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Red Internacional
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POLITICA. Cómo llegan los candidatos del régimen a la inscripción

Este lunes 21 vence el plazo de inscripción de las candidaturas. Los resultados de las encuestas se mantienen estables desde hace meses, con Piñera en la delantera. Pero los resultados de la política son más fluidos.

Nicolás Miranda Comité de Redacción

Lunes 21 de agosto de 2017

La doble fuerza desestabilizadora de la derecha

Piñera está en la delantera, reflejando no solo las fuerzas políticas en Chile, sino en Latinoamérica, con gobiernos derechistas en Argentina, Perú y Brasil, en un arco que el ex presidente quiere afianzar como demostró en su reciente gira. La última encuesta Cadem lo mantiene bien adelante con 44%. Pero estos resultados, que pueden traducirse electoralmente, son más movidos en la política.

Los partidos de la derecha no pudieron acordar en las listas, teniendo que intervenir su candidato para asegurar una lista única. Evópolis fue el gran perdedor, incluso con la posibilidad de perder su legalidad como partido. Aunque la perspectiva de hacerse con el botín del Estado, mantuvo la disciplina. La candidatura de J.A. Kast agrega un factor de tensión –no electoral sino política- actuando como factor de presión para derechizar lo más posible la campaña y el Gobierno.

Pero la derecha aún así, contiene una doble fuerza desestabilizadora. Por un lado, prepara ataques: revertir los tímidos pasos dados en la gratuidad en educación; impedir cualquier reforma al sistema de pensiones que responda a las demandas de los últimos dos años; revertir los más que moderados cambios en la legislación laboral; impedir la legislación sobre el aborto; reforzar la represión, criminalización e impunidad para represores de ayer y de hoy. Todo esto habiendo desgastado –con Bachelet- las movilizaciones, pero sin derrotarlas.

Por otro lado, continuará dragando en el oscuro fondo del mar del régimen político tal como lo conocemos. Carlos Larraín insiste con su aspiración de atraer a un sector de la DC. El experimento del primer Gobierno de Piñera –con el Ministerio de Defensa para el ex DC Jaime Ravinet- no resultó. Pero ahora, con un sector entero, influyente, más organizado y decidido del falangismo por romper la Nueva Mayoría, las posibilidades son más probables.

Un centro electoral para el balance parlamentario

Los grupos de centro, Lily Péres y Andrés Velasco, con la intención de atraer a Felipe Kast, son una sombra electoral y política.

Pero probablemente su apuesta, además de mantener o acceder a los privilegios parlamentarios, sea el de constituir una pequeña fuerza electoral que les permita actuar como balance en el Parlamento, con alguna capacidad de negociación, trabando o facilitando proyectos de ley, a cambio de viejas o nuevas ventajas.
Aunque tendrá que actuar en un escenario de re-configuraciones políticas profundas que tendrá como protagonista a la Nueva Mayoría.

La incertidumbre de la Nueva Mayoría

La perspectiva más probable es el triunfo de Piñera en las presidenciales. Aunque no es descartable que Guillier pueda obtener el preciado trofeo, porque la votación en las primarias del Frente Amplio dio luces de los límites de su penetración electoral, pero fundamentalmente por un factor político: el nuevo conglomerado podría dividirse con un sector llamando en segunda vuelta a votar por Piñera que, plebiscito mediante, arrastre al conjunto con tal vez alguna baja.

Aún así, la apuesta pareciera ser a lograr una presencia parlamentaria fuerte, para preservarse como conglomerado, reagrupar las fuerzas hoy divididas, y reimpulsarse como la oposición a Piñera (y no pase lo del primer gobierno del candidato derechista, que la oposición estuvo en las calles con los estudiantes por delante).

Tan importante como la elección presidencial, serán las elecciones parlamentarias.

La Nueva Mayoría se terminó, dividida. La DC por un lado y, aunque afirmó un giro a derecha recubierto de “camino propio”, va con la Izquierda Ciudadana y el Movimiento Amplio Social (MAS). El resto, se inscribió incluso con otro nombre: “Fuerza de Mayoría”.

Pero está plagada de trampas. La DC como candidatura presidencial no tiene relevancia, pero sí para los puestos parlamentarios: con una buena votación y bancada, podría seguir disputando el perfil de la centro-izquierda más a derecha; en caso contrario, se impondrían los sectores que quieren inclinarse más a izquierda, terminando de afirmar el estallido y fin de la Nueva Mayoría.

Recientemente el fracasado ex G90 del PPD anunció la formación de un “frente socialdemócrata” al interior de ese partido en decadencia, pero abierto a otros partidos. La apuesta del PC de doblar su bancada podría fortalecerlo como partido, y a la vez engarzar con una proyección como ésta. El sector que Raúl Atria representa, también engarza en una perspectiva así, y los heridos que está dejando el PS, como ahora con la negativa de José Miguel Insulza de que lo cambien de circunscripción pasándolo de Atacama a Arica, mantiene revueltas las aguas en el partido de Bachelet, y por lo tanto posibilidades de que todo siga en movimiento, y un sector engarce también con esa posibilidad. Más marginalmente, ME-O insiste en ser parte de esos movimientos.

Un movimiento aún sin norte, pero que muestra que las aguas bajan turbias, y las elecciones sólo serán un episodio más en la reconfiguración de un régimen político agotado. Aunque, con un triunfo de Piñera, se moverá en un escenario más a la derecha, y tal vez, más polarizante.