Compartimos con los lectores de La Izquierda Diario la denuncia que envió un grupo de trabajadores de call centers de Córdoba a la redacción.
Jueves 14 de julio de 2016
Los call center son la cara visible de la precariedad laboral que sufre la juventud en el mundo. Contratos eventuales, tercerización, hostigamiento patronal, entre otros, son los sometimientos que tenemos que soportar día a día por un sueldo que nunca nos alcanza para llegar a fin de mes. En Argentina, entraron en su máximo apogeo en el kirchnerismo, de la mano de la flexibilización laboral que dejó el menemato, como única alternativa laboral para cientos de miles de jóvenes universitarios. Hoy bajo el gobierno de Cambiemos, el ajuste arremete con tarifazos, suspensiones, despidos, y también contra la juventud precarizada de centros de contacto, reduciendo horarios de trabajo en cuentas como Telefónica, Movistar y Banco Hipotecario.
¿De qué nos quejamos cuando decimos precarización?
Estas son las 10 cosas que más sufrimos los trabajadores de call centers:
1 - Malas condiciones de las herramientas de trabajo: Desde la silla donde nos sentamos todos los días a trabajar, que nunca cumple con los requisitos de ergonomía que cualquier higienista prevé; sistemas que no funcionan nunca o se caen constantemente generando una presión para nosotros, teniendo que llegar al 100% de los objetivos de la empresa, con la mitad de las herramientas.
2 - Hostigamiento y maltratos: Es una constante en todos los centros de contacto el maltrato de supervisores a agentes, desde presiones para llegar a los objetivos, amenazas al estilo de “si no mejorás, andá buscando los clasificados”, “cuidá tu trabajo”, etc.
3 - Mala liquidación de haberes: Todos los meses se escuchan reclamos cuando llegan los recibos de sueldo. Diferencias de hasta $1500 que la empresa paga en el siguiente haber, cuando la inflación ya se “comió” la mitad de esa plata.
4 - Licencias: Ya sean por examen o por enfermedad, ambas contempladas por el Convenio Colectivo de Trabajo, son resultados de agobiantes pedidos a los supervisores que pelean para que no le “rompan” el requerido de presentismo que debe cumplir la empresa. Y, por supuesto, esto se ve reflejado a la hora de cobrar el sueldo, descontando sumas de hasta $800 por estar enfermo, obligándonos a “devolver” las horas faltadas para poder completar ese dinero perdido en la cama reposando.
5 - Competencia: Desde la cabeza de la cuenta hasta el último supervisor, fomentan la competencia desmedida por llegar a cumplir los objetivos previstos, sobre todo en las campañas de ventas, donde nos obligan a mentir a los clientes, para poder llegar al requerido de la empresa.
6 - Violencia psicológica: Ya sea ventas o atención al cliente, la violencia se encuentra presente diariamente en cada llamado que atendemos o realizamos, representamos a empresas que suben sus tarifas todos los días y prestan servicios deplorables, somos la carne de cañón del descontento social.
7 - Insalubridad: Los headset nos dejan con problemas de audición graves, no nos damos cuenta de esto hasta que salimos a la calle y gritamos en vez de hablar; la disfonía cada vez se presenta de manera menos espaciada debido a la cantidad de horas hablando y al poco reposo vocal que tenemos.
8 - Acceso a la atención médica: Son contados los casos de centros de contacto que cuentan con guardia médica en sus instalaciones. Y si tienen, el médico nunca está; te hacen ir al médico laboral, esperar horas para que te atiendan y te rechacen tu carpeta médica.
9 - Sueldo y precarización: La mayoría de los centros de contacto trabajan para distintas empresas que tercerizan parte de su servicio: Banco Hipotecario, Telefónica, Telecom, Movistar, Claro, etc. Sin embargo no cobramos lo mismo que un trabajador telefónico ni nos alcanzan los beneficios que ellos tienen, cobramos menos que la canasta básica familiar, y nuestro gremio (ATACC) apenas nos da un 24% de aumento salarial cada año, cifra irrisoria para la inflación y tarifazos que hoy sufrimos.
10 - Estrés: Que se traslada a todos nuestros aspectos de la vida cotidiana, desde ataques de pánico o crisis nerviosas, en el trabajo o en nuestras casas, la presión de ser precarizados nos pega de lleno a nosotros y a nuestras familias.
Los call centers son el blanco fácil para jóvenes que necesitan solventar sus gastos para seguir estudiando, para madres solteras que no pueden acceder a otro trabajo y son sostén de familia; y somos completamente vulnerados no sólo por la patronal, sino que somos los oídos que escuchan a diario la bronca por los tarifazos.
Podés enviar tu denuncia a [email protected]