El lunes 13 de julio falleció internado por diversas complicaciones clínicas el octavo repartidor en lo que va de la cuarentena: Maximiliano. Trabajaba para diferentes aplicaciones de reparto y vendía lentes.
Miércoles 15 de julio de 2020 16:27
Se trata de otro caso extremadamente gráfico de la precarización a la que nos someten las empresas de las aplicaciones y de la cual los gobiernos son cómplices, donde se parte de no reconocer nuestra relación de dependencia con la empresa, lo que se traduce, entre otras cosas, en que no podamos acceder a un convenio colectivo de trabajo y particularmente a la correspondiente obra social que nos toca como trabajadores.
Cuestiones como esta son las que nos llevan a encontrarnos en situaciones críticas por enfermedad o lesiones, ya que si dejamos de repartir para reponernos las empresas no se hacen cargo de garantizarnos medicamentos ni la continuidad del pago del sueldo por licencia (ya que nuestro salario es contemplado ante la ley como ingreso y no como salario). Así es como día a día las vidas de las trabajadoras y trabajadores de reparto se ponen en riesgo, sin ningún tipo de seguro que nos resguarde, sin ningún tipo de ingreso fijo que nos dé estabilidad y con la presión de acelerar constantemente el ritmo de trabajo para poder solventar nuestros gastos básicos y apenas subsistir.
No podemos permitir que sigan muriendo compañeras y compañeros mientras los responsables siguen amasando sus fortunas sacando provecho de la situación general de precariedad y de la crisis económica y sanitaria. No podemos permitir que mientras los dueños y gerentes de estas empresas ven crecer sus ganancias las y los trabajadores de reparto no podamos acceder a derechos básicos. No podemos permitir la naturalización de nuestra situación que es la de no poder siquiera extrañar vacaciones pagas, obra social o un salario igual a la canasta básica familiar por el simple hecho de que nunca la tuvimos, como muchos otros tantos trabajadores precarizados e informales, con la particularidad de nuestra situación que es que nuestros patrones se refieren a nosotros como colaboradores o socios.
Este avance de la precarización que imponen las patronales y sus partidos, no es un hecho aislado, no es nada nuevo, sino que se viene avanzando sistemáticamente desde hace décadas en atacar de manera directa, tanto los derechos conquistados por las y los trabajadores, como sus salarios.
Es en este contexto que los trabajadores nos encontramos en situaciones de vulnerabilidad tales que corremos el riesgo cada vez que vamos a trabajar de morimos trabajando arriba de postes, en construcciones, en nuestras bicis, en los hospitales. Todo esto mientras otros siguen llenándose los bolsillos con las riquezas que nosotros generamos.
Pero no queremos sólo transmitir y denunciar las muertes de compañeros como Maximiliano, o la situación de precariedad en la que nos encontramos con muchas y muchos compañeros, sino organizar la bronca y la fuerza que tenemos, porque somos quienes movemos el mundo y a diferencia de lo que nos quieren hacer creer con su sistemático desprecio las empresas y los gobiernos, nuestras vidas valen.