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Red Internacional
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Carta abierta de Cristina Castro. Con las mentiras de Berni, a Facu lo siguen matando y desapareciendo todos los días

La autora, madre de Facundo Astudillo Castro, responde a los recientes dichos del exministro de Axel Kicillof. Las pruebas de la causa, las maniobras de encubrimiento y la lucha incansable contra el aparato del Estado y sus cómplices mediáticos. Facundo desapareció a manos de la Bonaerense el 30 de abril de 2020 y su cuerpo fue hallado en un cangrejal de Bahía Blanca 105 días después.

Cristina Castro

Cristina Castro @criscastro991

Viernes 24 de mayo 08:08

Foto Tomás Ramírez Labrousse | Amnistía Internacional Argentina

Este martes Sergio Berni, exministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, dijo en una entrevista radial una serie de mentiras sobre la desaparición y muerte de mi hijo. Al día siguiente fui convocada a una reunión de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados donde expusimos varios familiares de víctimas de la represión estatal durante la cuarentena por la pandemia de coronavirus.

Estas líneas están inspiradas en lo que dije ante diputadas y diputados de la nación, pero también en la indignación que me siguen generando las falsedades de Berni, que ya no es más ministro pero continúa siendo encubierto por el gobernador Axel Kicillof y sus colaboradores. Y lo que es más grave, mientras la causa judicial lleva dos años paralizada, desde el Estado siguen encubriendo a los agentes policiales que detuvieron, secuestraron, torturaron, desaparecieron y mataron a Facu.

El 30 de abril de 2020, mientras nos decían que nos teníamos que quedar adentro, que nos teníamos que cuidar, Facu simplemente salió a buscar el amor. No estaba violando, no estaba robando, no estaba matando a nadie. Salió porque quería pasar la cuarentena con su exnovia, quería recuperar el amor. Y con 22 años se topó con la peor escoria que puede encontrarse un ser humano, que es la Policía Bonaerense, más aún la de Villarino. A mi flaco lo pararon en Mayor Buratovich por no tener permiso para circular. Luego me dijeron que lo habían dejado seguir, pero hoy tenemos probado que Facu estuvo en la comisaría de Buratovich. Hasta hay un mensaje de una policía que le dijo a quien lo detuvo en la ruta: “Si se hace el pajero bajalo”.

Tenemos probado que lo largaron de esa comisaría después del mediodía del 30 de abril. Fue después de que me llamó. Ellos niegan que Facu me haya llamado, pese a que en los registros de mi celular figura que hablé con él. Alcanzó a decirme sólo unas palabras: “no me vas a volver, mamá”. Y así fue, no lo volví a ver con vida.

En ese momento, tanto quienes estaban gobernando como la Justicia provincial y la Justicia nacional nos dieron la espalda. Tuvo que intervenir la prensa y muchas instituciones para que Facu llegue a todos los televisores. Facu no aparecía, a Facu lo habían desaparecido.

Leé acá todo sobre el caso Facundo Astudillo Castro

Esta semana escuché al señor Sergio Berni decir que, si la Justicia Federal lo hubiera dejado actuar, él habría encontrado a Facundo. “Su cuerpo estaba ahí y nosotros lo sabíamos”, le dice a los periodistas. ¡Por supuesto que Berni lo sabía! Lo dije desde el día uno. Él sabía lo que su Policía había hecho con Facu, todo el tiempo lo supo. Él llegó hasta Buratovich, se entrevistó con ellos y después me prometió entregarme a mi hijo con vida.

Para poder avanzar en la búsqueda de la verdad tuvimos que sacar a Berni del caso y pedir que interviniera la Justicia Federal. Pero los ataques del exministro y sus colaboradores nunca se terminaron. Hoy él pregunta si “esa señora” (como me dice) tiene elementos para probar lo que dice. Por supuesto que tenemos probado que a Facu lo desapareció la Policía Bonaerense.

En una de las pericias, de las tantas que hicimos, Gendarmería nos entregó los resultados de la ropa que Facu usó ese 30 de abril. Según Berni, mi hijo tuvo “un accidente”, pero la ropa que llevaba puesta el día que desapareció se encontró doblada, muy bien doblada, dentro de la mochila que encontramos un mes después. O sea, mi hijo tuvo un “accidente” en calzoncillos y con una sola zapatilla. Si no fue la Policía, entonces mi hijo se mató solito y en calzoncillos.

