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Red Internacional
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Crisis política. Continúan las movilizaciones y paralizaciones contra el incremento del costo de vida y contra la política económica del gobierno

Luego de 8 días de protestas por parte de transportistas y agricultores, las cuales han dejado hasta la fecha cuatro personas fallecidas a raíz de la represión policial, las paralizaciones y movilizaciones contra las políticas económicas del gobierno de Pedro Castillo continúan en diferentes partes del país.

Martes 5 de abril de 2022

Por primera vez en lo que va de su mandato, Pedro Castillo sufrió la arremetida de una contundente oleada de movilizaciones y paralizaciones protagonizadas, esta vez, por campesinos pobres y transportistas, mayoritariamente provenientes de la sierra central del Perú, la cual es la región más pobre del país, la misma que, paradójicamente, fue la que con su voto mayoritario llevo a Castillo a la presidencia de la Republica.

Si bien el fin de semana pasado, un sector de los manifestantes firmo una tregua de 5 días con el gobierno central, el lunes 4 y martes 5 de abril, se realizó un nuevo paro nacional de transportistas de carga pesada, el cual, en algunas regiones del país tuvo mucha contundencia y logro paralizar diversas vías de acceso. En Lima y Callao, por ejemplo, se suspendieron las labores en los colegios para evitar que los escolares y docentes se vean perjudicados. A este paro de transportistas, se sumaron también los trabajadores agrarios de Ica quienes exigen al gobierno mejores condiciones laborales.

Las principales demandas de los diferentes sectores sociales que paralizaron y se movilizaron durante la última semana, tienen que ver con el cuestionamiento a las políticas económicas que el gobierno de Pedro Castillo ha implementado desde que llego al gobierno. Estas medidas económicas que se caracterizan por mantener el piloto automático neoliberal, solo han servido para beneficiar a los grandes empresarios nacionales y extranjeros, quienes, valiéndose de la complicidad del ejecutivo, han elevado significativamente el costo de los bienes y servicios, como el combustible, lo cual ha generado el encarecimiento generalizado del costo de vida, afectando de esa manera a los sectores de menos recursos.

Por otro lado, los miles de campesinos pobres que se sumaron a la protesta social, sobre todo en la sierra centro y norte del Perú, lo hicieron para exigir que el gobierno acabe con los privilegios de las grandes empresas importadoras de insumos y fertilizantes agrarios, lo cual encarece notoriamente la producción de los pequeños y medianos agricultores. Como se recuerda, Pedro Castillo a poco tiempo de iniciar su mandato realizo una pomposa ceremonia en el Cusco donde lanzo una supuesta segunda reforma agraria que, a decir del mandatario, favorecería a los campesinos sin afectar las ganancias de los grandes empresarios vinculados a los negocios del agro. Como lo demuestran los hechos, una vez más, esta iniciativa mostro su inviabilidad práctica.

Frente a esta ola de descontento social, inicialmente Pedro Castillo respondió acusando a quienes se manifestaban de mercenarios y agentes golpistas al servicio del fujimorismo, así pues, en un acto público el presidente manifestó que: “Se están anunciando algunos paros y bloqueos de carreteras malintencionados, han sido pagados algunos dirigentes y cabecillas (…). Es necesario decir que pondremos orden en las próximas horas”. Es así que, desde el ejecutivo se ordenó una brutal represión contra quienes salían a protestar en las diferentes regiones del país.

Sin embargo y contrariamente a lo esperado por el gobierno y sus representantes, estos intentos por desvirtuar la esencia de las manifestaciones y por tratar de generar miedo entre quienes protestaban, causaron el resultado adverso, por esa razón, el 1 de abril, miles tomaron la ciudad de Huancayo y, a pesar de la violenta represión policial ordenada por el mandatario, arremetieron contra las principales instituciones públicas y apedrearon la casa de Vladimir Cerrón quien, como se sabe, es fundador y líder del Partido político Perú Libre, partido que llevo al gobierno a Pedro Castillo.

La contundencia de la protesta social y el cuestionamiento abierto de los manifestantes al presidente Castillo, así como al partido oficialista Perú Libre, habría llevado a que Castillo termine por pedir perdón a los manifestantes y envíe una delegación de ministros para que dialoguen con los sectores en pie de lucha.

