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Red Internacional
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UNC. Córdoba: la odisea diaria de comer en la Universidad

Un video subido a las redes por el joven candidato a legislador por el FIT, Mauro Jorge, abrió la polémica y dejó expuesta la situación de miles de jóvenes estudiantes que deben realizar una larga peregrinación para poder tener una ración en el Comedor Universitario. Hablamos con él y con las y los estudiantes que viven el ajuste cotidianamente.

Luis Bel

Luis Bel @tumbacarnero

Viernes 3 de mayo de 2019 14:21

La larga cola supera los quinientos metros. Algún estudiante bromea: “¿Qué regalan acá, loco?”, otro se asoma y pregunta “¿Alcanzará para todos?”. Ésta es la diaria que viven miles de estudiantes de la UNC.

La Universidad Nacional de Córdoba cuenta con más de 130 mil estudiantes, según el propio sitio oficial, entre los 3 “Comedores Universitarios” (Ciudad Universitaria, Sede Centro y Manuel Belgrano) “se sirven un total de 2950 raciones diarias”, o sea, poco más del 2 por ciento de la población universitaria.

Esta situación se ve agravada por la crisis socio-económica que se viene profundizando.

Una crisis que golpea sobre todo a las mujeres, a niños y niñas y a la juventud. Según los datos de la UCA, en 2018 la pobreza aumentó entre niños y adolescentes menores de 17 años, de 4.100.000 a 4.700.000 menores. En un año “cayeron”, para usar una expresión del propio Macri, 600 mil pibas y pibes más en la pobreza, que subió así del 37,1% al 41,2% dentro de la población urbana. Si incluimos a la población rural, la suma asciende a 13,1 millones de pobres dentro de esa franja etaria.

No es de extrañar entonces, que esa cola para poder conseguir una ración de comida crezca día tras día.

Mauro Jorge, alumno de la UNC y candidato a legislador provincial por el Frente de izquierda, registró la situación en un video y la subió a las redes sociales:

Luego de ver la publicación nos acercamos hasta la universidad para hablar con las y los estudiantes que esperaban tener la “suerte” de poder comer. Acá una selección de las respuestas que recogimos:

¿Cuánto tiempo hacen fila cuando vienen al comedor?

“Mínimo una hora, aunque ayer hice una hora y cuarenta minutos de fila”.

“Una hora, hora y media”.

“Hemos llegado a estar dos horas”.

¿Afecta a la cursada? ¿Se pierden horas de clase?

“Por lo general, si salís muy tarde sucede que no llegás a la siguiente clase, por ahí me pasa que no llego a comer porque me tengo que ir. O a veces tenés que irte antes del teórico de la mañana para llegar a comer”.

“A mí me pasa que llego tarde a cursar, salís del comedor dos y veinte o dos y media y choca con la cátedra”.

¿Se quedaron sin raciones alguna vez y no pudieron entrar?

“Una vez hice dos horas de cola y no comí”.

“A mí me pasó de estar a dos personas de comer y que me digan que ya no había más”.

¿Es importante para su economía el buen funcionamiento del Comedor?

“No se puede esquivar, la situación económica exige que uno tenga que venir todos los días”.

“No sólo eso sino que también te ayuda con la cursada por el tema de los tiempos. Que puedas comer acá y que no tengas que preocuparte por cocinar hace que puedas aprovechar más el día. Además, muchos de nosotros no sólo usamos la ración del comedor para almorzar, venimos con un “táper” para llevar la mitad de las raciones a nuestra casa”.

“La mitad de la plata que tengo destinada durante la semana me la gasto en el comedor. Es muy importante, acá tengo el almuerzo de por lo menos cinco días”.

¿Saben del nuevo sistema de becas que tiene el Comedor Universitario?

“No, no sabemos”.

“Hay varias versiones, no sé sabe bien en qué va a terminar el sistema de becas”.

“Tampoco nos informan qué es lo que se va a hacer”.

“Me asusta, muy ambigua la información. No son claros con lo que quieren hacer”.

“Tenemos la grave sospecha de que de acá a septiembre, cuando terminen de ver quiénes serán les becades, les alumnes no becades no tengamos acceso al comedor”.

A comienzos del año, desde la secretaría de Asuntos Estudiantiles se informó como un logro el hecho de que el Comedor mantendría el precio de años anteriores, pero de lo que no se informó es de la complicidad de la actual gestión con el Gobierno nacional.

