Decenas de videos recorren las redes con dramáticas imágenes sobre la situación de la pandemia en Ecuador. La Izquierda Diario recibió el testimonio de la investigadora Gabriela Ruiz Agila, desde Guayaquil, el epicentro de la crisis.
Viernes 3 de abril de 2020 21:00
En Guayas hay 2243 contagios y en Guayaquil, su capital 1520. La relación respecto de las demás provincias y ciudades del país, es evidente y abre la pregunta ¿por qué se disparó precisamente en esa ciudad?
El contagio se extendió a partir de que los sectores más pudientes de la ciudad retornaron de sus vacaciones en Europa y EEUU, pero un factor determinante para entender la realidad guayaquileña, es precisamente que Guayaquil, concentra dos caras opuestas de la realidad, por un lado la burguesía comerciante de alto poder adquisitivo y por otro los enormes cordones de pobreza que rodean la ciudad y donde los pobladores están expuestos a las peores condiciones de salubridad y exclusión de un sistema sanitario colapsado.
Gabriela Ruiz Avila, es ecuatoriana, investigadora en prensa, derechos humanos y migración y nos hizo llegar una radiografía de la situación:
“Un parte de la ciudad está guardando cuarentena. Pero otra parte está muriendo en sus casas. Cuerpos en las veredas. Cuerpos en las calles. No hay quien retire los cuerpos, y ésta es la otra emergencia sanitaria.
Las familias deambulan para que los atienda o los reciba un hospital público donde ya no hay camas. Les cierran las puertas. Los dejan afuera. En camionetas, salen enfermeros a ponerles oxígeno. Las puertas están cerradas. Las clínicas particulares están cerradas (…) Guayas se militarizó como zona de seguridad (…) Hay denuncias contra las Fuerzas Armadas, y videos que muestran cómo a los civiles que se encuentran en la calle al toque de queda, son sometidos al látigo o al corte de cabello en contra de su voluntad.
Guayaquil es una ciudad donde la pobreza es ofensiva. Y los operativos de control se ensañan en los barrios populares donde no hay ni un árbol, y ni siquiera agua potable como en Monte Sinaí. ¿Cómo se lavarán las manos los niños y con qué frecuencia si son quienes más padecen enfermedades respiratorias, estomacales y de piel? Asimismo la Isla Trinitaria, Sergio Toral, el Guasmo, por mencionar algunas.
No ocurre así en un sector como Samborondón que presenta 165 casos confirmados por COVID-19. A manera de leyenda urbana, se rumora que la celebración de una gran boda en medio de la declaratoria de pandemia fue uno de los puntos de contagio entre los pudientes invitados y la clase trabajadora que sirvió en el evento. La referencia al hecho muestra una añeja pugna entre clases que viene cargada de racismo y discriminación hacia los pobres.
A tan solo pasos del Malecón 2000, el gran atractivo turístico del puerto principal, los desarrollos inmobiliarios esconden detrás el colorido de las favelas. Para algunos, es una pequeña réplica de Miami. Llena de palmeras y locales comerciales de grandes cadenas de comida internacional. Hay por tanto, un gran contraste en esa desigualdad. Guayaquil concentra el 25 % de la población urbana del país.
A la hora del noticiero vespertino, la campaña #QuédateEnCasa se repite por televisión abierta. Un hombre en guayabera blanca y pantalones cortos, juega tenis en una cancha y pide: #QuédateEnCasa. (…) Ruegan que los pobres se queden en su casa. En Guayaquil, solo el 50% de la población tiene empleo adecuado, 3% está en el desempleo, y refiere la tasa más grande de subempleo a nivel nacional: 18,9% según estadísticas del INEC. Esto significa que si la gente no sale a vender, no come.
En el hospital Ceibos, se observan cadáveres apilados en bodegas y junto a pacientes. De esta y otras historias similares, dan cuenta los videos que circulan en las redes sociales. Claramente, el Protocolo para la Manipulación y Disposición Final de Cadáveres con Antecedentes y Presunción COVID-19 Extrahospilatrio no se cumple. También los muertos aparecen tirados junto a los contenedores de basura.
“Si no cooperan, tendremos que decir a quién salvar o no” sentenció el vicepresidente Otto Sonnenholzner. Los vendedores ambulantes, los comerciantes que viven de las ventas del día a día, desobedecían el toque de queda que iniciaba a las 16:00hs hasta las 05:00hs.”
Destrucción deliberada del sistema de salud
Al igual que sucede internacionalmente, hay un esfuerzo del gobierno por culpabilizar a los trabajadores y los sectores populares, precisamente para librar de responsabilidad al Estado por los años de desfinanciamiento de la salud pública. En Ecuador, la degradación del sistema público ha sido histórica, bajo todas las gestiones.
El presidente Lenin Moreno que enfrentó en octubre enormes movilizaciones contra un paquete antipopular de medidas económicas, hoy pide que se trasparenten las cifras reales de contagios y muertos en Guayaquil. Pero tanto en la ciudad, gobernada por la derecha tradicional del Partido Social Cristiano, como a nivel nacional, crecen los reclamos por falta de insumos para los trabajadores de la salud. Además, se denuncia la hipócrita solicitud del gobierno de “voluntarios” para diversas tareas, después de que a partir de 2018 se despidieran más de 2000 profesionales de la salud en el marco de un plan general de recorte en el sector público.
Mientras tanto, cientos de personas mueren, y como vemos en Guayaquil, en las peores condiciones, una muestra más de la degradación de este sistema que elige quién vive y cómo se muere. Por eso es necesario que se destine financiamiento urgente en un plan nacional de emergencia que incluya la centralización de los sistemas de salud público y privado, para afrontar la crisis y que no se sigan fugando recursos para el pago de la deuda, como parte de un plan de conjunto para que la crisis no la descarguen sobre los trabajadores y los más pobres.