Después de muchas polémicas y ruido electoral, el PSOE ha enmendado la ley “estrella” del Ministerio de Igualdad. Para esto ha contado con el apoyo del PP, Cs y PNV. Tras una campaña en la que el debate y las enmiendas se centraron en salidas punitivistas y por arriba, hace falta retomar la movilización del movimiento de mujeres, de forma independiente de los partidos capitalistas.
Jueves 20 de abril de 2023
Desde la puesta en marcha de la nueva ley “solo sí es sí”, los medios han informado de la revisión a la baja de sentencias y la excarcelación de condenados por delitos sexuales. Esto, amplificado por la prensa y por una campaña de la derecha (“el gobierno deja libre a los violadores”) se transformó en foco de la crisis en la coalición de gobierno, atravesada por las disputas abiertas en el escenario electoral entre el PSOE, Sumar y Unidas Podemos.
"Si el PP vota a favor es porque es un retroceso para los derechos de las mujeres", ha afirmado Irene Montero al finalizar su intervención en el Congreso. Efectivamente, el apoyo del PP a las enmiendas del PSOE, deja claro que la votación no trae nada progresivo para las mujeres. Las enmiendas apuntan a restituir tipos penales previos a la aprobación de la ley. Esto permitiría volver al modelo anterior, donde muchos jueces alegaban que si no había violencia física demostrada (por ejemplo, con heridas visibles) entonces no se trataba de una violación.
La ley del “solo sí es sí” introducía la cuestión del consentimiento con mayor centralidad, producto de las luchas del movimiento de mujeres contra la justicia patriarcal y del rechazo a sentencias como en el caso de la manada. Sin embargo, esta ley no resolvía la cuestión de la violencia estructural y tenía el gran límite de proponer casi exclusivamente una salida punitivista. Como si se pudiera terminar con la violencia machista por introducir penas carcelarias más largas, o incluso tipificar nuevos “delitos”, como el acoso callejero (una figura penal que en muchas ocasiones es utilizado por la policía contra poblaciones empobrecidas o migrantes).
La ministra Montero dice que hoy es “un día triste para las mujeres”. Pero no se pregunta cómo se llegó a esta situación y cuál es la responsabilidad de Unidas Podemos. ¿No será que fue un error confiar en que se podía a avanzar en la lucha contra la violencia de género desde los acuerdos de gobierno con el PSOE? Y además, ¿acaso no fue este Ministerio de igualdad el que centró toda la cuestión de la lucha contra la violencia de género en un marco punitivista, que ahora es usado por la derecha?
La realidad es que en los últimos meses la “agenda de debate” público sobre este tema ha girado exclusivamente en torno a las tipificaciones del código penal. En cambio, nada se dicho sobre las cuestiones estructurales que impiden que muchas mujeres puedan salir de situaciones de violencia de género. Por ejemplo, la falta de viviendas y trabajo, lo que lleva a que miles de mujeres se vean obligadas a vivir con sus agresores. O la Ley de extranjería, que pende sobre las mujeres migrantes, que temen ser deportadas si denuncian una situación de violencia machista.
Hoy desde Pan y Rosas repudiamos el acuerdo del PSOE con la derecha para enmendar la ley, pero esto no nos lleva a sostener una defensa de la ley anterior, ni de su marco punitivista. En este sentido, hemos desarrollado numerosas polémicas.
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Lo que hoy vuelve a demostrarse es que nada importante ni mucho menos duradero se podrá conseguir mediante negociaciones por arriba con los representantes políticos de este sistema capitalista y patriarcal, como el PSOE. Tal y como se cantaba este pasado 8 de marzo, “la lucha está en las calles y no en los ministerios”. Y es que más que nunca, hace falta retomar la movilización del movimiento de mujeres, de forma independiente de todos los partidos capitalistas.