Con el objetivo principal de impedir nuevas elecciones, que hubieran sido las quintas en menos de 3 años, se unió casi todo el espectro de partidos, incluyendo por primera vez a algunos árabes a pocas semanas de los bombardeos a la Franja de Gaza.
Miércoles 2 de junio de 2021 20:33
De izquierda a derecha, el principal líder opositor Yair Lapid, el futuro primer ministro Naftali Bennett y el líder de la Lista Árabe Unida, Mansour Abbas.
El líder opositor Yair Lapid, encargado de formar gobierno por el presidente del Estado de Israel, anunció que logró cerrar un pacto con fuerzas opositoras al actual primer ministro Benjamín Netanyahu para crear un nuevo ejecutivo. La nueva coalición, llamada "Bloque del Cambio", está compuesta por un amplio arco político.
Desde partidos de ultraderecha entre ellos Yamina, encabezada por el empresario y religioso Naftali Bennett que será primer ministro durante los próximos dos años; pasando por el partido de centro Yesh Atid liderado por el laico Yair Lapid quien ocupará el cargo los siguientes dos años, y los también centristas coalición Azul y Blanco y Meretz; hasta los partidos árabes con representación parlamentaria reunidos en la Lista Árabe Unida, un hecho inédito.
Este apoyo de partidos árabes firmado por su representante Mansour Abbas, implica no votar en contra de Bennett. Un acto verdaderamente repudiable a pocas semanas de los cruentos bombardeos a Gaza y la represión en Cisjordania (que continúa en forma casi diaria) y Jerusalén oriental por parte del Ejército israelí.
Además, quien será cabeza del Gobierno mantiene una abierta política antiárabe, y fue ministro de Netanyahu. Bennett tuvo incidencia directa en varias ofensivas israelíes contra Líbano y contra los palestinos por ejemplo durante la Operación Escudo Defensivo en Cisjordania en 2002. Incluso fue denunciado en 2013 por declaraciones directamente criminales contra prisioneros árabes pidiendo su ejecución.
A cambio de apoyar en el Parlamento (Knesset) al nuevo gobierno, los árabes apenas recibieron pequeñas concesiones de los representantes de un sector del sionismo israelí. Abbas pedía que se anule una ley que Israel sancionó en 2017 denominada de "Planificación y Construcción" y conocida popularmente como "Ley Kaminitz". En los papeles esa ley apunta a evitar construcciones ilegales de cualquier sector de la población israelí, pero en la práctica es una ley que habilita al Estado a demoler casas en poblados o barrios árabes dentro de Israel, volviendo legal -para el Estado de Israel- esta práctica sistemática contra la población árabe. Lo que obtuvo la Lista Árabe Unida es que solo se aplazará su aplicación hasta el 2024.
Además, en la región del Neguev, donde habitan sobre todo pueblos beduinos, la demolición de edificios solo se detendrá por tres meses. Según el acuerdo alcanzado, Israel reconocerá solo a tres de estos pueblos, mientras el resto quedará para examinar en un futuro indeterminado. Además de este acuerdo, que para la población árabe es prácticamente insignificante, logró la promesa de una ayuda asistencial a implementarse en los próximos años por varios miles de millones de dólares.
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El acuerdo había sido anunciado el pasado domingo por Bennett, en un breve discurso cuando indicó que era imposible formar un gobierno solo de la derecha e invitó a las partes a mostrar moderación en el logro de sus objetivos, para "detener la locura" de unas nuevas elecciones y acusó a Netanyahu de llevar a Israel al “suicidio”.
"Las únicas opciones son el gobierno de unidad o las elecciones (...) los que dicen que es posible un gobierno de derecha están mintiendo", había señalado a la vez que dio un claro mensaje contra los palestinos definiendo que "tenemos líneas rojas y no las cruzaremos. No cederemos territorio ni dañaremos la identidad judía del Estado de Israel".
Buena noticia: Se va el genocida Netanyahu.
Mala noticia: Llega el genocida Neftali Bennet. pic.twitter.com/EOcqZLnx19
— Palestina Hoy 🇵🇸 (@HoyPalestina) June 2, 2021
Lapid ya informó al presidente Reuven Rivlin que pudo formar gobierno, a partir de lo cual tiene una semana para llevar el gobierno propuesto a un voto de confianza del Parlamento (Knesset). La nueva coalición buscará sacar al régimen israelí de dos años y medio de crisis política con 4 elecciones sin poder acordar un nuevo primer ministro. Pero su propia composición variopinta, promete nuevas crisis políticas a corto plazo.
Netanyahu, por su parte, será desplazado del gobierno y tendrá que enfrentar varios juicios por corrupción de los que viene escapando gracias a la inmunidad diplomática que le otorga el cargo, mientras que su partido, el Likud, dejará de ser parte del Gobierno de Israel luego de décadas.
Sin embargo, esto no significa un cambio progresivo para los palestinos que sufren sistemáticamente la limpieza étnica y la vida en los guetos en Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este, ni tampoco para los judíos que viven la precarización de la vida y que se han manifestado reiteradas veces. Por el contrario, de la mano de Bennett, asciende la derecha más dura de la mano de los partidos de centro, el laborismo, y el vergonzoso apoyo de los partidos árabes; planteando nuevos y más complejos desafíos para la causa palestina con la que somos plenamente solidarios.