Uno de los ejes de la campaña del rechazo es afirmar que con la nueva Constitución será obligatorio atenderse en consultorios y hospitales públicos si eres de Fonasa. Incluso llegan a decir que las clínicas dejarán de existir. Pero la nueva Constitución está lejos de acabar con el negocio de la salud en Chile. Lo que está detrás de este discurso a favor de la "libertad de elección" es la defensa al libre negocio de las isapres.
Martes 28 de junio de 2022
La campaña del rechazo está impulsando una fuerte campaña en defensa de las isapres. Pero obviamente no pueden usar esa consigna como caballito de batalla, porque las Isapres no sólo atienden a una minoría de la población (recordemos que la gran mayoría de las y los trabajadores y sus familias están en Fonasa, que abarca más de 14 millones de personas), sino que también son uno de los sectores empresariales más repudiados por la población. La consigna que prefieren los del rechazo es la "libertad de elección".
Dicen que con la nueva Constitución ya no habrá libertad de elección y que "la clase media" ya no podría atenderte en clínicas privadas. El razonamiento es el siguiente. El borrador de nueva Constitución dice que "la ley determinará el órgano público encargado de la administración del conjunto de los fondos de este sistema", incluyendo las cotizaciones obligatorias de salud. Con esta disposición, en principio, las Isapres ya no podrían administrar las cotizaciones obligatorias, sino que sólo podrán captar las cotizaciones complementarias de quienes puedan pagarlas.
¿El fin del mundo? No, se trata de algo elemental. Y es que resulta realmente escandaloso que el Estado le regale a las Isapres, que son empresas discriminadoras y abusivas, ese enorme nicho de negocios con el cual han lucrado con la salud y enfermedad de millones.
Pero la campaña del rechazo da un paso más y dice que esto significa el fin de los prestadores privados y que ya nadie podrá comprar bonos de Fonasa en clínicas o instituciones privadas. Esto ya raya en el absurdo, porque juegan y fomentan el desconocimiento de cómo funciona realmente el sistema. ¿Por qué? Porque en Chile las "aseguradoras de salud" no son lo mismo que las "prestadoras de salud". Si fuesen lo mismo, ¿cómo se explicaría que exista un gran mercado de la salud y lucrativas clínicas privadas, si la aplastante mayoría de la población está en Fonasa?
Esto se explica porque el Estado traspasa millones de dólares de fondos públicos a las clínicas privadas. Uno de los mecanismos para realizar este subsidio a los privados (además del modelo de patologías GES o "Plan Auge"), es el de "Convenios de Modalidad de Libre Elección". Tal como está desarrollado en el artículo "Holdings de salud y la captura de los subsidios públicos", la modalidad de libre elección se constituye como una vía para que los “beneficiarios” inscritos en FONASA accedan a prestadores privados. Pero también es una vía por la cual parte de la demanda de salud que no es satisfecha en el sistema público, sea absorbida por la oferta privada, particularmente los exámenes y consultas de especialidad.
Sin embargo, hay que aclarar que no todos tienen esta opción de "libre elección". En primer lugar, aplica sólo a cotizantes de Fonasa de tramo B,C o D. En segundo lugar, entre el prestador privado y Fonasa debe existir un Convenio de Modalidad de Libre Elección.
Los prestadores privados que más fondos públicos han recibido, abarcan no sólo al hospital clínico de la Universidad de Chile o la Universidad Católica, sino también a la Clínica Dávila, Megasalud e Integramédica S.A, entre otros.
El borrador de Nueva Constitución no termina con este modelo de negocios. De hecho, establece explícitamente que "El Sistema Nacional de Salud podrá estar integrado por prestadores públicos y privados. La ley determinará los requisitos y procedimientos para que prestadores privados puedan integrarse al Sistema Nacional de Salud".
Así, es simplemente una mentira sostener que si las aseguradoras privadas (Isapres) no pueden captar la cotizaciones obligatorias, entonces se acabarán los Convenios de Modalidad de Libre Elección o los prestadores privados no tendrán otra opción que quebrar. Eso es derechamente una fake news.
De hecho, el incentivo es exactamente el opuesto. Si las cotizaciones de salud serán administradas por un ente público, pero las prestadores privadas podrán ser parte del sistema y no se establece una nacionalización del sistema de salud y un ofensivo plan de financiamiento a la salud pública, entonces todo indica que la Modalidad de Libre Elección se va a ampliar.
Los impulsores de esta campaña velada en defensa de las Isapres retrucan que si a las Isapres les va mal, entonces todos nos veremos afectados. Mentira. Las y los trabajadores no tienen ningún interés común con las Isapres. El discurso de "libertad de elección" es un engaño. Hoy el pueblo no tiene esa libertad. La aplastante mayoría debe atenderse en el sistema público y quienes pueden acceder a la Modalidad de Libre Elección, están totalmente sujetos al tramo de Fonasa y los convenios entre privados y el Estado.
Por el contrario, el interés de las mayorías populares es fortalecer la salud pública para que sea realmente universal y no una salud para ricos y otra para pobres. Esta es la única forma de acabar con las listas de espera, mejorar la atención y las condiciones laborales de las y los trabajadores de la salud. La Convención decidió no terminar con este modelo de salud privada en donde el Estado le entrega enormes subsidios a empresarios privados vía Auge y Fonasa, mientras se mantienen las listas de espera y la precarización de la salud.
El interés de la clase trabajadora y el pueblo es luchar por un Sistema Universal de Salud, gratuito, financiado por el estado y los impuestos a las grandes riquezas y en perspectiva de la nacionalización de los recursos estratégicos; gestionado desde las bases de los centros de trabajo y la comunidad.