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Francia. Congreso fundacional de Révolution Permanente: informe de los debates

El congreso fundacional de Révolution Permanente se celebró los pasados días 16, 17 y 18 de diciembre en Paris. A continuación, compartimos un informe de las discusiones de los puntos de internacional, nacional y de partido que estructuraron las jornadas.

Jueves 5 de enero de 2023 09:37

Una situación internacional en erupción

El punto de situación internacional se abrió con un informe de Juan Chingo, partiendo del documento internacional que buscaba afinar algunas de las definiciones de este último y actualizar alguno de sus elementos.

Se comenzó por una discusión metodológica. Si bien objetivamente hemos entrado en un periodo de “crisis, guerras y revoluciones”, como nos indica la guerra en Ucrania, desde el punto de vista de los fenómenos políticos y de la lucha de clases, las tendencias hacia los extremos, es decir a la revolución y a la contrarrevolución, aparecen más atenuadas. Del lado de la burguesía, se explica debido a que, a pesar de la reacción neoliberal, el proletariado conserva aún posiciones dentro de la democracia burguesa que no son fáciles de destruir con las fuerzas de las que dispone actualmente la contrarrevolución. Por el lado del proletariado, a pesar de la crisis de las viejas direcciones del movimiento obrero, corrompidas y separadas de los intereses obreros, la persistencia de la crisis del marxismo revolucionario bloquea el poder resolver en lo inmediato la crisis de la subjetividad obrera. Producto de la derrota y el desvío del proceso de lucha de clases de los años 1960-1970, la sucesión de revueltas a escala mundial desde las Primaveras Árabes genera, sin embargo, las precondiciones necesarias para superar dicha crisis.

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En una segunda parte, el informe hizo un repaso de los acontecimientos internacionales más importantes que se dieron tras la redacción del documento internacional. En China, la explosión de la furia de los trabajadores en Foxconn y las manifestaciones contra la política cero-Covid en todo el país expresan una rabia latente en el país. Si esta no ha dado luz aún a una verdadera revuelta, el alcance nacional de la movilización, el rol jugado por la clase obrera y la movilización de sectores de “clases medias” que constituyen la base del Partido Comunista Chino podría abrir el camino a una profunda desestabilización del régimen. Una tendencia que debe continuar observándose de cerca.

En Irán, la revuelta que continua tras varios meses en contra del régimen constituye el elemento más avanzado de la situación internacional en el terreno de la lucha de clases, a pesar de que por ahora la intervención de la clase obrera ha sido limitada. Su irrupción en el movimiento podría cambiar las tornas, como ocurrió en su momento en la revolución de 1979 contra el régimen del Sha. Otro proceso profundo que podemos observar, a menor escala, es el caso de Perú donde una grave crisis política ha estallado tras el golpe de Estado institucional de la derecha que ha llevado al arresto y destitución del presidente Pedro Castillo, movilizando a trabajadores y sectores populares desde hace varias semanas.

Del lado de los países imperialistas, también se han producido procesos en Reino Unido, así como en Estados Unidos. Frente a la crisis política británica, la irrupción este verano de la clase obrera podría continuar este invierno y extenderse en especial entre los enfermeros. Un proceso que muestra una continuidad relevante y abierta, al menos en perspectiva de la posibilidad de una huelga general. En Estados Unidos, la importante combatividad de los ferroviarios ha llevado al Partido Demócrata a movilizarse para reventar la huelga, con el apoyo de su ala izquierda a través de Alexandria Ocasio-Cortez y el apoyo político de la revista Jacobin. Esto podría abrir una crisis en sus bases obreras.

Los elementos de radicalización también se expresan por derecha con el golpe de Estado fomentado por la extrema derecha en Alemania. Este buscaba tomar el Bundestag y giraba entorno a una serie de personalidades políticas y figuras públicas que se apoyaban en pequeños grupos armados preparados para intervenir por todo el país. Si bien el golpe ha sido desactivado antes de realizarse, muestra aún así el grado de organización de la extrema derecha y la expresión de una importante radicalización en el seno del principal país imperialista en Europa.

