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Red Internacional
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SALÓN NACIONAL DE LAS ARTES. Cómo opera la libertad en la obra de Natalia Rizzo

Entrevistamos a nuestra compañera y actual candidata del FIT, seleccionada nuevamente para participar del Salón Nacional de las Artes con su obra “Teatro emancipatorio ambulante - Operación Crisálida”. Hasta el 6 de Julio en el Palais de Glace.

Lucía Simone

Lucía Simone @LululuSimone

Viernes 23 de junio de 2017

Contanos, para quienes todavía no tuvieron oportunidad de ver tu obra, ¿qué es, de qué trata "Teatro Emancipatorio ambulante- Operación crisálida"?

Principalmente la obra es un teatrito portátil para mostrar diferentes tipos de piezas en video. Una instalación multimedia portátil. Un teatro de sombras automático que proyecta videos o video mapping, y en este caso en particular proyecta un video hecho con animación cuadro a cuadro. Tiene soberanía eléctrica posibilitando que sea utilizado en cualquier sitio. Así, además de poder ocupar una sala de exposiciones, puede proliferarse en las calles y espacios no institucionales/convencionales.

Todas las historias que se van a mostrar dentro tienen que ver con diferentes luchas de trabajadores y trabajadoras por conquistar sus derechos en el camino por terminar con la opresión.

Operación Crisálida, el video que contiene el teatrito para esta ocasión, es una pieza realizada con la técnica de animación cuadro a cuadro con dibujos, luces y sombras, que ilustra una lucha de trabajadoras textiles por la reducción de su jornada laboral que es extenuante y opresiva. (Es un breve homenaje a la lucha de las obreras de Lawrence, Estados Unidos, y a la lucha conocida como la huelga de “pan y rosas”). En ésta ficción, las agujas del reloj caen como púas sobre las espaldas de las obreras, que exhaustas deciden hacer huelga para trabajar menos horas. Bloquean la entrada a la fábrica enredándose en hilos y convirtiéndose en capullos, luchan contra las fuerzas represivas que intentan desalojarlas, resisten y su resistencia las convierte en polillas que despliegan sus alas llenas de orgullo y rebeldía. Que sean polillas siendo obreras textiles muestra que "la lucha continúa". No es la destrucción de las prendas lo que potencialmente muestra, sino el peligro que representan ellas ahora organizadas, con el germen de su libertad en el cuerpo (alas), para las ganancias de los capitalistas.

Bajo una pequeña operación simbólica puede generarse una reflexión. Puede abrirse una multiplicidad de sentidos sobre cómo se rebelan procesos sumamente creativos de lucha para tratar de conquistar diferentes derechos de trabajadoras y trabajadores, que siembren un camino hacia el reino de la libertad. Eso es lo que intento hacer.

¿De dónde surge la idea de la obra y cómo la desarrollaste? ¿Cómo trabajás la relación entre lo conceptual y la técnica?

No considero que lo conceptual y lo técnico sean categorías indivisibles. Por lo menos no lo son en mi obra, en el momento de enfrentar un proceso creativo, esas diferentes capacidades intelectuales y formales, son forma y contenido juntas, se van conjugando para dar nacimiento a una expresión. Y las ideas son como prodigiosos caprichos de formulaciones de cosas que no existen y a las que queremos dar vida. Son un guiño rebelde que nos hace casi llegar a sentir que tocamos con la punta de los dedos aquella profunda libertad que en este sistema nunca alcanzaremos, pero que podemos no sólo imaginar, sino también crear.

La obra surge desde varios caprichos, o ideas que me van dando vueltas siempre y de diversas tradiciones que voy investigando y tomando prestadas. El Kamishibai nace en el Japón del siglo XII y durante la crisis económica de finales de 1920 se expande. Iba montado en una bicicleta y se hacían representaciones con láminas de papel que se desplegaban a la par que narraban oralmente una breve historia. Al terminar la historia ofrecían a la venta golosinas a los niños que habían atraído con las obras y así se las arreglaban para subsistir. Hoy en tiempos de crisis, los artistas que en la inmensa mayoría no vivimos del arte, debemos buscar diversas prácticas que permitan costear el valor de nuestras producciones, ya que nuestro salario sólo alcanza generalmente para vivir.

Otro puntapié inicial de ésta, comenzó incluso en obras anteriores como una instalación multimedia viajera que hice que se llama “We Trust en Nosotrxs” y su respectivo video entre otras obras, en donde mi preocupación principal gira en torno a la relación existente entre arte y trabajo tanto en el capitalismo feroz actual, como las posibles formas que estas actividades tomen bajo el comunismo.

