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América Latina. Con militarización en todo el país, Ecuador comienza una semana de paros y movilizaciones

Ecuador inicia este lunes una nueva semana de protestas contra el "paquetazo" de ajuste del FMI implementado por el Gobierno de Lenín Moreno. El miércoles habrá un paro nacional. Se mantiene la militarización en las calles y regiones indígenas.

Juan Andrés Gallardo

Juan Andrés Gallardo @juanagallardo1

Lunes 7 de octubre de 2019 15:17

Ecuador inicia este lunes una nueva semana de protestas que tendrá uno de sus puntos más altos el miércoles con el llamado a un paro nacional conjunto de organizaciones de trabajadores, indígenas, campesinas y estudiantiles.

La militarización ordenada por el Gobierno de Lenín Moreno, tras decretar la semana pasada el estado de excepción, se extendió a todo el país durante el fin de semana con imágenes que fueron desde la brutal represión a comunidades indígenas hasta el cierre del Palacio de Carondelet (Casa de Gobierno) y la disposición de tanquetas militares en el centro de Quito.

El Gobierno llegó a un acuerdo el viernes pasado con los empresarios del transporte para que levanten el paro a cambio de un aumento en el boleto. Esto fue un alivio para Moreno, que pudo mostrar una relativa normalización del transporte y anunciar el fin del paro.

Sin embargo, el anuncio de un aumento del boleto, que podría ser de unos 10 centavos de dolar (aún no se terminó de confirmar), generó un malestar que se suma a la indignación por el aumento de los combustibles y el proyecto de reforma laboral y tributaria que anunció Moreno a pedido del FMI.

El domingo Moreno presentó un spot publicitario e hizo una conferencia de prensa en la que buscó dividir a los distintos sectores sociales. Por un lado envió un mensaje hacia las clases medias y los sectores populares lanzando una serie de medidas de control de precios para "evitar la especulación" y que el aumento del combustible se traslade a los productos esenciales. Por otro lado, llamó al diálogo a las comunidades indígenas, que fueron las protagonistas de las protestas durante el fin de semana.

Por ahora, ninguna de las dos medidas parece haberle dado resultado. Hay denuncias de que el traslado a precios ya estaría llegando a algunos de los grandes supermercados, mientras que el aumento del transporte impactará de lleno en el bolsillo de las y los trabajadores. Hay que tener en cuenta que la economía ecuatoriana está dolarizada y los salarios se encuentran congelados. Cualquier aumento de precios, aunque sea mínimo, es un ataque directo a los salarios y las condiciones de vida del pueblo, en particular a los sectores más empobrecidos.

Por su parte el llamado de Moreno al diálogo a las direcciones indígenas se mostró absolutamente demagógico, ya que durante todo el fin de semana las fuerzas de represión se ensañaron especialmente con estas comunidades, reprimiendo en forma indiscriminada.

Al amparo del decreto del estado de excepción, los militares entraron en las comunidades indígenas disparando gases lacrimógenos sobre las viviendas y asfixiando a niños y ancianos.

La brutal represión no hizo más que generar odio, y las organizaciones indígenas confirmaron el anuncio de una marcha sobre Quito, que arrancó este lunes desde la zona de la sierra y confluirá con las manifestaciones preparadas para el miércoles en el marco del paro nacional.

Este lunes, el Gobierno quiso mostrar normalidad en Quito, pero el escenario era de un centro militarizado con tanquetas que se dispusieron durante la noche del domingo, colegios cerrados por disposición del propio Gobierno, un transporte que funcionaba de forma irregular y una casa de Gobierno rodeada de vallas y alambre de pua.

Al mismo tiempo la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), junto al Frente Unitario de Trabajadores (FUT), y organizaciones de docentes y estudiantiles, confirmaron el llamado a un paro nacional para el miércoles.

En conferencia de prensa el dirigente de la CONAIE, Jaime Vargas, dijo que "20.000 indígenas se dirigen a pie hacia Quito para exigir la derogación del decreto [de aumento de los combustibles]", y señaló que "más allá de eso nuestra lucha es en defensa de nuestro territorio, el agua, la justicia indígena, la educación, la salud intercultural, y los derechos colectivos".

Por su parte Mesías Tatamuez, dirigente de la FUT, dijo "que la movilización ya es del pueblo, no solo de las organizaciones sociales", y que "la violencia la creó el gobierno", al mismo tiempo que exigió la inmediata liberación de los y las detenidas, que llegan al medio millar.

Durante la conferencia de prensa ambas organizaciones buscaron separarse tanto del actual presidente Moreno como del expresidente Rafael Correa: "No somos ni Correa, ni Moreno, Nebot o Lasso, somos pueblo organizado contra un gobierno impopular". "Nosotros no le estamos haciendo el juego a Correa".

Varias de estas organizaciones sociales estuvieron enfrentadas al anterior Gobierno de Correa, en parte por diferencias políticas previas y en parte por la persecución y proscripción que vivieron bajo su Gobierno. En las últimas elecciones mientras que Correa apoyaba a su exvicepresidente y actual presidente Lenín Moreno, algunas de las organizaciones que eran opositoras, como el Movimiento Unidad Popular, plantearon la posibilidad de llamar a votar al empresario Guillermo Lasso, contra el candidato de Correa.

Dos años después, queda claro que el entonces candidato de Correa, Lenín Moreno, llegó para instalar una política neoliberal y con un ajuste diseñado directamente por el FMI, mientras que el liberal conservador Guillermo Lasso no difiere sustancialmente de ese programa político y económico.

El paro del miércoles servirá para medir fuerzas en las calles de Ecuador. Por un lado estarán las organizaciones que convocan al paro y piden el fin del paquetazo, sin apuntar contra Moreno. Por otro lado el correismo buscará aparecer también con la demanada que levantan desde su bancada de la Asamblea Nacional, donde piden la renuncia del presidente.

Moreno se refugiará en quienes han venido siendo sus aliados: los grandes medios de comunicación, los empresarios y las Fuerzas Armadas. Hay que ver si eso le es suficiente.

La crisis que atraviesa Ecuador es la que viven los países que siguen aplicando los planes del FMI en medio de una contracción de la economía global, perspectivas de recesión y los vaivenes bruscos productos de la guerra comercial entre EE. UU. y China, que afectan a una región basada en los commodities, y que en el caso de Ecuador golpea doblemente por la pérdida de soberanía económica (y política) que le significa la dolarización de su moneda.

Con los problemas que enfrenta Moreno, Ecuador se suma a los países con gobiernos de la llamada "nueva derecha" regional, que mostraron dificultades a la hora de querer aplicar un programa de ataques neoliberales. La derrota de Macri en las elecciones primarias de Argentina, la caída de popularidad de Piñera en Chile, la crisis política en Perú o los problemas que afronta Bolsonaro en la coalición que lo llevó a la presidencia, son ejemplos de esto, como a su vez son un anuncio de lo que pueden enfrentar aquellos gobiernos que los reemplacen, si quieren seguir manteniendo políticas de ajuste y ataques contra los trabajadores y el pueblo.


Juan Andrés Gallardo

Editor de la sección internacional de La Izquierda Diario

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