El informe también repasó la relevancia de la cuestión ecologista en el plano internacional y la evolución de tendencias en este aspecto. Si bien en los últimos años había predominado por parte de los países imperialistas un discurso de tipo “capitalismo verde”, centrado en la necesidad de reverdecer el sistema actual, La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 27) en Charm-el-Cheikh, ha acordado la vuelta al capitalismo fósil. El conflicto en Ucrania ha jugado un rol decisivo al poner encima de la mesa el imperativo de asegurar medios para el aprovisionamiento de energía, echando para atrás las discusiones ecologistas. Una situación como esta pone en duda las esperanzas de imponer gradualmente una transformación ecológica del capitalismo como defienden la mayoría de las fuerzas ecologistas.

Finalmente, el informe recordó la definición de la guerra en Ucrania presentada en el documento internacional, insistiendo en la especificidad de un conflicto en el que la unidad imperialista en apoyo a Ucrania es total pero también sobre la forma en la que la guerra está camino de restaurar el prestigio del imperialismo occidental, que sufrió un duro golpe con la retirada estadounidense de Afganistán hace dos años. Las inquietantes tendencias a la remilitarización de ciertas potencias como Alemania, que ha roto claramente con su política histórica de acuerdos con Rusia también fueron mencionadas. Un refuerzo coyuntural del imperialismo norteamericano y del bando imperialista que subraya la necesidad de una política independiente tanto de Rusia como del gobierno de Zelensky, subordinado a la OTAN.

Esta cuestión fue el centro de los debates internacionales en el Congreso. Una posición minoritaria, expresada en el boletín interno de la sesión y de los debates, planteaba la necesidad de apoyar ciertos elementos obreros dentro de la resistencia ucraniana. Para explicar su posición, algunos delegados se apoyaron durante la discusión en el ejemplo de las posiciones de los revolucionarios de apoyo a China durante el conflicto sino-japones a pesar del apoyo estadounidense a Tchang Kaï-Chek. Al mismo tiempo que denunciaban el rol de la OTAN, subrayaban la existencia de fuerzas participantes en el conflicto que mantenían posturas criticas con el gobierno de Zelensky, y que incluso se reivindicaban como “socialistas” o anarquistas. Estas intervenían dentro del ejercito o en unidades de defensa territorial en las que se integran y que deberían ser apoyadas para permitir que surja una política independiente. Sobre esto último, un delegado uso el ejemplo del convoy solidario con Ucrania de la Red Sindical Internacional de Solidaridad y Lucha organizada en coordinación con fuerzas sindicales de Europa, América Latina y el sindicato independiente de mineros de Krivoy Rog, como herramientas para ligarse con elementos de la clase obrera ucraniana. La idea según ellos es reforzar los potenciales sectores progresistas en el seno del bando ucraniano para incrementar sus posibilidades de que jueguen un rol decisivo contra el ejercito de invasión de Putin y contra la colonización económica de los imperialismos que sostienen a Zelensky dentro de los límites de sus propios intereses.

Otros delegados señalaron, por el contrario, el carácter ilusorio de la oposición de fuerzas planteadas anteriormente, como las de Movimiento Social, miembro observador del Secretariado Unificado-Cuarta Internacional, que actúan totalmente adaptados a la política de Zelensky. Expusieron también las diferencias clave con el conflicto sino-japonés, con énfasis en el apoyo unánime del imperialismo a Ucrania en la actualidad.

Más allá del conflicto, los delegados también expusieron como el refuerzo del imperialismo actual abría el camino a un periodo duro, de choques entre grandes potencias, y que sea cual sea el resultado de la guerra, tan solo una política independiente del movimiento obrero podrá contrarrestarlo. En este sentido, si el desastre que supondría una victoria de Putin en Ucrania fue expuesto, otros delegados insistieron en la cuestión de que una victoria del bando ucraniano bajo dominación occidental abriría la puerta a un avasallamiento de Ucrania, cuyo futuro política tendría más que ver con Corea del Sur o Hungría que con una vuelta a una democracia burguesa como afirman falsamente algunos defensores del imperialismo.

