Organizaciones sociales, gremiales y de Derechos Humanos se movilizaron en la mañana de este martes para conmemorar el 20 aniversario de la pueblada, y la muerte de dos correntinos a manos de Gendarmería Nacional, en la gesta conocida como "El Correntinazo del 99”.
Martes 17 de diciembre de 2019 18:31
La movilización de organizaciones sociales, gremiales y de Derechos Humanos, que se inició en la Plaza 25 de Mayo, se dirigió hasta la intersección de Avenida 3 de Abril y Chaco, donde está emplazada una cruz, que simboliza el lugar donde cayeron asesinados Mauro Ojeda (29), y Francisco Escobar (25).
Dos jóvenes muertos y un centenar de heridos, fue el saldo de aquella violenta represión a docentes, empleados públicos, estudiantes, y trabajadores desocupados, ‘autoconvocados’, que reclamaban salarios atrasados, y una serie de reivindicaciones sociales, en el puente que une Corrientes con la provincia del Chaco. Corría diciembre de 1999. A 20 años de aquella pueblada, una movilización se dirigió hasta el lugar donde cayeron los jóvenes cartoneros, para recordar aquella jornada trágica, señalar a los responsables, exigir Justicia, y sostener muchos de los reclamos que desde aquél entonces, continúan vigentes.
Tras la caída del menemismo, cara visible del modelo neoliberal de los 90, el nuevo gobierno de la “Alianza”, continuidad del anterior, tuvo su bautismo de fuego en Corrientes asólo una semana de asumir. Encabezada por Fernando de la Rúa, y por decisión del por entonces ministro del interior Federico Storani, abrió paso a la intervención federal, el saldo esta vez, fue la muerte de dos jóvenes, Mauro Ojeda (29), y Francisco Escobar (25), y otras tantas decenas de heridos.
Aquella jornada será recordada como “El correntinazo del 99”, en analogía a su precedente del 1969, gesta que marcó el principio del fin de la dictadura de Onganía. El nuevo correntinazo sería a su vez, el preámbulo de lo que sucedería dos años después en Puente Pueyredón de Buenos Aires, en las jornadas de protesta y represión del 19 y 20 de diciembre que terminaron con la caída del gobierno de De la Rúa.
“La Plaza de la Dignidad”, para ese entonces, un novedoso método de protesta, un fenómeno que irrumpió en la escena nacional con los “Autoconvocados”, docentes, estudiantes, trabajadores y desocupados de toda la provincia, que se expresó en contra del feudalismo de “Tato” Romero Féris, primero, y las políticas del Gobierno nacional después, a siete días de asumir el Gobierno de la “Alianza”, se trasladó al Puente General Belgrano, viaducto que une la Provincia de Corrientes y Chaco, allí realizó un acampe para exigir asistencia financiera del gobierno nacional. La decisión desde Nación ya estaba tomada, enviar una intervención a la provincia, no sin antes allanar el escenario de protestas a fuerza de gases lacrimógenos, camiones hidrantes y francotiradores, de paso, desarrollar un disciplinamiento social que atemorice otros alzamientos populares. Se desató entonces sobre los manifestantes que mantenían un acampe de hace ya varios días en el mismo viaducto, una salvaje represión, tal como fue planificada, de madrugada y de manera sorpresiva, pero de la misma manera fue sorpresiva la resistencia al desalojo.
Las primeras horas del día 17 de diciembre, encontró una enorme resistencia de los autoconvocados, rodeados de la solidaridad de cientos de correntinos, en su mayoría jóvenes que se llegaban desde las barriadas más humildes a “aguantar” la represión en la base del Puente. Para dos de esos jóvenes fueron las balas de plomo.
Federico Storani, echaría mano al manual básico del represor, y diría que las balas asesinas provenían de sectores “infiltrados”, mientas el comandante de Gendarmería, Ricardo Alberto Chiappe, destacaría el éxito del desalojo, en un puente a oscuras, y de madrugada, luego de un sabotaje a la usina. La otra pata represora fue el Juez Soto Dávila, quien finalmente dispuso el desalojo.
Para los que se esperanzaban con los nuevos aires de la democracia aliancista, y creían en un Gobierno sin ajuste y represión, pronto despertaron a la realidad. De la Rúa mostro lo que se venía, fue la continuidad de la política económica y social del menemismo y la represión herramienta del poder económico a la hora de ajustar y defender sus intereses.
Hoy a 20 años, tras una intervención con “Bonos de Cancelación de Deuda” de por medio, Corrientes sigue siendo una de las provincias más empobrecidas del País, con una gran cantidad de trabajadores precarizados, una minoría que se enriquece a costa de negocios inmobiliarios, y la especulación de los grandes terratenientes, el Pueblo correntino sigue exigiendo Juicio y Castigo por los muertos y heridos en la represión, y por medio de las políticas de hambre, servicios básicos inaccesibles como la Salud, la Educación, y criminalización de los jóvenes de las barriadas.
“Seguimos en la calle levantando las banderas de aquellos que enfrentaron esa crisis y la represión de las fuerzas represivas. Hoy se vuelve a escuchar el ruido de esas cadenas que se rompieron con el sapucay, ese grito de lucha de los correntinos igual que hace 20 años atrás”, expresó Homero, trabajador que participó de los actos, y recordó aquellas jornadas marcadas en el recuerdo de los correntinos.
Cronograma de actividades durante la semana:
Martes 17
Jueves 19
Viernes 20
