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Red Internacional
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A CUATRO AÑOS DEL CRIMEN DE MARIANO. Continúan la impunidad, la tercerización laboral y los negociados

La lucha de los trabajadores ferroviarios tercerizados del Roca por el pase a planta permanente, sacó a la luz uno de los flagelos que impuso el neoliberalismo y al que el kichnerismo dio continuidad, de manera conjunta, con la burocracia sindical y las empresas privatizadas. La tercerización laboral permite a las empresas obtener ganancias extras mediante la superexplotación de los trabajadores con sueldos muchos más bajos que los establecidos por convenio, sin continuidad laboral y casi, sin derechos.

Lunes 20 de octubre de 2014 08:30

Este sistema de precarización laboral en el ferrocarril se transformó en un gran negociado en el que estaban implicados el gobierno, la patronal y la burocracia sindical y que les brindaba enormes ganancias mediante la superexplotación de los trabajadores y la sobrefacturación con empresas tercerizadas truchas. Los dueños de esas empresas, algunas de ellas supuestas "cooperativas", son los mismos concesionarios e incluso los mismos burócratas sindicales. Se conformó una red de corrupción que para defender sus intereses mafiosos no dudaron en armar a la patota que terminó asesinando al joven militante del Partido Obrero Mariano Ferreyra.

Si bien la lucha y la movilizaciones de los trabajadores y las organizaciones solidarias permitió el pase a planta permanente de 1.580 trabajadores del Roca (más de 3.500, si se toman en cuenta el resto de los ferrocarriles) y permitió el juicio y la cárcel para Pedraza, no desterró ese castigo que es la tercerización, ni se quitaron las concesiones a los privados como así tampoco se enjuició a los co-responsables del crimen, entre ellos funcionarios del gobierno como el ministro de Trabajo Carlos Tomada, el ministro de Planificación Julio De Vido, el entonces secretario de Transporte Juan Pablo Schiavi y el subsecretario Antonio Luna y gerentes de las empresas que dieron vía libre a la patota.

La continuidad

La condena a 15 años de cárcel a Pedraza no produjo cambios de fondo en el sindicato de la Unión Ferroviaria, sólo transmutaron figuritas y su sucesor en el cargo, Sergio Sassia, continuó la sociedad con el kirchnerismo, precisamente por ser el pedracismo sin Pedraza. Sassia se alineó luego con Florencio Randazzo cuando éste asumió como ministro de Transporte, dando continuidad al mismo sistema de prebendas y corrupción. A su vez Randazzo lo utiliza como pata sindical para su postulación como posible candidato del Frente Para la Victoria de cara al 2015, haciendo campaña para validar la supuesta “revolución ferroviaria”, por supuesto luego de las masacres de Once y Castelar.

Randazzo junto al pedracismo intentan hacer culpables a los trabajadores del pésimo servicio y sus consecuencias. Pretenden poner al usuario contra los ferroviarios instrumentando la persecución y el control con métodos policíacos que incluyen vigilancias mediante cámaras, controles de salud exhaustivos, implementación de controles sobre cuándo tomamos o dejamos los servicios.

El servicio médico actúa de forma autoritaria y no reconoce los certificados médicos y, no casualmente, entre estos perseguidos se encuentran los principales referentes de la lucha de los tercerizados: Andrés Padellaro y Pablo Villalba.

Y van más allá. Profundizan la política nefasta de privatizaciones y concesiones donde se realizan algunos cambios como la compra de decenas de trenes a China, de dudosa calidad y en términos comerciales que nos hacen dependientes de ellos.

Pero también hay una continuidad del sistema de precarización laboral y de concesiones privatista, ahora con otra legislación, pero donde el Estado se hace cargo de todo y las concesionarias sólo administran y se la "roban con pala". No hay un plan de reestructuración integral del ferrocarril, sino sólo tapar lo que se ve en los principales conglomerados urbanos.

No vale criticar al menemismo, cuando se le da continuidad a las mismas políticas neoliberales aplicadas durante los ’90.

La “década ganada” adquiere significado para una pequeña casta de empresarios ligados al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. La tercerización laboral es un flagelo que trasciende al ferrocarril y una gran batalla es terminar con ella para acabar con este sistema que beneficia a unos pocos y deja de lado a millones.

Mariano Ferreyra fue parte de esa lucha. Acabar con la precarización laboral, las privatizadas, la corrupción estatal y la burocracia sindical es nuestra pelea diaria. El pueblo trabajador que durante años fue tratado como ganado, merece viajar cómodo, rápido y seguro. Por eso la solución de fondo que planteamos es lograr un sistema ferroviario estatal único bajo administración de los propios trabajadores y comités de usuarios populares.

¡Mariano Ferreyra presente!