Una situación nacional marcada por la próxima batalla de la reforma de las pensiones

La discusión sobre la situación nacional comenzó con una introducción de Paul Morao, que prolongaba el documento propuesto para el debate, subrayando las coordenadas en las cuales se prepara la futura batalla por las pensiones. Coordenadas marcadas, a nivel más general, por la continuidad de una situación de crisis económica, mientras que el Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos (INSEE) anuncia una posible recesión para inicios del año 2023 y que la inflación podría aumentar. Una dinámica a la que se suma la crisis energética, que hace posible el riesgo de cortes de energía inéditos en el país este invierno, alimentando el sentimiento de degradación de las condiciones de vida en el país ya reforzado de por sí por la crisis de la Sanidad y de los transportes.

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Estos elementos alimentan la crisis política que podría continuar y mostraron recientemente consecuencias con la decisión tomada por Enmanuel Macron de atrasar en el último momento el anuncio del proyecto de reforma de las pensiones. Mientras que el gobierno busca aprobar este proyecto profunda y violentamente anti-social antes del verano, busca evitar su aislamiento antes de dar el gran salto.

Este es en primer lugar político. Ya que, si bien el gobierno busca apoyarse en la Asamblea Nacional para apoyar la reforma sin usar la carta del artículo 49.3 (NdT: mecanismo constitucional que permite aprobar leyes sin mayoría parlamentaria pero que deja abierta la puerta a mociones de censura), Agrupación Nacional se opone a la medida, mientras que su principal aliado, Los Republicanos (LR), se encuentran divididos entornos a la modalidad de la reforma. Si los debates se centran sobre la forma, no implica que no haya graves riesgos para el gobierno ya que Olivier Marleix, líder de los diputados de LR ha llegado a plantear como “hipótesis” una moción de censura por parte de la derecha en caso de que la reforma de las pensiones se apruebe a través del 49.3. Una situación que expresa como la crisis política limita el margen de maniobra del gobierno. Mientras que Macron se enfrenta además a divisiones en su propio bando, con Richard Ferrand (dirigente del partido) y Bruno Le Maire (ministro de Economía) llamando a retrasarla y Edouard Philippe (ex Primer Ministro) que se ha echado atrás respecto a su planteamiento inicial de exigir que la edad de jubilación suba a los 67 años.

El aislamiento es también sindical ya que, contra la reforma de las pensiones, Macron debe pelear en contra de un frente sindical inédito desde 2010 que integra incluso a CFDT (NdT: la burocracia sindical más a la derecha y rompehuelgas). En este marco, a falta de convencer al sindicato de Laurent Berger (NdT: secretario general de CFDT), que votó en su último congreso el rechazo total a cualquier subida de la edad de jubilación, el gobierno trataría de neutralizar a dicho sindicato ofreciendo migajas al respecto de pluses de penosidad del trabajo, de largas carreras profesionales, o proponiendo otra fórmula para la reforma, abandonado el programa máximo de 65 años y dando marcha atrás al aumento de la edad de jubilación y la ampliación del periodo de cotización.

En este contexto, el fundamento estratégico de la marcha atrás del anuncio de la reforma se basa en un miedo a la explosión social. Este miedo, que ha marcado a la burguesía tras la experiencia del primer quinquenato de Macron, explica el miedo a confrontar con mano de hierro sin haber agotado antes otras opciones. Ya que, el mes de enero, en un contexto de aumento de la inflación, la crisis energética y sumándole una contrarreforma podría resultar explosivo. Desde este punto de vista, la reciente huelga de controladores de la SNCF (empresa ferroviaria), organizada por Facebook y que, en un primer momento, ha desbordado las direcciones sindicales, ha jugado un rol en desalentar al gobierno de realizar un anuncio antes de Navidades que pudiera dar lugar a fenómenos desde la base sin control.

