En la cuenta pública de Piñera, se mantuvo un doble discurso, soberanista sobre los litigios en La Haya, pero entreguista para facilitar la inversión transnacional. Además de mantenerse activo en la agenda derechista de la región contra Venezuela.
Domingo 3 de junio de 2018
Doble discurso: soberanismo hecho a la medida del capital extranjero
En la pasada cuenta pública del gobierno de la derecha, la primera de su nueva administración, Piñera mantuvo la orientación en el plano económico, la misma que también han mantenido los partidos de la ex Nueva Mayoría, de buscar mas apertura comercial del país para grandes potencias y profundizar la penetración del capital extranjero, en formas de TLC o pactos con grandes economías, donde a Chile se le asegura una cartera de clientes para vender las materias primas, consolidando el modelo rentista dependiente, facilitando la expoliación de los recursos naturales y el saqueo de las riquezas país, como lo es ahora el caso del litio.
Es así que Piñera mientras por un lado utilizó un discurso populista de corte nacionalista para “defender la soberanía del mar” (el mar que dicho sea de paso es controlado por 7 familias y las grandes mineras) en el Juicio de La Haya frente a Bolivia, planteó durante la cuenta pública: “a todos mis compatriotas que defenderé con absoluta decisión y con toda la fuerza de la historia, los tratados vigentes y el derecho internacional, nuestros territorio, nuestro mar y nuestra soberanía”. Por otro lado combinó esta demagogia con los anuncios de respaldar y hacer votar el TPP (Tratado Transpacífico), el cual mantiene una serie de cláusulas que atentan contra la soberanía nacional, liberando de impuestos y facilitando la expoliación del gran capital, imponiendo marcas de consumo y derechos reservados para las empresas extranjeras para introducir sus propias mercancías, en materias tanto tecnológicas, o incluso más indispensable, como en el caso de la salud y medicamentos.
Chile y el Grupo de Lima, la derecha regional es un vasallo del imperialismo Norteamericano
A su vez, en materia bilateral, junto con anunciar los pactos con otras potencias imperialistas como Inglaterra o la Unión Europea, y potencias emergentes como China, Piñera busco reubicar a la derecha como sujeto activo para la política en el conosur, haciendo público el acuerdo para emprender un TLC con Macri de Argentina y las tratativas para desarrollarlo con el golpista Temer en Brasil. Ambos anuncios que buscan popularidad en el país, mientras Piñera estudia no solo alianzas comerciales, si no las recetas de ajustes neoliberales que está imponiendo la derecha contra el pueblo trabajador en todo el continente, desde congelamiento de los salarios en el sector público (Brasil), tarifazos contra los trabajadores en Argentina, reformas laborales y de pensiones, todas que promueve el FMI y el imperialismo Norteamericano para asegurar su control en el "patio trasero”.
Además Piñera aprovecho de reafirmar su adhesión al autodenominado Grupo de Lima, bloque político de 12 países de Sudamérica, que representan un nuevo grupo activo de los gobiernos de derecha, que están colaborando activamente con la línea de “intervencionismo” del imperialismo yankee que pretende acelerar la crisis venezolana buscando su desestabilización con el objetivo de imponer un gobierno más controlado. Piñera al igual que los gobiernos del Grupo de Lima, cerró sus embajadas, siguiendo la línea de Estado de Bachelet, cuando Heraldo Muñoz retiró el embajador de Venezuela. De esta forma Piñera también aprovecho la cuenta pública para hacer campaña activa contra el gobierno de Maduro, abusando de la hipocresía y el cinismo, por parte de la administración que en sus filas ministeriales está llena de personeros que apoyaron o fueron miembros activos de la dictadura.