Luego de cuatro semanas de movilización, los funcionarios, académicos y estudiantes siguen en la lucha contra el autoritarismo universitario y la institucionalidad legada de la dictadura. Hoy, los tres estamentos decidieron tomar el control de la situación creando un “comité de crisis”.

Ricardo Rebolledo La Izquierda Diario
Miércoles 30 de diciembre de 2015
En medio de las festividades de fin de año, donde muchas familias se encuentran y se toman ese pequeño respiro entre navidad y año nuevo, en Avenida Independencia 1027 el “plan de normalización” mantiene un álgido proceso. La batalla contra los cerca de 360 despidos que se vienen para este 2016 ha desencadenado en la organización desde las bases.
Los organismos de los estamentos se han levantado contra el decano y el Consejo de Facultad -que representa la falta de democracia dentro de la misma, con la toma de decisiones de unos pocos- quienes representan una forma de entender la organización dentro de la universidad con estructuras burocráticas. Estas apelan al autoritarismo y a perpetuar el mercado dentro de la educación, siendo ahora el principal antecedente de este déficit financiero.
Fue en las asambleas triestamentales donde se forjó un “comité de crisis” para llevar adelante todas las propuestas y respuestas. Esto debido a que la misma institucionalidad que venía funcionando fue la que llevó a esta situación, donde unos pocos están decidiendo por sobre una facultad que comprende a miles, y siendo esos pocos elegidos bajo el criterio de poder e influencia. Tal cual como fue el actuar del Consejo de Facultad, que respondió irrestrictamente aprobando el plan de reajuste de Decanato y la reducción de un 15% de los salarios (aun cuando en algunos departamentos se decidió en contra).
Este comité de crisis está comenzando a armar sus lineamientos y sus planes de acción, pero aunque la experiencia no es mucha, entre asamblea y asamblea van organizándose para poder enfrentar esa institucionalidad que no los favorece, y que al contrario, los amenaza ahora en sus puestos de trabajo y con ello a sus familias y recursos. Lo que está en juego no sólo son sus demandas inmediatas y el fin de este plan de restructuración, sino que además, la forma en como entendemos la organización universitaria y la democracia al interior de esta.
Esta instancia que se levantó resulta ser histórica, ya que se ponen en duda las figuras máximas como el Decano y las otras autoridades, que nada han logrado resolver que sea en favor de los tres estamentos. Por su parte, el Rector Ennio Vivaldi, no se ha pronunciado por la deuda de arrastre de los $11.500 millones y por la amenaza de los cientos de despidos de sus funcionarios y académicos.
El mercado en la educación ha golpeado a la Facultad de Medicina, así como a distintas universidades. Los funcionarios en esta movilización defienden sus puestos de trabajo, pero además, la educación y la lucha por un nuevo rumbo para la salud, donde esta sea de calidad, pública y para todos.