A pesar de estas potencialidades objetivas, la política de las direcciones sindicales se mantiene por el momento en la pasividad. Tras haber participado en las negociaciones sobre la reforma, tan solo en el último momento, se ha dado un frente sindical unitario inédito desde 2010 y que plantea una movilización una vez se presente la reforma. Esta lógica representa un posicionamiento “responsable” en la línea de la estrategia del “dialogo social” que predomina estos últimos meses. Además, si las direcciones sindicales buscan dirigir la movilización, también esperan poder jugar un rol de contención de la rabia social que crece cada vez más y tratan de estructurar un plan alrededor de las tradicionales jornadas aisladas de movilización de cara a hacer presión a Macron.

Si la NUPES busca capitalizar en la cuestión de las jubilaciones, plantear una política alternativa a esta perspectiva no es desde luego el objetivo de la izquierda institucional. Su política está centrada en la preparación de las próximas elecciones y de las peleas parlamentarias, en detrimento de la construcción de una correlación de fuerzas mediante la huelga en contra del gobierno. Su estrategia ha sufrido un mazado por la crisis que sufre la Francia Insumisa, el pilar central de la NUPES. Dicha crisis comenzó con el affaire Quatennens, que generó las primeras tensiones contra la figura de Mélenchon y su dirección burocrática. Se agravó alrededor de la reorganización del movimiento, el cual continúa defendiendo su lógica “gaseosa” del movimiento, aunque esta choca con la consolidación de figuras que rechazan las decisiones antidemocráticas de Mélenchon. Esto incluye a gente cercana a Mélenchon, como Alexis Corbière (vicepresidente del grupo parlamentario de NUPES), Raquel Garrido (diputada) o Éric Coquerel (presidente de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional), lo que podría fragilizar a la Francia Insumisa, la cual sigue bajo control de Mélenchon.

La discusión ha permitido caracterizar más al detalle estos fenómenos, señalando la existencia de fenómenos espontáneos entre los trabajadores y sus límites. Como se vio en la huelga de los controladores, continua habiendo tendencias a la “chaleco-amarillización”, en el sentido de huelgas que nacen de la base, impuestas a las direcciones sindicales, con una voluntad progresista de tomar por sí mismos las decisiones. A pesar de sus límites (corporativismo, debilidad de la autoorganización, direcciones autoproclamadas), este movimiento expresa el creciente abismo entre las direcciones sindicales y las aspiraciones de amplios sectores de trabajadores. Al mismo tiempo, si observamos las tendencias a la multiplicación de huelgas por los salarios a nivel de empresas o incluso de sectores, como fue el caso del petroquímico o más recientemente de Sanofi, estas permanecen aisladas principalmente por la política de las direcciones sindicales.

La discusión permitió también insistir sobre la especificidad de la futura batalla por las pensiones. A diferencia de las huelgas nacionales de 2016 o 2019, esta va a ser organizada por un frente sindical muy amplio. Si bien este aspecto podría permitir una movilización masiva, también implica un cierto control por parte de las burocracias que preparan un plan de jornadas aisladas negándose a unir el combate por las pensiones a la luchas por el salario. Por otro lado, al contrario que en 2019 donde los sectores afectados por los regímenes especiales fueron la vanguardia del movimiento, Macron ha decidido perdonarlos incluyendo una clausula de derechos adquiridos. Sin embargo, en comparación con la compleja reforma “sistémica” de 2019, la subida de la edad de jubilación aparece como un ataque más fácilmente comprensible, y más aún en el caso de los trabajadores precarios o que ejercen los trabajos más duros.

En este marco, en vista de la radicalidad que puede darse en la base, de las contradicciones entre la base y sus direcciones, cuyo plan de batalla anunciado no está a la altura del desafío, estas contradicciones podrían surgir rápidamente. Otro elemento decisivo será la construcción de una política alternativa, que se apoye en la base sobre sectores de vanguardia y estructuras sindicales combativas y defienda un programa que enlace la batalla contra la reforma de las pensiones y la lucha por los salarios. Esta no podrá emerger más que con la lucha contra las burocracias sindicales, construyendo diferentes marcos de autoorganización que emergerán en el seno del movimiento (coordinadoras, Asambleas Generales Interprofesionales…) alrededor de una plataforma reivindicativa que permitía unificar el conjunto de sectores de la clase obrera. Se trata de una tarea que debe ser tomada conscientemente, más aún en ausencia de sectores que podrían tomar este rol locomotor como fue el caso de la RATP en 2019.

