En el reciente estudio “La pobreza del “modelo” chileno”, la Fundación Sol analizó datos de pobreza del país medidos por el nivel de ingresos de salarios y pensiones. Los datos arrojaron que si se consideran esas variables la pobreza salta del 10,8% oficial a un 39,9%. Esa cifra se eleva hasta un 52,3% si se considera una “Canasta Alimentaria de Calidad”, un estándar un poco superior al que considera la canasta normal. Comparando los resultados de los últimos 15 años, el estudio muestra que los niveles de pobreza retrocedieron hacia los del año 2011 cuando existía un 41,2% de población en esta situación.
Miércoles 18 de agosto de 2021
En el reciente estudio “La pobreza del “modelo” chileno: La insuficiencia de los ingresos del trabajo y las pensiones” de la Fundación Sol se expone el avance de la pobreza luego de la pandemia en el país. Considerando los datos de la encuesta Casen en pandemia realizada durante el 2020, la Fundación simuló los niveles de pobreza del país considerando los ingresos de salarios y pensiones, sin considerar las transferencias estatales o el llamado “alquiler imputado”. Los resultados reflejaron que los niveles de pobreza se situaron en un rango similar al 2011 en torno al 40%. Si se considera un estándar superior a la línea de la pobreza medida por la canasta básica familiar, el nivel de pobreza sube a más del 50%.
El estudio que tiene por objetivo medir el impacto real de los salarios como mecanismo para reducir la pobreza muestra sus bajos niveles. En comparación con las cifras oficiales que cifran la pobreza en un 10,8%, si solo se consideran los ingresos de salarios y pensiones la cifra se eleva considerablemente. Esto es relevante debido a la cantidad de subsidios estatales que tienden a elevar los ingresos familiares sirviendo como un “subsidio permanente” para que empresarios paguen salarios menores a sus trabajadores.
La trampa del alquiler imputado
A su vez, el estudio muestra los diversos sesgos que tienen las mediciones oficiales para bajar los niveles de la pobreza como por ejemplo considerar como un ingreso si una familia es dueña o se encuentra pagando el inmueble donde vive. Esto es el llamado “alquiler imputado”, así por ejemplo “en el caso de una persona sin trabajo, que tiene 65 años, y que es dueña de su vivienda o sigue pagándola vía dividendos, tendrá un ingreso equivalente a lo que se paga en arriendo en el lugar donde vive. Esta persona podría no tener dinero ni para comer, pero en las aparecerá con un ingreso “por alquiler imputado”. Si ese ingreso es mayor al monto establecido para la línea de pobreza, se clasificará como “no pobre” ”.
Este concepto es especialmente relevante pues baja artificialmente la cifra de pobreza. El estudio muestra que solo por este concepto la cifra de pobreza sube de 10,8% a 24,8%, es decir, más del doble. En términos cuantitativos, las cifras pasan de 2,1 millones a 7,8 millones.
Sectores más golpeados: Juventud, adultos mayores y regiones
Otra de las conclusiones importantes del estudio es identificar a los sectores más afectados. Por grupos etarios los sectores más golpeados posterior a la pandemia son los adultos mayores (más de 60 años) que se encuentran en un 45,9% de pobreza en promedio, los jóvenes (hasta 17 años) con un 46,7% y las regiones donde 11 de 16 tienen niveles sobre el 40%. Las regiones de Ñuble y La Araucanía tienen porcentajes de pobreza sobre el 50%, siempre hablando de niveles medidos por ingresos salariales y de pensiones.
Evolución en los últimos 15 años
Desde el punto de vista de los últimos 15 años, el estudio sitúa los niveles de pobreza de 2020 en cifras similares al 2011 cuando los niveles se situaron en 41,2%. En el caso de las mujeres ese nivel se eleva hasta el 42,2% en 2020, mientras que en hombre la cifra alcanza un 37,3%.