A su vez siempre trato en lo posible de trabajar obras que tengan autonomía económica, que no dependan ni de instituciones ni de subsidios ni fondos para realizarse, aunque desde ya no considero que obtener subsidios para desarrollar proyectos culturales para la sociedad esté mal. En este caso considero que la autonomía y facilidad de traslado de la obra es un guiño hacia la democratización del arte y la cultura, si hay públicos que se sientan expulsados de las instituciones y los museos puedo ir a buscarlos a los barrios, las plazas, a la calle…

Es interesante la forma en que en la obra dialogan lo material y lo digital ¿qué nos podés contar al respecto?

Me tomo absolutamente todas las licencias para unir materiales y técnicas, tecnologías rudimentarias, con otras más nuevas y avanzadas. Considero importante que el desarrollo de una técnica o el uso de una tecnología tenga un sentido con respecto a la totalidad de la obra y no que cobre un sentido en sí mismo. La sobrevaloración del tecnicismo en el desempeño de una práctica artística me parece que nos aleja a veces de ésta en su totalidad. Si utilizo robótica en una obra no me interesa que se deslumbren por la utilización de esas tecnologías, sino que se detengan a mirar, a ver y en el mejor de los casos que la obra les provoque, a quienes entablan una relación con ella, algún tipo de sentimiento: alegría, asco, tristeza, odio, lo que sea. Y que puedan interpretarla con los elementos que tengan para hacerlo.

Llama la atención en tu obra en el Salón Nacional de este año -también el anterior con el Oráculo marxista- el lugar que encuentra en la misma la política, como un lugar para una existencia casi poética, a la vez punzante y mordaz. Es una pregunta a cuya respuesta podrían dedicarse bibliotecas enteras pero ¿cómo pensás y sentís la relación entre el arte y la política?

En mi caso como militante y artista, siento que están completamente hermanadas. Lo que se desarrolla dentro de mí es como una especie de espectro que desea, un monstruo hambriento que desea tanto y con tanta profundidad, voracidad, que me incita a querer romper los esquemas de la realidad. Me lleva a moverme hacia algo, a querer poseer algo. Mi mayor deseo es poseer libertad, desde niña, así lo quise siempre, fiel observadora de los seres que vuelan. No hay ningún tipo de libertad posible en un mundo donde existan las cárceles plagadas de pobres, ni en un mundo donde el trabajo nos quite la capacidad de desear. Las libertades democráticas, aquellas incluso importantes por las que peleamos como el derecho al aborto, son las libertades “posibles” en un sistema “imposible”.

El proceso de creación de una obra y la acción de políticas audaces para forjar un mundo nuevo que jamás existió hasta el momento, tienen un mismo germen: un sujeto que desea que todos seamos sujetos que deseemos libremente.

El proceso de creación de una obra y la acción de políticas audaces para forjar un mundo nuevo que jamás existió hasta el momento, tienen un mismo germen: un sujeto que desea que todos seamos sujetos que deseemos libremente. Hacer la revolución y extenderla a cada rincón del universo sería para mí, como si el mundo entero hiciera el amor con el mundo entero, una orgía de amor inabarcable, una de las mayores obras de arte, amor y política. Una que pueda hacer un ser humano junto al resto de los seres humanos desposeídos.

Entonces mientras ese mundo soñado no exista, me esfuerzo cada día por desarrollar acciones políticas contundentes que puedan ir generando cambios en la realidad objetiva para que estemos en mejores condiciones para alcanzar esa libertad. A la par, hago malabares para que mis ficciones, creaciones, expresen mi subjetividad y otras subjetividades, que contradigan la realidad y vomiten sobre ella polillas voladoras.

Bajo las condiciones capitalistas de producción hay una marcada tendencia a que el arte devenga mercancía, a la merced de la industria cultural que aviva el consumo del espectáculo. En el peor de los casos, las obras son partícipes del fomento de subjetividades que se adaptan a la explotación, para que no nos pensemos como esclavos asalariados. Que haya cultura contra-hegemónica que excite al pensamiento crítico, puede hacer que en el medio de la barbarie, no perdamos la memoria, no nos abandonemos, no nos resignemos. El arte no nos hace libres, pero ayuda a que liberemos pensamiento, sentimiento. El arte nos muestra en potencia que podemos hacer mucho más que ser explotados y sólo disfrutar de vacaciones y feriados.

¡Que viva el arte, que la política revolucionaria lo transforme para que todxs podamos ser artistas!

106º Salón Nacional de Artes Visuales Palais de Glace
"Teatro Emancipatorio ambulante- Operación crisálida"
Participaron en la realización de la obra:
Fernando Lendoiro Ramos: Fotografía y video
Didemoc: realización del mueble
Matías Rizzo: música original *Mati As
La muestra permanecerá desde el 8 de junio al 6 de julio.