La situación se agrava en el país por el arresto de opositores, la inseguridad y la imposibilidad de lograr un acuerdo entre el gobierno y los opositores.
Viernes 14 de octubre de 2016
Foto: Amnistía Internacional
El partido de la Unión Democrática y el Progreso Social, histórico opositor al gobierno de Kabila, denunció el arresto el domingo 9 de octubre de Bruno Tshibala, su secretario general adjunto. La detención se realizó en el aeropuerto de Ndjili, confiscándole su pasaporte y llevándole hacia un paradero desconocido, indican desde la misma UDPS. El nombre de Tshibala estaría, según recoge Jeune Afrique, en una lista de decenas de dirigentes de la Alianza (opositora) llevada por el fiscal del Tribunal Supremo de la RD del Congo hacia los servicios de control de fronteras con el fin de evitar que abandonen el territorio. La acusación más inmediata es haber alentado las manifestaciones del 19 y 20 de septiembre en Kinshasa donde murieron alrededor de 50 personas por la acción represiva de las fuerzas de seguridad y militares del gobierno de Kabila.
Negociaciones fallidas: posible mediación de Kofi Annan
El dialogo abierto entre la oposición y el gobierno desde el 1 de septiembre se complica. La conducción de estas negociaciones había sido llevada por el primer ministro de Togo, Edem Kodjo, sin mucho éxito. La Iglesia Católica por su parte anunció la suspensión de su participación de estas negociaciones. Los arrestos de Moïse Katumbe, quien es visto como uno de los principales líderes para disputar electoralmente a Kabila, fue arrestado y condenado a 36 meses de prisión por corrupción; a ellos se suma el ya mencionado arresto de Tshibala, obligando al proceso a tomar otra dirección.
Desde el día 6 de octubre la prensa internacional se hizo eco de una idea que rondaba en el mundo de la opinión política dentro y fuera de África, donde se solicitaba una figura de mayor influencia internacional como el ex Secretario General de la ONU entre 1997 y 2006 Kofi Annan. Se argumentaba que Annan era buen conocedor de la política centroafricana y los conflictos interétnicos durante el genocidio de 1994 en Ruanda y Burundi. Además, Annan fue uno de los principales valedores del acuerdo intercongoleño entre gobierno y oposición firmado en Sun City, Sudáfrica, en 2002.
Otras voces y opiniones advierten que la figura de Annan ya es pasado y que durante su gestión en la ONU no evitó ni aminoró las consecuencias del genocidio ruandés ni la intervención política de las potencias internacionales. Una intervención que no hizo más que empeorar en algunos casos la situación por el conflicto de intereses entre las potencias y el continente africano. En cualquier caso el papel de la ONU está bastante cuestionado por sus políticas de intervencionismo y “pacificación” en el continente africano. La ONU indicó tibiamente que los sucesos del 19 y 20 de septiembre fueron “por recurso excesivo de fuerza por parte de las fuerzas de seguridad”, afirmó lacónicamente un comunicado de Kate Gilmore, del Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Derechos del Hombre, el día 27 de septiembre. Una postura tibia, como acostumbrar tener, frente a una brutal masacre.