En el Hospital Regional de Villa Dolores fueron despedidos la semana pasada tres profesionales de la salud. El oftalmólogo Carlos Carranza fue uno de ellos y envió su opinión a La Izquierda Diario.
Miércoles 7 de septiembre de 2016
Esta foto del año 2005 es la entrega de una placa en reconocimiento a mis labores como Oftalmólogo Solidario, entregada por la Legislatura de Córdoba. No muchos médicos han tenido el orgullo de recibirla, como sí lo tuve yo. En este caso me la entregó el Presidente de la Cámara, en esa época Juan Schiaretti, hoy gobernador de Córdoba. Ironías de la vida: en aquella época me hacía un reconocimiento y hoy me da de baja el contrato como médico del Hospital Regional de Villa Dolores, en el que llevo trabajando desde el año 2009 y con contrato desde noviembre de 2010.
En mi tiempo como trabajador del Hospital se realizó la Campaña “OJO x OJO, CASA x CASA”, que capacitó a 105 promotores en salud ocular en el año 2010 para detectar cataratas y luego ser operadas en el nosocomio. Yo suministré el instrumental, desde pinzas hasta microscopio, para poder realizarlas. El Hospital de Villa Dolores fue el primer hospital público del interior de la Provincia de Córdoba en hacer cirugías de cataratas. Un colega y amigo, el Dr. Mario Roberto Emeric, colaboraba ad honorem conmigo, pagando el combustible desde Córdoba.
También se hicieron campañas de detección de glaucoma y de retinopatía diabética, junto al Consejo Argentino de Oftalmología en las fechas nacionales para esas campañas. Por mi intercesión con la ONG Cilsa, el Hospital recibió 12 sillas de ruedas de traslado más material para pacientes con discapacidad motora.
Yo era el único profesional oftalmólogo en el Hospital y realizaba guardias pasivas los 365 días del año. Veía en promedio 20 pacientes por día, más los pacientes de sala y neonatología. Ahora que ya no voy a estar, dicen que quieren hacer un Hospital de Alta Complejidad. Qué ironía, ¿no? Despedir empleados capacitados con antigüedad en la tarea en un Hospital que no cuenta con los medios mínimos para la atención. No hay ni siquiera para recetar lentes de alta graduación puesto que no se cuenta con un autorefractómetro. Si un paciente necesita extracción de un cuerpo extraño del ojo no hay una fresita para sacarlo, yo proveía de ese instrumento. Si un paciente sufre un traumatismo ocular no hay ecógrafo para determinar si tiene la retina sana. Si el paciente es diabético no hay retinógrafo para evaluar su retina. Se rompió el oftalmoscopio directo hace un mes, una lupa del oftalmoscopio indirecto está rota, no hay pinzas para ningún tipo de cirugía, ni menor ni mayor, ni para sacar puntos. En este caos, yo atendía en el Hospital Regional de Villa Dolores y aun así ponía todo para que se pudiera realizar la consulta y los pacientes pudieran tener un diagnóstico oportuno.
Pero eso no fue suficiente, tampoco el hecho de apostar a este gobierno provincial. Y dentro de las ironías, más importante es que no importa cuán capacitado estés, cuánto apoyes al gobierno de turno para mejorar el sistema, ni cuánto des de tu tiempo. Siempre una mano negra va por detrás borrando todo lo que hiciste. Lo lamento por los pacientes, que son muchos y necesitan de un Hospital con mayor tecnología, pero también con gente capaz de usarla. Si echan gente capacitada, ¿quién la va a manejar?