La cuestión de la evolución de la izquierda institucional también fue abordada. Por un lado, el intento de la Francia Insumisa de construirse en algunos sectores, como es el caso de la juventud apoyándose en organizaciones estudiantiles ligadas a L´Alternative para tratar de conquistar el espacio vacío dejado por la burocracia estudiantil de l ´UNEF. Si la construcción de la Francia Insumisa ha sido un éxito relativo en algunas facultades, su avance político en la juventud choca con el desfase entre el proyecto defendido por el partido y la radicalidad de este sector, en especial en cuestiones como el feminismo o el antirracismo. Al mismo tiempo, la Francia Insumisa ha tratado de utilizar esta implantación para apoyar sus iniciativas nacionales, con el ejemplo de la preparación de la movilización del 21 de enero, convocada inicialmente por una intersindical joven dirigida por L´Alternative y apoyada por las juventudes del NPA antes de ser apoyada por la dirección de la Francia Insumisa.

En el caso del movimiento obrero, esta claro que la lógica de la Francia Insumisa no es la de una construcción orgánica. No ha logrado más que cooptar algunas figuras de los movimientos de huelga nacional de los últimos años, negándose a construirse en empresas y centros de trabajo dentro del terreno de las luchas y contribuyendo a construir la huelga reconductible contra el gobierno. Peor aún, su estrategia populista se opone en ocasiones claramente a esta última, como demostró la actitud de la organización de cara a la huelga de las refinerías que trató de invisibilizar hasta el último momento, cuando puso el foco en las movilizaciones simbólicas del sábado.

Finalmente, la discusión permitió subrayar el desafío de que los cuadros de vanguardia que emergerán en la batalla de las pensiones sean capaces de tomar el conjunto de las reivindicaciones democráticas para aliarse con la juventud, así como con el movimiento antirracista, feminista, LGTB y ecologista. Estas reivindicaciones democráticas son por otro lado decisivas para confrontar la ofensiva autoritaria y xenófoba actual, que busca reforzarse entorno a la ley de Inmigración, pero también los grupúsculos de extrema derecha que buscan construirse en universidades y que no dudarán en atacar a las próximas movilizaciones, en especial las estudiantiles.

Una organización revolucionaria, internacionalista y democrática

Finalmente, la discusión sobre las bases políticas de la nueva organización revolucionaria ha permitido volver a debatir los elementos discutidos en las asambleas a la luz de la reciente implosión del NPA y la crisis en el seno de la Francia Insumisa. Para esto, Daniela Cobet hizo una introducción sobre la historia de la construcción de Révolution Permanente, que se forjó por un lado en la lucha política con la dirección histórica del NPA y su proyecto de partidos amplios, y por otro, planteando una perspectiva distinta de la intervención en la lucha de clases, haciendo de cada huelga una lucha política en la que los trabajadores deben ser los actores centrales. Este planteamiento, al cual se añadió el lanzar un periódico online en 2015, ha permitido crear lazos con sectores de la vanguardia obrera, aprovechando la intensidad de la lucha de clases desde 2016 para forjar dirigentes obreros políticos, preocupados por el conjunto de problemas que sufre la sociedad.

En este sentido, la huelga de Grandpuits fue una gran escuela, desarrollando enormemente la autoorganización de los huelguistas y construyendo una alianza con las organizaciones ecologistas en contra de las supresiones de empleo en una refinería de Total. De la misma forma, la huelga de Onet en 2017 recibió un eco en sectores intelectuales al plantear cuestiones muy políticas entorno a la subcontratación o la sobreexplotación de los trabajadores migrantes. Estas experiencias han permitido construir una voluntad de contribuir a una fusión entre el marxismo revolucionario y los sectores más avanzados de la clase obrera y de disputar la radicalidad obrera, haciendo emerger verdaderos tribunos de la plebe como por ejemplo el portavoz de Révolution Permanente Anasse Kazib.

