La llamada Conferencia de Lima fue montada a imagen del imperialismo como plataforma para las agresiones y amenazas sobre Venezuela. La “tarima” política fue hegemonizada por la representación estadounidense encabezada por el asesor de Seguridad Nacional John Bolton.
Martes 6 de agosto de 2019
Políticamente la Conferencia venía completamente deslucida y sin importancia política, más un foro que otra cosa. Pomposamente supuestamente habían invitado a más de 100 países, pero confirmaron un poco más de 50 representaciones (prácticamente los mismos que reconocen a Guaidó). Convocada a nivel de cancilleres, pero los mismos no pasaron de una docena –los del Grupo de Lima y otros más–, el resto eran representaciones de segundo o tercer nivel, incluyendo embajadores en Perú. Rusia y China, entre otros, dijeron, “no vamos”.
Pero Estados Unidos anuncia la presencia del asesor de seguridad John Bolton, con su carpeta de sanciones bajo el brazo decretadas por Trump el día anterior, trayendo al Secretario de Comercio, Wilbur Ross, que hablaría sobre la “reconstrucción” de Venezuela el “día después” que Guaidó llegara al gobierno de la mano de Estados Unidos. Y el palenque cambió los ánimos de los decrépitos organizadores, o como escribiera un analista: “Llegó John Bolton a Lima y todo el mundo comenzó a moverse”.
El Grupo de Lima convocó el evento con el tema de “democracia” pero a juzgar por sus propios países es un término cargado de cinismo en sus discursos, y si de Estados Unidos hablamos, una expresión usada frecuentemente para encubrir objetivos imperialistas e imponer gobiernos títeres fieles a sus designios, muy lejos realmente de alguna preocupación real por los derechos democráticos del pueblo venezolano. Allí estaban presentes representantes de Juan Guaidó, como Julio Borges, entre otros, felices con el nuevo bloqueo de Trump, como quien dice, “esta vez sí”, luego de las continuas tentativas golpistas en los primeros meses del año.
Todo el pedestal al final era para que Jhon Bolton reafirmara la posición estadounidense y explicara las medidas tomadas.La amplia mayoría de los participantes en dicha Conferencia celebraron la decisión del gobierno de los Estados Unidos (EEUU) de bloquear los activos del Estado venezolano, sobre todo los más acérrimos representantes del Grupo de Lima, sobre quienes recaía la organización.
Incluso algunos hasta exigían más sanciones aún, adicionales a la ya dictada Orden Ejecutiva de Trump, que establece que "Todos los bienes e intereses en bienes del Gobierno de Venezuela que se encuentran en Estados Unidos (...) quedan bloqueados y no se pueden transferir, pagar, exportar, retirar o negociar con ellos de otra manera", y que habría entrado en vigor este lunes. Donde uno de los motivos citados por Trump es "el intento (de Maduro) de socavar la autoridad" del líder opositor Juan Guaidó, al que EE.UU. considera “mandatario legítimo de Venezuela”.
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Así, con todo el montaje, Bolton “explicó” a los países presentes en la reunión las sanciones que habilitan a perseguir a cualquier institución o individuo extranjero "que provea apoyo, bienes o servicios a cualquiera" de las personas incluidas en los listados elaborados por EE.UU. “Quiero dejar claro que esta amplia orden ejecutiva autoriza al gobierno de Estados Unidos a identificar e imponer sanciones a cualquier persona que siga apoyando al régimen ilegítimo de Nicolás Maduro”, dijo Bolton.
En un tono más amenazante y cargado de soberbia, el asesor de Seguridad estadounidense advirtió abiertamente a los presentes en dicha Conferencia: “Procedan con extrema precaución. No hay necesidad de arriesgar sus intereses económicos con los EE.UU. por intentar beneficiarse de un régimen corrupto y moribundo". El mensaje estaba dado en directo.
Bolton también se refirió a Rusia y China para indicar que su apoyo a Maduro "es intolerable, particularmente para el régimen democrático que lo reemplazará"."Le decimos a Rusia y especialmente a aquellos que controlan sus finanzas: no suban las acciones en una mala apuesta. Y a China, que ya está desesperada por recobrar sus pérdidas financieras, la ruta más fácil para cobrar su deuda es apoyar el nuevo Gobierno legítimo", dijo el representante yanqui.
Demás está decir que los intereses de Rusia y China responden más a provechos geopolíticos en la región y a comerciales, que a algún interés en el pueblo venezolano. En tal sentido es que vienen sosteniendo, más abiertamente unos (Rusia) y con más bajo perfil otros (China), al gobierno de Maduro, pero que no tendrían ningún problema en llegar a entendimientos con Estados Unidos si sus intereses así lo indican. Todos se aprovechan de la catástrofe económica y social de todo un pueblo, al que el régimen de Maduro –un gobierno autoritario y represivo– ha hecho recaer las peores calamidades en ya casi seis años de una crisis que se arrastra y aún amenaza profundizarse.
El tema de los refugiados venezolanos, del que tanto se hizo alarde que se trataría, y marcado como uno de los puntos centrales de la convocatoria de la Conferencia, ni siquiera fue tomado en cuenta. El eje era la exposición y las consecuencias de las nuevas sanciones decretadas el lunes por Donald Trump.
El secretario de Comercio de EE.UU, Wilbur Ross, fue el encargado de presentar ante la conferencia los planes de su país para el supuesto "día después" que Guaidó asumiera un eventual gobierno, pero que no pasó de una repetición de lo afirmado el pasado viernes en una mesa redonda sobre Venezuela en una conferencia organizada por CG/LA, una corporación con sede en Washington dedicada a “construir mercados de infraestructuras mundiales”, a la que asistieron firmas como Oracle y Hill International.
Pero la Conferencia de Lima solamente fue eso, un palenque para llevar la voz de Estados Unidos, donde el Grupo de Lima solo tiene el papel del coro de voces de las agresiones de Donald Trump, tal como se escuchó durante el día, donde países como Colombia, Perú, Argentina, etc. solo emitieron declaraciones al son estadounidense.
Como escribimos en un reciente artículo, hay que rechazar firmemente este intervencionismo imperialista y esta nueva medida ejecutiva de Estados Unidos, que sólo busca agravar la situación del pueblo venezolano, y denunciar a esos gobiernos cipayos del derechismo continental e internacional que le hacen coro. Ese rechazo al intervencionismo en modo alguno significa algún tipo de apoyo a Maduro, quien buscando una sobrevida para toda su casta burocrática y que, aliado de sectores económicos, participa activamente en las negociaciones de Barbados, iniciadas en Oslo, en busca de pactos a espaldas del pueblo.