Trabajadores del ’top manta’ denuncian persecución policial antes y después de la manifestación “Volem Acollir”, además de que sus organizadores intentaron impedirles estar la cabecera.
Arsen Sabaté Barcelona | @ArsenSabate
Lunes 20 de febrero de 2017
“Al principio nos dijeron que teníamos que estar delante pero justo al empezar la manifestación nos dijeron que nosotros atrás. Detrás de la gente para que no pudiéramos salir. Nosotros decidimos estar delante. Pero como somos “manteros”, somos refugiados olvidados, refugiados no reconocidos. Imagínate, están diciendo welcome refugiados y hay refugiados delante de tus narices (…) Dijimos que si no estábamos delante protestaríamos durante la manifestación. Al final estuvimos cuatro portavoces para demostrar que los refugiados ya están aquí”.
Estas denuncias fueron hechas por algunos de los portavoces del Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes durante la manifestación del pasado sábado en favor de los derechos de los refugiados en la que participaron más de 300.000 personas según los organizadores de la plataforma “Casa nostra, Casa vostra”, y unas 160.000 según la Guardia Urbana.
Por otra parte, mientras Ada Colau durante la manifestación explicaba a los medios su deseo de que Barcelona “se convierta en la capital de la esperanza, de la defensa de los derechos humanos y de la paz”, la Guàrdia Urbana perseguía a los ’manteros’ antes y después de la manifestación.
“Después de la manifestación, empezaron a perseguir a los manteros. Los han perseguido hasta la boca del Metro, según denunciaron después de la mani”, explicaba un trabajador del ’top manta’ a Izquierda Diario.
Abans d mani #volemacullir l'Urbana d Colau "neteja" d manters P. Cat. Aixo sí que es una Ciutat Refugi. Prou Racisme Institucional!! pic.twitter.com/w3xAe1WDi8
— Santiago Lupe (@SantiagoLupeBCN) 18 de febrero de 2017
Esto ocurre cotidianamente contra los trabajadores migrantes del ’top manta’ en la “ciutat refugi” del Ayuntamiento y Barcelona en Comú. Un refugio para las grandes empresas hoteleras y el turismo, que necesita limpiar la ciudad catalana con campañas dirigidas a personas migradas como el top manta, con cientos de detenciones (más de 100 al año), un “mantero” preso en la cárcel modelo, otros entregados al CIE y un hostigamiento permanente a esta venta ambulante llevada adelante en su mayoría por inmigrantes africanos.
Este incidente contra los manteros no es casual. Es parte de los límites del Manifiesto de la plataforma organizadora. Su objetivo era ejercer una mera presión sobre los gobiernos europeos y no denunciaba las reaccionarias leyes de extranjería que afectan especialmente a las personas inmigrantes de todo el Estado español.
Así lo denunciaron diferentes voces críticas que se hicieron sentir con cánticos y pancartas cómo “Abajo la ley de extranjería”, “Ninguna persona es ilegal”, “La ley de extranjería mata gente cada día”. Hubo varios bloques, como el de las personas inmigrantes, el de la desobediencia o de otros colectivos sociales, políticos y sindicales de izquierda.
Los “manteros” fueron parte de ese bloque crítico, ya que sufren diariamente las redadas policiales, torturas y palizas.
