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Red Internacional
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Cuarta transformación. Corrupción en el primer círculo de AMLO

El vocero de la presidencia Jesús Ramírez y el secretario particular de AMLO, Alejandro Esquer, contrataron para el Morena los servicios de empresas fantasma.

Arturo Méndez Agrupación Magisterial y Normalista Nuestra Clase

Miércoles 11 de noviembre de 2020

En 2016, Morena Tabasco “contrató” los servicios de una empresa que hoy está considerada como fantasma por el Servicio de Administración Tributaria (SAT). Así lo dio a conocer este martes El Universal.

Se trata de la empresa Benefak, S.A. de C. V., contratada para la impresión del periódico Regeneración, fundado y dirigido en ese momento por el actual coordinador general de Comunicación Social y vocero de la Presidencia de la República, Jesús Ramírez Cuevas.

En 2018 el SAT comenzó a investigar a dicha empresa por la sospecha de que realizaba operaciones comerciales inexistentes o simuladas. En 2019 se constató que la dirección de la empresa era una casa abandonada en Puebla.

Tanto el IMSS como las autoridades de Puebla y la Secretaría de Comunicaciones y Transportes reportaron al SAT que no tenían registro alguno de la empresa.

La empresa fue creada y registrada en Puebla en 2014 con diversos objetos sociales, ninguno de los cuales tiene que ver con la impresión de periódicos. Para su constitución se utilizaron los nombres de dos mujeres, Donají Corrales Ramírez y Patricia Dominga García Ruiz.

Donají es beneficiaria de tres programas sociales para personas en situación de pobreza. Ella niega conocer a la empresa y sospecha que le robaron su identidad cuando gestionó el apoyo del programa Prospera. Patricia al parecer es maestra, beneficiaria de un crédito del Fovissste.

Con una facturación anual de más de 70 millones de pesos, la empresa también ha sido contratada por gobiernos de Tlaxcala, Puebla, Tabasco y Quintana Roo.

En abril de 2020, el SAT incluyó a Benefak en su listado definitivo de empresas fantasma.

Morena comprobó el pago a Benefak

En 2018, Jesús Ramírez publicó en su cuenta de Twitter la factura emitida por Benefak por la impresión del periódico Regeneración Tabasco, así como el cheque emitido por Morena para tal fin. Esto en respuesta a una publicación de Reforma en la que se decía que Morena había gastado 58 millones para la impresión de su periódico en 2016.

En esos momentos López Obrador, como candidato presidencial, reconoció el pago a Benefak, pero por un monto de 58 mil pesos.

Jesús Ramírez no está solo

El actual secretario particular del presidente Andrés Manuela López Obrador, Alejandro Esquer Verdugo, también está implicado en la contratación de servicios con empresas fantasma, en este caso, para la campaña electoral de 2018, cuando fungía como secretario de Finanzas de Morena.

Se trata de las empresas Ligieri de México S.A. de C.V. y ENEC Estrategia de Negocios y Comercio S.A. de C.V. La primera fue contratada para la logística en 15 eventos proselitistas de AMLO en Puebla, y la segunda para la colocación de espectaculares en el mismo estado. Ambas fueron incluidas por el SAT en su lista de empresas fantasma este año.

López Obrador le atribuye estos señalamientos a una campaña en contra de su gobierno.

La corrupción es inherente al capitalismo

A pesar del “combate a la corrupción” del gobierno de López Obrador, los casos de Jesús Ramírez y Alejandro Esquer demuestran que la corrupción corroe hasta la médula al sistema político mexicano, llegando hasta el primer círculo del presidente.

La oposición de derecha no está exenta, y para muestra basta el botón del caso Lozoya, quien ha señalado a ex presidentes como Calderón, Peña Nieto y diversos funcionarios públicos de administraciones pasadas por su involucramiento en una extensa red de corrupción.

Como representantes de los empresarios, financiados y comprados por éstos para defender sus intereses, los partidos del régimen reproducen inevitablemente a su interior toda clase de prácticas corruptas, luchando entre sí por la administración de los negocios comunes de los capitalistas.

La corrupción es inherente al sistema capitalista, para acabar con ella es necesario acabar con el sistema mismo, luchando por un gobierno de los trabajadores en el que, por ejemplo, todo funcionario público gane como un trabajador medio. Esto es parte del programa que levanta el Frente de Izquierda Anticapitalista.

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