Este proyecto político, que pone en el centro la intervención en la lucha de clases, busca también intervenir en el movimiento estudiantil a través de Poing Levé, en el movimiento feminista con Pan y Rosas para defender la necesidad de una perspectiva revolucionaria y de aliarse con la clase obrera, como esencia de la nueva organización. Sobre esto, la discusión permitió a distintos delegados insistir en la cuestión de la intervención en el movimiento antirracista, en especial en contra de las próximas ofensivas xenófobas, pero también en el ecologista así como en algunos sectores del movimiento obrero como la gran distribución donde ya se han dado algunas primeras experiencias.

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La cuestión de la implosión reciente del NPA, del cual Révolution Permanente fue expulsado hace año y medio, tuvo un lugar importante en el debate. Ya que el proyecto de Révolution Permanente se construyó en oposición al del NPA desde su creación, este último abandonó la centralidad de la clase obrera y el proyecto revolucionario a favor de una organización sin delimitaciones estratégicas claras, con un movimentismo confuso y una creciente adaptación a la izquierda reformista. La cuestión de superar este fracaso apareció como un tema central, en especial para los militantes de esta organización que se opusieron históricamente a la liquidación de la independencia política de cara a la izquierda institucional como deseaba la exmayoría del NPA.

En este sentido, la reivindicación de “continuar el NPA”, que predomina por ahora por el lado de L´Entincelle y de Anticapitalisme&Révolution (NdT: antiguas fracciones opositoras a la dirección histórica del NPA que ahora dirigen la parte no escindida de este) enturbia la cuestión del balance de esta organización, que debería darse en los próximos meses. Un proceso en el que Révolution Permanente desea contribuir, organizando discusiones sobre esta cuestión, ofreciendo las páginas de nuestro diario, pero también proponiendo al “NPA que se mantiene” futuras acciones e iniciativas comunes por la independencia de clase, ya sea en el terreno de la lucha de clases o incluso electoralmente. La nueva organización se sitúa en este sentido en la perspectiva más general de una refundación de la extrema izquierda, tras el fracaso de esta (incluyendo a Lutte Ouvrière) para jugar un rol decisivo y reforzarse en el marco de la oleada de lucha de clases abierta desde 2016.

Las intervenciones también subrayaron la importancia del internacionalismo y de la Fracción Trotskista-Cuarta Internacional (FT-QI) en su construcción. Révolution Permanente se nutre de manera importante de batallas teóricas llevadas a cabo por esta agrupación internacional. Frente a la liquidación de las conquistas estratégicas del movimiento revolucionario, desde el periodo de la postguerra hasta el periodo neoliberal, estas batallas permiten preservar y hacer vivo un rico patrimonio teórico, al mismo tiempo que lo hace dialogar con las problemáticas contemporáneas, y forjar cuadros revolucionarios internacionalistas intransigentes. Révolution Permanente también se ha beneficiado de la construcción de organizaciones revolucionarias en otros países y ha solicitado la adhesión de la nueva organización a la FT-QI, acogida con un gran entusiasmo por los delegados, lo que marca un avance importante para una corriente internacional nacida en América Latina. Siendo esta además el origen de la red de diarios La Izquierda Diario de la que Révolution Permanente forma parte.

La discusión volvió también sobre la cuestión de profundizar en el trabajo teórico e ideológico, iniciado en Francia en torno al estudio de la clase obrera hexagonal o del movimiento de los Chalecos Amarillos, para fortalecer la organización, soldar a sus miembros sobre la base de un entendimiento común, luchar contra la ideología dominante, saber orientarse en la realidad, entendiendo el marxismo como "guía para la acción", etc. Esta cuestión está estrechamente relacionada con la de la formación teórica de toda la organización y, en particular, de los cuadros obreros y jóvenes.

El Congreso adoptó finalmente una carta estatutaria provisional, en la que se establecían los derechos y deberes de los militantes de la nueva organización, incluido el derecho de tendencia, antes de elegir democráticamente, al término de un debate democrático y de una votación de todos los delegados, un comité central, encargado de dirigir la nueva organización hasta su próximo congreso.

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