Cuando abrieron esa mochila fue el momento más duro, porque yo no sabía nada. Cuando hablan de laceraciones, cortes y quemaduras en la ropa que Facundo tenía puesta el 30 de abril, están hablando de torturas. Porque todas esas laceraciones, cortes y quemaduras (que concuerdan con picanas) estaban hechas con el cuerpo de Facundo adentro. O sea, según Berni, Facundo se torturó as sí mismo, dobló su ropa y se suicidó al tener un accidente en el cangrejal.

Y el señor Berni tiene la cara de salir a decir hoy que él sabía dónde estaba el cuerpo. ¿Por qué no me lo dijo cuando fue hasta allá? Porque prometió entregarme a mi hijo con vida. Es muy grosero, una falta de respeto lo que está haciendo este señor. Trasciende lo inhumano decir semejante barbaridad.

Facu no era ningún delincuente, era un pibe más. Como todo el mundo cuando llega a cierta edad, se enamoró. Quería estar con su amor, más allá de las peleas que teníamos porque, justamente, ese amor no era correspondido. Pero él quería estar cerca de su chica, protegerla como queríamos proteger todos a nuestros seres queridos en ese momento.

El día que encontramos a Facundo eran sólo huesos. No estaba el cuerpo entero, le faltaban partes. A mi hijo no lo pude enterrar entero. Así lo acomodé en un cajón y me despedí de él.

La Justicia provincial nos dio la espalda, no tengo para ella más que reproches. El gobierno saliente no ha hecho más que hundirnos, perseguirnos, hostigarnos. Y nosotros seguimos y seguimos y seguimos. La Justicia nacional también nos dio la espalda. No nos quisieron escuchar. En la primera instancia teníamos una jueza, María Gabriela Marrón, a la que le pedimos muchísimas pruebas. ¿Y qué hizo? Nos las negó a todas. No quisieron avanzar.

Por eso recusamos tanto a la jueza Marrón como al fiscal federal que tomó el caso, Santiago Ulpiano Martínez. Debimos pedir ante la Cámara de Casación que los aparten. Martínez se fue solo, después de hacer su trabajo sucio. Marrón fue obligada a apartarse de la causa por orden de Casación, que comprobó que no fue nada imparcial. Ahora ella misma quiere ser jueza camarista, mientras sigue sin responder a las denuncias que le hicimos.

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Me tengo que bancar todas las mentiras que dice el exministro Berni, pero él nunca se atrevió a dar la cara ante nosotros. Me encantaría sentarme a debatir con él las pruebas que tenemos y que en todo caso demuestre que las cosas no fueron así. Pero no, él saca la cara sólo para defender a una policía corrupta y asesina. Nunca se animó a enfrentarme y decirme, como dice por radio, “yo sabía dónde estaba el cuerpo de Facundo, nosotros lo íbamos a encontrar”.

Si Berni no miente, ¿por qué aquella vez se negó a hacer 30 kilómetros más de donde estaba, en Mayor Buratovich, y venir a mi casa a hablar conmigo? Yo lo dije desde un principio: Berni sabe lo que la Policía le hizo a Facundo. Pero ellos insisten con sus mentiras.

Hasta un periodista aliado suyo escribió un libro en su favor. Sabemos que la prensa puede ayudarte o puede destruirte. A nosotros muchos trataron de destruirnos, porque el gobierno de turno, de Alberto Fernández y de Cristina Fernández, no tenía que tener “muertos en el placar”. Hoy sabemos que fueron muchísimos los muertos que la represión del Estado dejó en la pandemia, muchos más de lo que se cuentan.

Se llevaron la vida de nuestros pibes y a la vez nos trataron de intimidar. Hemos tenido patrulleros vigilándonos en las puertas de nuestras casas y siguiéndonos. No podíamos ni salir a trabajar.

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Gastaron cantidad de dinero en llevar un montón de policías de otros lados a Pedro Luro. Policías que, en su mayoría, decían “estamos perdiendo tiempo y dinero en un pendejo de mierda”. Ése “pendejo de mierda” era el mío, no era de ellos. Con esos policías montaron operativos que eran puras fantochadas.

Mandaron policías a la estación de servicio donde trabajo para mostrarme la foto de Facu y decirme “estamos buscando a este chico desaparecido”. Me preguntaban a mí si sabía el paradero de mi hijo. Y en Bahía Blanca paraban a la gente, le mostraban la foto y decían “estamos buscando a un delincuente peligroso”.

