente afectados, un ejemplo de esto es Ingepromin, con la empresa Mantos de la luna, que ha hecho montoneras de cambios de nombre y divisiones de compañías que luego vuelven a unirse, todas bajo dirección de la familia Izquierdo Menéndez, descendientes de los responsables del genocidio Selk’nam, indultados por Pinochet y enriquecides por el sistema neoliberal.
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Andes Iron, manejada por la familia Delano, se encuentra presente en dos proyectos grandes, Dominga e Imán. Imán es un proyecto que comparten con minería activa, empresa multinacional cuyos dueños no logramos identificar, esta empresa tiene los proyectos de minería filipina, Imán, biolantánidos, pampa camarones y eco earth elements.
Amsa, cuyos dueños son la familia Luksic, es una empresa que maneja los proyectos de Atuncoya, los Pelambres, Centinela y Zaldívar, siendo además dueña de dos puertos de transporte minero, en Punta de chongo y en Mejillones y quiere llevar adelante más proyectos como son Encierro y Cachorro.
BHP es una empresa multinacional australiana con varios proyectos en latino américa, dueña de Spence y Escondida, dos proyectos mineros de gran envergadura.
Finalmente Codelco, empresa estatal de minería tiene varios proyectos mineros de gran tamaño, como El teniente, Andina, Chuquicamata, Gabriela Mistral, Ministro Hales, Radimiro Tomic, Salvador y ventanas.
Todos los proyectos aquí enlistados tienen un grave impacto ambiental, generan múltiples necesidades a los trabajadores y comunidades aledañas, hablan de progreso y sostenibilidad, minería verde, ilusiones que mantienen las ganancias de estos grupos empresariales, vendiendo además la solución a las necesidades que ellos mismos generan en la gente.