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Red Internacional
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Corea del Sur. Corea del Sur resiste la reforma laboral neoliberal

Las calles de Seúl se llenaron de trabajadores para exigir la renuncia del presidente Park Geun-hye y el fin de los ataques del gobierno a los derechos de los trabajadores.

Martes 23 de febrero de 2016

El 16 de diciembre, la Confederación de Sindicatos de Corea (KCTU), la segunda mayor federación sindical de Corea del Sur, organizó una huelga general para protestar contra las propuestas de “reformas” sobre legislación laboral del gobierno conservador que haría más fáciles los despidos y la contratación de trabajadores temporales.
“Exigimos enérgicamente al gobierno descartar las medidas que profundizan la inestabilidad del empleo y agravan las condiciones laborales”, afirmó la Federación de Sindicatos de Corea (FKTU), al subrayar que ese proyecto de ley afectará los derechos básicos de 20 millones de trabajadores.

La reforma pretende estabilizar la situación del empleo al reducir los trabajadores irregulares, dijo por su parte el ministro de Trabajo, Lee Ki-kweon, en conferencia de prensa, pero la FKTU mantuvo su rechazo categórico al proyecto de ley. No importa lo mucho que se argumente la necesidad de la reforma, sus medidas solo buscan crear otra manera de facilitar los despidos (a las empresas), agregó en un comunicado.

En ese sentido, la organización prometió desarrollar una guerra sin cuartel contra la reforma laboral impulsada por el gabinete de la presidenta Park Geun-hye.
Poco después la Confederación de Sindicatos de Corea (KCTU) -segunda mayor agrupación gremial del país- se sumó a esa denuncia, al declarar este viernes que la falta de compromiso de esa administración motivó el fracaso de un acuerdo tripartito.

El proyecto de ley propuesto por el gobierno motivó durante 2015 una serie de protestas, incluida la multitudinaria manifestación del 14 de noviembre en Seúl que derivó en un enfrentamiento con la policía y causó más de un centenar de heridos.

A esta huelga se sumaron unos 74.000 trabajadores de 26 sindicatos miembros de la KCTU, incluidos los trabajadores de Hyundai y Kia, pararon. Otros 17.000 trabajadores sindicalizados salieron a las calles para unirse a las manifestaciones. La KCTU, uno de los sindicatos más militantes de Corea del Sur, había organizado previamente huelgas el 24 de abril y 15 de julio para oponerse a las nuevas leyes laborales. En la primera huelga participaron unos 260.000 trabajadores, y en la segunda 45.000.

En su llamamiento a la solidaridad con la KCTU, la organización Labour Start informa: “La policía ha detenido a nueve miembros y funcionarios del sindicato de Trabajadores de Servicios Públicos y del Transporte en las últimas dos semanas, y encarcelado a cinco funcionarios del sindicato de Trabajadores de la Construcción”.
La policía también allanó varias oficinas de la KCTU, así como sindicatos afiliados y sucursales regionales, confiscando ordenadores, documentos internos y discos duros.

La primavera pasada, el gobierno despojó de su derecho a la negociación colectiva a 60.000 miembros del Sindicato de Maestros y Trabajadores de la Educación e ilegalizó al Sindicato de Empleados Públicos de Corea.

La KCTU está en el centro de la resistencia al ataque anti obrero del gobierno. En representación de 800.000 miembros y de los intereses de unos 9.400.000 trabajadores surcoreanos, supone el mayor obstáculo a las políticas autoritarias y neoliberales del gobierno de Park y su partido Saenuri (Partido de la Nueva Frontera-NFP).

Las "reformas" propuestas potenciarían enormemente a grandes conglomerados empresariales del país con el fin de reducir la capacidad de negociación de los sindicatos de trabajadores, facilitar el despido y permitir una mayor "flexibilidad laboral", la iniciativa de la reforma se presenta cuando Corea del Sur negocia una serie de acuerdos de libre comercio (TLC) que debilitaran aún más la soberanía alimentaria del país y limitarán su soberanía al impedirle decidir sus políticas.

El TLC entre Corea y EE UU firmado hace tres años ha "otorgado a las corporaciones extranjeras el poder de controlar las políticas nacionales de Corea del Sur a través del discutible sistema de controversias inversionista-Estado, que permite a las empresas extranjeras desafiar las leyes del país sobre la base de que puede interferir con la capacidad de la empresa para obtener beneficios”.

La lucha de los trabajadores surcoreanos, con huelgas y movilizaciones masivas, constituyen un ejemplo de resistencia frente a la extensión de acuerdos comerciales de este tipo que, cada vez más, apuntan a atacar las conquistas de los trabajadores en todo el mundo."