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Red Internacional
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CATALUNYA. Contra la redada de los Mossos a la discoteca Waka: ¡Por el derecho de la juventud a divertirnos!

Antidisturbios irrumpen en una famosa discoteca de Sabadell e identifican y registran a 1000 jóvenes. Solo el 1% llevaba drogas. En el Parlamento o a la cena de Navidad de los Mossos seguro encontraban más.

Sábado 28 de enero de 2023

En la madrugada del viernes al sábado, un macrodispositivo de los Mossos d’Esquadra integrado por un centenar de agentes antidisturbios ARRO y de Seguridad Ciudadana, han llevado a cabo una redada en la discoteca Waka, una de las más conocidas del área metropolitana de Barcelona.

Las imágenes difundidas por el mismo cuerpo policial son un ejemplo de la política de criminalización que vive la juventud desde hace años. Jóvenes alrededor de los 20 años bailando y pasándolo bien a una discoteca, cuando de repente se encienden las luces, se apaga la música, escuchan un altavoz que los avisa de lo que pasará, mientras ven filas de antidisturbios y perros policía ocupando todo el espacio.

Lo que se ha vivido esta madrugada en la Waka de Sabadell es la versión macro de lo que sufren miles de jóvenes en parques y otras zonas de ocio nocturno, donde la presencia policial, los cacheos personales, las identificaciones… son una constante.

Esto además tiene siempre un sesgo de clase. Del mismo modo que estas situaciones son mucho más comunes en los barrios obreros y populares, lo que hemos visto a la Waka - situada a una de las zonas de ocio nocturno más frecuentada por jóvenes de clase trabajadora - no lo veremos en la Sutton donde “se lo pasan bien” futbolistas como Dani Alves y otros hijos de las grandes familias.

Los cerca de 1000 jóvenes que estaban en la discoteca han sido identificados y registrados, para después hacerlos salir del local. El resultado del operativo, según fuentes policiales, ha sido de 10 denuncias por tenencia de drogas y por faltas de respecto a la autoridad.

Las cifras, de las que los Mossos no han dudado en presumir en sus redes sociales, dejan claro que el relato de que se trataba de una operación de control sobre posibles actividades delictivas es totalmente falso. Un 1% de tenencia de drogas - en el supuesto de que las 10 denuncias fuesen por este motivo - es una cifra con toda seguridad, se superarían generosamente si la redada la hicieran en los reservados de la Sutton, el Parlamento o la cena de Navidad de los mismos ARRO.

El objetivo no es otro que intentar cerrar una zona de ocio juvenil más. La política de la Generalitat, conjuntamente con los ayuntamientos y las policías locales, del mismo modo que el resto de Administraciones al resto del Estado, respecto a la juventud y su derecho a divertirse, es solo esta: represión y criminalización.

La oferta que representan locales como el Waka no es tampoco una alternativa para la mayoría de la juventud. Un ocio mercantilizado y con muchas prácticas racistas y machistas, al que además los sectores más precarios ni siquiera pueden acceder. Pero la naturalización que todo vale contra estos locales y los jóvenes que se divierten allá, constituye un ataque al conjunto del derecho a divertirse de la juventud.

A la falta de espacios y recursos para socializar, desarrollar un ocio autogestionado por los mismos jóvenes y poder disfrutar del tiempo libre, se añade una situación estructural de precariedad e incremento de los problemas de malestar y salud mental, que se ha agraviado mucho desde la pandemia.

Es hora de que nuestra generación volvamos a las calles, como hicimos durante las protestas contra la sentencia o el encarcelamiento del Hassel, y fortalezcamos la movilización y la organización en los centros de estudio, barrios y trabajos.

Para echar a la policía de nuestros parques, espacios de ocio y zonas nocturnas, y para conquistar el tiempo y los recursos para poder disfrutar como nos de la gana de nuestro tiempo, sin depender de la oferta mercantilizada y combatiendo las prácticas machistas, lgtbifóbicas o racistas.

Y también para acabar con los trabajos de mierda, la especulación que nos impide iniciar una vida independiente o el desmantelamiento de la sanidad o la educación, que hace que no podemos estudiar lo que queremos, como hemos hecho estos días las estudiantes junto a las sanitarias y docentes.