Maria Izcurdia, consejera directiva en la facultad de psicología de la UBA, viene a la cabeza del ataque a la organización estudiantil. Luego de intentar boicotear asambleas estudiantiles, comparó al activismo estudiantil con la dictadura. Les estudiantes contestaron interviniendo su teórico.
Domingo 30 de septiembre de 2018 20:38
La Facultad de Psicología de la UBA no volvió a la normalidad después de la toma. Les estudiantes continuaron expresándose y no solo contra Biglieri que se paseó en todos los medios atacando la organización estudiantil. La semana pasada le tocó a la Lic. Maria Izcurdia, Consejera Titular por el Claustro Docente y Jefa de Trabajos Prácticos de Psicología Jurídica en la reaccionaria cátedra que preside Osvaldo Varela, cuestionado por dictar contenidos misóginos. La profesora se encontró con un mensaje que le dejaron sus alumnos antes de arrancar la clase, versaba “lxs dinosaurios van a desaparecer”.
La docente no se demoró en hacer su descargo por su facebook, acusando a los autores del mensaje de no ser estudiantes, estigmatizando la organización estudiantil. Como respuesta, les estudiantes redoblaron la apuesta y organizaron una intervención que desarrollaron en el teórico de ayer, con el objetivo de repudiar las declaraciones de la profesora que comparó la lucha de los estudiantes con la dictadura cívico-eclesiástica-militar. Se leyó una lista de compañeres estudiantes de psicología detenidos desaparecidos que incomodo a Izcurdia, quien se retiró del aula sin dar explicaciones.
¿De donde surge la novedad de que les estudiantes salgan a contestar y enfrentar a las autoridades de la casa de estudios? Es que el repudio al carácter medieval del gobierno universitario no termina en las antidemocráticas formas de “representación” donde una camarilla de 130 docentes eligen al decano y la voz de más de 12 mil estudiantes queda aplastada con una limitada participación estudiantil de solo 4 consejeros, sino que se manifiesta en la ideología que reproducen los funcionarios que cobran sueldos de privilegio y están atornillados a sus sillones.
Gracias a la movilización y la lucha, el Consejo Directivo salió del blindaje que lo protegía para hacer y deshacer a gusto sus negociados con los privados, tal como promueve la Ley de Educación Superior. Con el fuerte cuestionamiento a la gestión apareció su verdadera identidad: juegan para Macri y los gobernadores que vienen perpetrando el saqueo a nuestras condiciones de vida, tal como lo exige el FMI y se ve reflejado en el presupuesto 2019.
María Izcurdia conforma esa casta de docentes que cuidan los intereses de la gestión del radicalismo (UCR/Cambiemos) El mensaje es contundente, no queremos más que decida este puñado de profesores reaccionarios el destino y objetivos de nuestra formación porque además estamos conociendo a su pata estudiantil, la Franja Morada (el EDI en Psico) y sus métodos patoteriles como mostraron en la universidad de Córdoba.
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La organización estudiantil cuestiona profundamente quién decide qué, y por que. En ese camino puso en pie la comisión por la democratización de la facultad, demanda que apunta a que las decisiones estén en manos de los que quieren una universidad al servicio de las mayorías y no para reproducir la mercantilización de una academia que continúa siendo expulsiva y que, cuanto más se profundiza la crisis, marca más la brecha social entre los que pueden estudiar una carrera universitaria y los que no, legitimando la sociedad de clases.
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El movimiento estudiantil tiene el desafío de enfrentar a los garantes del ajuste en la facultad. Cuenta con los métodos de auto organización de los que se supo servir en esta lucha con asambleas y comisiones de base, para construir una fuerza independiente del gobierno y todas las fuerzas políticas que critican el ajuste pero no lo enfrentan, especulando con el 2019.
La dirigencia del CEP, El Impulso (Libres del Sur, Patria Grande y El Brote), aliados a distintas variantes del peronismo, demostró estar en esta sintonía cuando intentó desinflar la medida de lucha de manera inconsulta. Pero el cuestionamiento no es solo a la dirigencia sino a que modelo de centro de estudiantes es requerido para potenciar esta fuerza que viene creciendo. No alcanza con gestionar bares y fotocopias. La pelea contra el ajuste hace cada vez más necesaria levantar centros de estudiantes y federaciones que se llenen de participación y recuperen la tradición de lucha que supo tener el movimiento estudiantil.