Tras haber decidido aumentarse a $ 141.000 los montos de las dietas, ayer Diputados rechazó debatir sobre ese obsceno incremento. Mientras tanto sí se debate y vota un presupuesto de ajuste.
Jueves 3 de noviembre de 2016
El escándalo y la impunidad parecen no cesar. No habían pasado siquiera 72 horas desde el momento en que se conoció el llamado #Dietazo cuando la Cámara Baja agregó una “mancha más al tigre”. Ayer Diputados protagonizó una votación escandalosa, negándose a poner a discusión el enorme aumento decidido por la presidencia de las dos cámaras del Congreso hace pocos días.
Como se recordará, con ese aumento los legisladores nacionales pasaban a ganar la sideral cifra de alrededor de $ 141.000 mensuales, un monto que equivale a cerca de 18 veces el salario promedio de la clase trabajadora argentina.
Este miércoles el marcador final de la votación mostró 112 en contra de abrir esa discusión y 104 a favor de hacerlo. La votación era resultado del pedido hecho por el Frente de Izquierda para que se discuta la cuestión.
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La votación negativa puso de manifiesto el espíritu corporativo de la casta política que legisla en función de los intereses del gran empresariado. Las figuras más importantes de los partidos patronales se dividieron entre la justificación del aumento en “aras de la necesidad de hacer política”, el silencio más abierto y la defensa a rajatabla del aumento.
La medida despertó un descontento social ampliamente extendido. Durante toda la jornada de ayer el hashtag #Dietazo ocupó un lugar destacado en Twitter. Ese descontento fue lo que obligó al mismo Presidente Macri a hacer declaraciones de “reto” a los legisladores, pidiendo “no pasarse de largo” con los aumentos. El pedido resulta un poco insólito, dado que quienes acordaron el mismo fueron nada más y nada menos que su vicepresidenta y el principal responsable del Ejecutivo en Diputados. Sin embargo, el mismo Presidente tiene un sueldo que supera los $ 100 mil netos. El que se “pasó un poco de largo” parece haber sido él.
Ese contexto social de rechazo al #Dietazo explica también la amplia repercusión que tuvo la denuncia realizada por legisladores del FIT como Néstor Pitrola, Pablo López y Myriam Bregman.
Vale recordar que en la misma sesión de Diputados de ayer, quienes se negaron a siquiera debatir sobre sus onerosos ingresos se aprestaban a discutir durante largas horas un Presupuesto 2017 plagado de ajustes y achicamientos de partidas para áreas sensibles como Ciencia, Educación, Derechos Humanos y Cultura.
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Tarde de ausencias y silencios
Ayer, poco después del mediodía, el Frente de Izquierda propuso que se tratara sobre tablas la discusión acerca del aumento de dietas. En ese marco, Myriam Bregman pidió que se discutiera el proyecto para retrotraer el aumento. Desde esa bancada también se insistió en que se debata en la Cámara el proyecto que propone que todo diputado debe ganar como un docente.
Lo que dejó en evidencia la votación es el acuerdo entre Cambiemos y el Bloque Justicialista de Diego Bossio y Oscar Romero. Fue ese espacio el que permitió esencialmente garantizar los 112 votos en contra de abrir esta discusión.
Enfrente estuvieron el Frente de Izquierda, parte del FpV y del Peronismo para la Victoria -en ambos bloques se encontraban varios legisladores ausentes- y otros bloques menores.
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Otros que no estuvieron a la hora de la votación fueron Margarita Stolbizer y Sergio Massa. La primera, ubicada como paladín del discurso “republicano”, no tiene mayores cuestionamientos a la hora de cobrar una suma que equivale a más de 20 salarios mínimos. El líder del Frente Renovador repitió la rutina que arrastra desde que es legislador, ausentándose una vez más de una votación.
En el FpV hubo varios ausentes. El líder de ese bloque, Héctor Recalde, votó a favor de que se abriera la discusión de las dietas en el recinto. Sin embargo, durante la jornada había justificado el aumento de las mismas. “Yo no quiero que me pague una multinacional, una corporación, que después me fijen políticas porque me financiaron. Quiero que el financiamiento sea público”. Este argumento había sido refutado por Nicolás del Caño, del PTS-Frente de Izquierda, en un debate televisivo.
Una casta privilegiada sin control
Dos personas decidieron este aumento: Gabriela Michetti y Emilio Monzó, en su carácter de presidentes de ambas cámaras. Gran parte de los legisladores se enteraron del aumento por los medios. Esto no impidió que muchos de ellos lo aceptaran llamándose a silencio.
Lo que queda a la vista es el carácter de casta privilegiada de los autodenominados “representantes de la nación”. Mientras los salarios de millones de trabajadores se deciden -en el mejor de los casos- en trabajosas paritarias, diputados y senadores se autodeterminan para elevar sus ingresos por encima del índice inflacionario y a niveles que representan decenas de veces el salario promedio en Argentina.
Los funcionarios de los tres poderes (Legislativo, Judicial y Ejecutivo) constituyen una verdadera casta alejada de los intereses populares. Esa distancia está garantizada por los enormes privilegios de los que gozan. Los montos percibidos son solo uno de ellos.
En el caso de los funcionarios judiciales -jueces y fiscales- se suma la intangibilidad de sus ingresos y el carácter vitalicio de los cargos que ocupan. En el caso de quienes ocupan lugares de presidente y vicepresidente, los “beneficios” de haber pasado por ese lugar se traducen, por ejemplo, en el derecho a gozar de una jubilación de privilegio de decenas de miles de pesos, aunque solo se haya ocupado el cargo unos pocos días, como ocurrió en los casos de Ramón Puerta o Adolfo Rodríguez Saá.
Precisamente este es el nudo que ataca la propuesta impulsada por el PTS y el Frente de Izquierda de que todo funcionario y diputado cobre como una maestra.

Redacción
Redacción central La Izquierda Diario