Se trata del caso en el que murieron asfixiadas 71 personas en un camión herméticamente cerrado y abandonado en una ruta austríaca. Cuatro de los principales acusados recibieron la pena de 25 años, mientras que los otros diez recibieron penas de entre tres y doce años. La responsabilidad de la UE en la crisis migratoria que lejos está de resolverse.
Jueves 14 de junio de 2018 15:31
En un juicio que comenzó hace un año, en junio de 2017, un tribunal húngaro condenó hoy a 25 años de prisión a los cuatro principales acusados de la muerte de 71 refugiados, que fueron encontrados asfixiados en agosto de 2015 en un camión herméticamente cerrado, abandonado en una ruta austríaca cerca de la frontera con Hungría. Los cuatro han sido encontrados culpables de un delito de homicidio, con agravante de pertenencia a una organización criminal.
El Tribunal de Kecskemét impuso penas de entre tres y doce años a los otros diez acusados de la muerte de los refugiados, entre los que se contaban cuatro menores, informan los medios húngaros.
Entre los condenados se cuentan once búlgaros, dos afganos y un búlgaro de origen libanés. Sobre tres de ellos, en paradero desconocido, pesa una orden internacional de arresto y han sido condenados ahora en ausencia.
Aparte de los 25 años de prisión, el tribunal ha establecido que el líder de los traficantes, un afgano de 30 años de edad, sea expulsado del país con prohibición de volver una vez que haya salido de la cárcel. Además, se le ha condenado a pagar 291.000 euros.
Según la Fiscalía, los refugiados murieron asfixiados pocas horas después de partir desde las cercanías de la frontera con Serbia, todavía en territorio húngaro. Una vez en Austria, los traficantes abandonaron el camión frigorífico en una autopista, que luego fue localizado por la policía. Según los análisis realizados por los forenses austríacos, los 4 niños, 8 mujeres y 59 hombres fallecieron debido a una larga y permanente escasez de oxígeno.
Pero más allá de la condena penal en este caso específico, las políticas de racismo institucional han sido promovidas todos estos años por el conjunto de la Unión Europea, que bajo falsos cupos de acogida de refugiados, establecidos desde 2015, exacerbó la xenofobia, acelerando los mecanismos para expulsar a decenas de miles de inmigrantes.
En el año 2017, 3.115 inmigrantes murieron en la tumba del Mediterráneo, una cifra que ha crecido desde que la UE firmó el pacto xenófobo con Turquía y 785 personas han muerto intentando cruzar el Mediterráneo solo en lo que va de este año. Por estos días el caso del buque Aquarius, con 629 inmigrantes a bordo, entre los que se encuentran 123 menores, 11 de ellos bebés, al que Italia prohibió atracar en sus puertos y quedó dos días a la deriva en medio del Mediterráneo, es otro triste ejemplo de la hipocresía europea en su trato hacia los inmigrantes.