Se comienza a registrar una nueva alza de casos nuevos y activos a nivel nacional, con un nivel preocupante de ocupación de camas críticas, mientras se expone a estudiantes, docentes y trabajadores al contagio. El plan de vacunación lleva más de 4 millones de vacunados, sin embargo no es suficiente para contener la crisis de la salud pública en Chile.

Cristobal Cartes Bernal Estudiante de Medicina U. de Antofagasta. Militante Vencer.
Domingo 7 de marzo de 2021
El 3 de marzo del año 2020 se detectaba en la ciudad de Talca el primer caso positivo de COVID-19 en Chile. A más de un año de este hecho, Chile comienza a evidenciar una nueva y brusca alza de casos nuevos confirmados y casos activos acumulados. Las cifras de casos nuevos diarios experimentaron un alza considerable y alarmante el pasado viernes 5 de marzo con 5.325 casos, cifra más alta desde el mes de junio del año pasado que daba lugar la “primera ola” o peak de coronavirus en el país. Asimismo, el reporte diario de la situación de la pandemia del día de ayer dio cuenta de más de 5 mil casos nuevos por segundo día consecutivo, comenzando a despertar las alarmas, debido a que se está registrando un alza abrupta de los casos activos, nuevamente contabilizando más de 27 mil casos activos, cifra que no se veía de hace varios meses.
Desde la rebelión de octubre 2019 y en este contexto de crisis sanitaria por la pandemia del coronavirus, el Gobierno de Sebastián Piñera ha sido ampliamente cuestionado y repudiado por gran parte de la población. Del Acuerdo por la “paz” y la nueva constitución hasta las medidas falsamente sanitarias, Piñera ha intentado a través de la militarización de las calles, Estado de excepción, toque de queda (pronto a cumplir un año), falsas cuarentenas totales, represión y otorgamiento de más herramientas a Carabineros y fuerzas del orden; instaurar la paz a punta de represión, buscando mantener las “aguas calmadas” hasta el término de su gobierno a fines de este año. Y es en esta línea, que Piñera comenzó a utilizar su “caballito de batalla”, el plan de vacunación masivo que ya cuenta con más de 4 millones de inmunizaciones con la primera dosis de las vacunas Pfizer o Sinovac.
Llegó marzo, con un plan de vacunación en marcha, con la vuelta a clases forzada por parte de Figueroa exponiendo a miles de estudiantes, docentes y trabajadores al contagio, donde ya van más de 40 establecimientos educacionales que han registrado casos positivos a nivel nacional. Como se mencionó en primera instancia, Chile comienza a evidenciar una nueva alza de casos y sufre una tasa de ocupación de camas críticas UCI muy elevada, más del 86% a nivel nacional, siendo una verdadera crisis del sistema de salud pública, con una primera línea de la salud agobiada, con falta de camas críticas, falta de personal y precarización de miles de trabajadores de la salud. Todo esto sumado al pésimo manejo de la situación sanitaria por parte del gobierno, como por ejemplo intentando extender el toque de queda hasta el mes de junio, o imponiendo falsas cuarentenas, mientras cientos de miles de trabajadores y trabajadoras tienen que salir y exponerse al contagio, sin siquiera contar con protocolos sanitarios óptimos en sus lugares de trabajo, o con un plan de trazabilidad que deja bastante que desear. El plan de vacunación masivo de Piñera no es suficiente para contener la situación sanitaria, ni mucho menos para remedir la crisis sanitaria de los meses anteriores o para “maquillar” un sistema de salud que está en el suelo.
La región de Antofagasta desde el mes de enero de este año, ha tenido un nivel de ocupación de camas críticas por sobre el 90% (actualmente en el 96%), siendo una de las tasas más elevadas del país, lo cual expone la seriedad y profunda crisis que vive la salud publica en la región. Pero por si fuera poco, mientras la salud está por el suelo el cobre está por el cielo, alcanzando valores históricos, no antes vistos antes del 2013, o empresarios nacionales del clan Luksic que en plena pandemia aumentaron más del 86% su patrimonio. Es por esto que se hace urgente levantar fuerte y claro la exigencia de impuesto a las grandes fortunas y mineras del país, con el objetivo de financiar un plan de emergencia serio, que pueda resolver los problemas de la salud y que ayude a sortear esta crisis sanitaria.