La gestión de Hugo Juri, vinculado al radicalismo y a la Franja Morada, está íntimamente ligada al gobierno de Cambiemos, y por lo tanto ligada a la serie de recortes que se hicieron sobre el presupuesto universitario. Ante esta situación, el mantener el precio de una ración que abastece a poco más del 2 por ciento del estudiantado, aparece como un paliativo mínimo ante el avance ajustador de Macri de la mano del FMI.

Como ejemplo podemos citar la aprobación del presupuesto 2019 donde la educación pierde participación en el presupuesto nacional de un 7,1% en 2018 a un 5,5 en 2019.

El presupuesto educativo del Estado nacional para este año es un 17 por ciento más bajo que el de 2016 (de 122 mil millones a 101 mil millones). Pero como durante este período la cantidad de estudiantes habrá aumentado en 500 mil, la inversión real por alumno será un 20 por ciento más pobre.

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Ya en diciembre del año pasado, con un dólar que rondaba los 38 pesos, la canasta básica universitaria ascendía a 17 mil pesos. Si tenemos en cuenta que un 60 por ciento de la juventud trabaja en condiciones precarias, con salarios que alcanzan los 13 mil pesos, ya podemos inferir que estudiar en Córdoba se vuelve un privilegio.

Miles son las y los jóvenes que deben abandonar sus carreras porque se les hace imposible trabajar y estudiar con los pocos horarios de cursado que existen. O pagar alquiler y comida, y además los apuntes y materiales para la facultad.

Hablamos con el candidato por el FIT, Mauro Jorge, sobre su video y las repercusiones que tuvo:

Subiste un video a tu Instagram donde se ven cientos de estudiantes esperando para tener una ración en el Comedor Universitario, ¿qué salida de conjunto le ves a esa juventud que es la más afectada por la actual situación de crisis?

La situación es gravísima, porque incluso muchas y muchos de esos estudiantes plantean que si no acceden a un plato de alimentos en el Comedor Universitario, tienen que ayunar hasta la noche por el alto costo que significa comer en otros lugares de la universidad. Si a esto le sumamos el alto costo de los apuntes, la falta de doble horario de cursado, la falta de becas y la inexistencia de guarderías que cumplan con el requerimiento de una población de miles de estudiantes; es un combo que lleva a que se recrudezcan y que se profundicen los niveles de deserción que ya son del 60 por ciento.

Esta realidad hace que muchos tengan que trabajar de manera precaria, y que al calor de la crisis que conlleva aumento de alquileres, de servicios y del costo de la vida, tengan que hacer dobles jornadas laborales o hacer horas extras. Esto hace que deban abandonar cursadas y no poder seguir los ritmos que la misma universidad exige.

En esta situación es necesaria la implementación de un plan para que ningún estudiante quede por fuera de la universidad. Esto implica becas, guarderías y el aumento de raciones del Comedor Universitario.

También un plan efectivo para la erradicación de la violencia de género de la UNC. Nosotros presentamos un plan integral en algunas facultades que pide como mínimo el 3 por ciento del presupuesto.

Evidentemente no va a haber una salida favorable para la juventud que estudia y trabaja si el presupuesto que se multiplica es para pagar la deuda externa, mientras se recorta el de la educación pública. Este año, se suma una corrida cambiaria que devaluó aún más el magro presupuesto universitario, y se sigue ajustando en investigación. Por ejemplo acá, en el CONICET, más del 80 por ciento de los investigadores quedó por fuera de concurso. O sea, directamente expulsado de la posibilidad de generar investigación y conocimiento desde lo público, desde el estado.

Es un panorama donde, si no se afectan los intereses del capital financiero internacional y si no se priorizan los intereses del pueblo trabajador, es muy difícil de revertir. En ese marco desde el Frente de Izquierda, desde las bancas, apostamos a organizar las fuerzas sociales capaces de poner un freno a Macri y al FMI.

Desde el sector estudiantil el año pasado se demostró cómo había que defender la educación pública, y en esa alianza con otros sectores tirar abajo el plan de Cambiemos y los gobernadores, que de la mano del FMI intentan avanzar sobre las condiciones de vida del pueblo trabajador, y por supuesto, de las y los estudiantes.