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Red Internacional
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Guatemala. Con Jimmy Morales, la vieja contrainsurgencia llega al poder

Con 68.52% del total de los votos válidos el pasado domingo, Jimmy Morales ganó la presidencia por el partido Frente de Convergencia Nacional (FCN), duplicando los votos de la primera vuelta. Sin embargo, se mantuvo un fuerte abstencionismo dentro de la población, marcado por el destape de un nuevo caso de corrupción, ahora dentro del sector salud.

Martes 3 de noviembre de 2015

Como en otras elecciones, un considerable porcentaje de abstencionismo en el pueblo guatemalteco se hizo presente en los comicios del fin de semana pasado, que sin duda rememoran otros procesos, como el que diera la victoria a Otto Pérez Molina en 2011. En esta ocasión, sólo un 54.37% del padrón electoral asistió a votar, de un total de 7 millones 556 mil 873 votantes inscritos.

Además, el triunfo de Jimmy Morales se vio empañado con el nuevo caso de corrupción, que desde principios de semana dio a conocer nuevamente por la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), una red de funcionarios y empleados del Seguro Social, así como particulares y empresarios; con el objetivo de favorecer a determinados proveedores a cambio de comisiones provenientes de incrementos en los precios de las listas de medicamentos. Tres empresas farmacéuticas son las implicadas, propiedad del empresario Gustavo Alejos Cámbara –ligado al gobierno de Álvaro Colom en 2008–, adjudicando una suma de Q877 mil 893.21 diarios en lo que va del 2015.

De manera similar al caso hondureño, el sistema de salud ha sido durante muchos años presa del desmantelamiento del conjunto del régime n guatemalteco, en donde seguramente caerán las cabezas de unos cuántos políticos y empresarios, las que ellos consideren, pero que con su salida electoral buscarán dar carpetazo y recambio político en aquellas estructuras estatales, siendo el pueblo pobre y trabajador el que pague las consecuencias sociales.

Archivos “perdidos” del horror
Mientras este caso salía a la luz pública y ya se desarrollan las audiencias de las más de 11 personas implicadas, el candidato electo adelantaba desde el lunes pasado, algunos de los nombres que formarán parte de su gabinete, así como los temas de prioridad que ocuparán su agenda política, entre los que destacó; salud, educación y corrupción.

Aunque Jimmy Morales ha negado en diversas ocasiones y para diferentes medios, que actualmente no exista un sector de militares formando parte de su equipo de trabajo, éste sector ha sido una pieza fundamental para su triunfo electoral y la parte directriz desde los orígenes del FCN como partido político.

Recientemente, una historiadora estadounidense, Kirsten Weld, publicó el libro Paper Cadavers (Duke University Press, 2014), una recopilación histórica y etnográfica relevante del Archivo Histórico de la Policía Nacional, cuya existencia fue negada durante largas décadas –incluyendo el proceso de la firma de los Acuerdos de Paz– en donde los militares estaban al mando de la dirección de escuadrones de la muerte, para operar organismos de contrainsurgencia durante las décadas de los ochenta y noventa.

Este sector de ex militares, no sólo siguen activos dentro de la Asociación de Veteranos Militares de Guatemala (AVEMILGUA) desde su constitución en 1995 con más de 1,200 militares retirados, sino que además son pieza clave al interior del FCN como fundadores de ese partido político. Así llega el que apareció antes los reflectores como el más inofensivo y novato de los candidatos.

AVEMILGUA ha servido para garantizar la integridad de militares y ex militares. Son los orquestadores del “Jueves negro”, que en 2003 durante el debate del juicio por genocidio a Ríos Montt protagonizaran una batalla judicial interponiendo amparos ante los organismos judiciales para defenderlo e iniciar con la campaña “La farsa del genocidio”. En alianza con el poderoso Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales y Financieras (CACIF) fueron los que en el “Viernes de luto” movilizaron a miles de soldados y ex Patrullas de Autodefensa Civil (PAC), creadas por el Ejército guatemalteco como fuerzas antiguerrilleras a principios de la década de los ochenta, para presionar a que Ríos Montt fuera inscrito como candidato presidencial.

Unidad de las luchas y organización independiente
Frente al escenario que deja el triunfo de Jimmy Morales, es fundamental salir unitariamente a repudiar las condiciones políticas y sociales en las que el conjunto del régimen ha propiciado su desmantelamiento y despojo. Al mismo tiempo existe la necesidad de repudiar la impunidad con la que se reviste su partido y apoyar de manera independiente a todo aquel sector en lucha, como el magisterio guatemalteco –amenazado con la propuesta de la instalación de GPS para verificar el presentismo laboral– o del sector salud, que hoy debe encabezar la denuncia de que empresarios millonarios y políticos hagan de la salud un jugoso negocio, lucrando con las necesidades de millones que viven en pobreza.

Con las elecciones, el régimen de Guatemala busca legitimarse y cobrar mayor estabilidad política, ante la fuerte crisis política que atraviesa con nuevos escándalos de corrupción, que se suma a la crisis fiscal ante la posibilidad de que el gobierno no pueda pagar los intereses de la deuda externa en noviembre y diciembre. Por ello, aunque miles de personas llenaran las calles en los meses pasados, es apremiante la necesidad de la intervención de las y los trabajadores organizados con sus propios métodos de lucha, como el paro y la huelga, frente a toda contención o desvío de movilización. Sólo su fuerza podrá frenar los ataques que se avecinan contra el pueblo trabajador.

Con información de Prensa Comunitaria/ Centro Medios Libres Guatemala