Después dijeron “este pibe se ahogó en un cangrejal” y quisieron dar todo por cerrado. ¿Se ahogó en 40 centímetros de agua un pibe que sabía nadar desde los 14 años y cruzaba a nado el Río Colorado? “Tuvo un accidente”, decían, “la sudestada se lo llevó, las luces brillantes lo segaron”. ¿De qué luces brillantes hablan? No, señores, fue la Policía Bonaerense la que desapareció, torturó y asesinó a mi hijo.

Los gobiernos pasan, pero los muertos quedan. Llevamos cuatro años peleando y probando lo que pasó. Tardamos casi dos años en que nos dieran el cruce de llamadas entre policías. Tuvimos que pedirlo por Casación porque la jueza Marrón se había negado. Y encima nos enviaron un informe ilegible que cuesta mucho comprender. Junto a mis abogados Leandro Aparicio y Luciano Peretto estamos haciendo ese entrecruce, “éste policía llamó a tal, éste otro hizo tal llamada”. Seguimos siendo los familiares quienes investigamos lo que tendría que haber investigado la Justicia.

Acompañados por la Comisión Provincial por la Memoria , seguimos trabajando día a día para llegar a la verdad. Tenemos tantas cosas probadas que lo único que falta es que el Poder Judicial actúe como debe actuar. La última vez que me comuniqué con la fiscal Iara Silvestre ella me dijo que se estaban por juntar con los otros dos fiscales, Horacio Azzolin y Alberto Gentili, para definir imputaciones e incluso pedido de detenciones. Yo sigo esperando. La causa lleva dos años prácticamente quieta. Es que el caso ya no está en la agenda pública.

En los últimos dos años sólo recibimos palos y más palos. Berni me sigue acusando de mentirosa. Alberto Fernández, siempre lo dije, no hizo absolutamente nada. Axel Kicillof estuvo en Pedro Luro a fines de 2023, inaugurando un galpón de empaquetado de cebolla. A 15 kilómetros de ahí, en Hilario Ascasubi, dos meses antes habían matado a Verónica Aban, un femicidio que sigue impune, no se sabe quién mató a esa chica. El gobernador vino a nuestro pueblo, pero no se contactó ni conmigo ni con la familia Aban.

Villarino parecer ser el partido de las impunidades, donde no se resuelve ningún crimen y los muertos son apenas un número. Y así como lo he vivido en Villarino, vivo lo mismo a nivel provincial y a nivel nacional. Los familiares de las víctimas no son acompañados. Y encima la jueza Marrón dice que es víctima de nosotros, de la madre de Facundo y de sus abogados. A esa jueza apoyaron Kicillof y Berni.

La autopsia de Facundo dice mucho, pero la jueza quiso resumir todo en dos renglones diciendo que murió “por asfixia por sumersión”. Pero Facundo tenía en sus dientes el efecto ‘pink teeth’ (diente rosa), que se genera por una muerte violenta. Según Marrón y Berni, Facundo violentó su propia muerte.

Todas las pruebas están en la causa. Si hoy Berni y ese periodista vulgar de Bahía Blanca no las conocen es porque ahora hay secreto de sumario. Cuando accedían a ella gracias al fiscal Ulpiano Martínez hicieron desastres. Pero aunque ellos ya no metan sus manos, la causa se paralizó. Necesitamos es que esos tres fiscales y el juez Walter López da Silva se sienten a trabajar y determinen lo que deben determinar. Esto no puede dilatarse más. No sé qué esperan. Mientras tanto, nosotros seguimos luchando y generando pruebas.

Aún después de cuatro años, cada vez que tengo que contar todo esto, el dolor es el mismo. Mientras no haya justicia, a Facu lo van a seguir matando todos los días, lo van a seguir desapareciendo todos los días. Mi vida como mamá está en pausa. Necesito hacer un duelo, que mi hijo descanse en paz. Pero para eso necesito justicia. Ni a este gobierno ni al anterior les he pedido absolutamente nada, sólo justicia. Me costó mucho entender que la política y la justicia no van separadas, que son la misma cosa. Si un presidente o un gobernador dicen “este muerto no va a tener justicia”, den por descontado que no la tendrá.

Algunos me han tildado de estar con tal o cual partido político. Lo que no dicen es que en verdad soy una mamá que no entiende por qué, teniendo tantas pruebas, siguen sueltos los asesinos de su hijo. Yo no tengo bandera política, pero agradezco de corazón a diputados como Myriam Bregman, Nicolás del Caño y Alejandro Vilca, que siempre han levantado la bandera de Facu. Y también a la diputada Karina Banfi que nos invitó a mí y a mis abogados a la reunión de esta semana en la comisión de Derechos Humanos.

Verdad y justicia por mi Facu.