Para tratar de aplacar el creciente descontento social que empieza a poner en la mira al mandatario y a su camarilla, desde el ejecutivo han anunciado que a partir del próximo mes incrementaran el sueldo mínimo, así mismo, se ha hecho de conocimiento público - para congraciarse con los sectores empresariales vinculados al transporte – que se reducirá el impuesto selectivo al consumo, supuestamente para que estos sectores bajen el precio de los combustibles, sin embargo, las libertades comerciales de los empresarios importadores de productos e insumos agrarios, así como la franja de precios, no se han tocado en lo absoluto, lo cual hace prever que las condiciones de vida y de producción de los campesinos no mejoraran.

Sectores populares y protesta social: lo nuevo de la presente coyuntura

Hasta ahora los principales opositores al gobierno habían sido los sectores de la ultra derecha parlamentaria vinculados al partido Fuerza Popular o Renovación Popular, quienes, a través de la figura de la vacancia presidencial y la destitución ministerial, habían venido empujando hacia la derecha al débil gobierno de Castillo, al grado tal que, a la fecha, ya nada quedaba de las promesas de campaña del profesor cajamarquino.

Esta rápida derechización del gobierno habría llevado a que el presidente termine por hacer suyos, no solo los lineamientos neoliberales en materia económica así como la defensa de la Constitución de 1993, sino también, la agenda reaccionaria de la ultra derecha, empezó a tener eco en el ejecutivo, por eso, parlamentarios de Perú Libre y del bloque magisterial afín a Pedro Castillo, terminaron firmando mociones conjuntas con el fujimorismo para eliminar las políticas de igualdad de género en las escuelas o para favorecer a los empresarios vinculados al rentable negocio de las universidades privadas.

Sin embargo, en esta oportunidad, sectores populares empobrecidos por la profunda crisis económica y campesinos arruinados por las políticas de libre comercio que Castillo ha mantenido a raja tabla, han salido a protestar. Esto es nuevo y llama la atención ya que, como lo dijimos líneas arriba, los sectores que mayoritariamente se manifestaron en esta oportunidad provienen de la sierra central y específicamente de la región Huancayo, que es una de las regiones donde el profesor Pedro Castillo gano en las elecciones pasadas con 64.088 votos (ONPE), es decir, el 22,398% de los sufragios válidos, lo cual le sirvió para posicionarse en el primer lugar de la zona.

En la región de Huancayo también se fundó en el año 2008 el partido político Perú Libre, que fue el que llevó a Pedro Castillo al sillón presidencial. Perú Libre hace parte de la izquierda reformista. Su líder y fundador es Vladimir Cerrón, quien abiertamente se define como defensor del régimen de Putin y de lo que fue la experiencia estalinista. Ante la profunda crisis de dirección revolucionaria que atraviesa la izquierda peruana, esta organización logro posicionarse en el Gobierno Regional de Junín por dos periodos, siendo liderados por su fundador, Vladimir Cerrón (2011 y 2019). Sin embargo, tras siete meses de su segundo gobierno, Cerrón fue suspendido de sus funciones por acusaciones en su contra por delitos de corrupción.

Vladimir Cerrón, a pesar de su discurso aparentemente confrontacional, es uno de los principales promotores de la unidad con la burguesía nacional y con un supuesto “empresariado extranjero responsable”. Esta política nefasta, que es la que sostiene y trata de implementar el gobierno de Castillo, ha llevado al ejecutivo a tratar de conciliar con los grandes capitalistas, a quienes el presidente, en lo que va de su mandato, les ha dado todas las garantías institucionales para que sigan incrementando sus ganancias a costa de vulnerar los derechos de la clase trabajadora y los sectores populares más empobrecidos.

En ese entender, Cerrón y Castillo, en su afán por mantenerse en el gobierno sin confrontar a la burguesía, vienen implementando una alianza con sectores derechistas del parlamento quienes hoy tienen incidencia directa en el ejecutivo y en las políticas económicas de corte neoliberal. Esta es la razón de fondo por la cual Castillo y sus aliados de Perú Libre, más allá de su retórica populista, no han tocado ni con el pétalo de una rosa los intereses de los grandes capitalistas, siendo esta la razón de fondo por la cual se ha terminado por exacerbar las contradicciones entre el ejecutivo y los sectores populares, lo cual estaría llevando a que el descontento social, expresado en la protesta social, empiece a cobrar protagonismo.