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Internacional. Crece el apoyo a Bernie Sanders en la interna del Partido Demócrata

El establishment Demócrata esta espantado con la idea de que un “outsider” progresista pudiera ganar las elecciones primarias; el mismo temor que genera en los Republicanos el hecho de que Donald Trump y Ted Cruz estén encabezando las encuestas.

Viernes 29 de enero de 2016

Traducción: Gloria Grinberg

Para la mayoría, Sanders no iba a llegar siquiera cerca derrotar a Hillary Clinton en la interna del partido demócrata, y su campaña fue lanzada originalmente como un intento de denunciar la “manipulación del sistema electoral” y poner en la agenda política los problemas reales de los americanos. Esta situación cambió radicalmente. Con un claro liderazgo en el estado de New Hampshire y un muy buen resultado en las encuestas en Iowa, se ha transformado en una opción posible.

La campaña de Bernie Sanders para recaudar fondos es digna de destacar, no solo por el hecho de que ha rechazado grandes donaciones de empresas o de “superPACs”, sino por el carácter de base de las recaudaciones. Una amplia red de voluntarios y jóvenes activistas han llevado a cabo esta campaña desde sus inicios, el dia 29 de julio, cuando miles de reuniones fueron organizadas en casas particulares a lo largo y ancho del país, en su gran mayoría por gente desconocida para el staff de campaña de Sanders, rompiendo el record de 2.3 millones de donantes alcanzados el mes pasado.

Sin embargo, las chances están del lado de Hillary. Por ejemplo, el mecanismo de los “Superdelegados” hace casi imposible que un candidato considerado “indeseable” para el establishment del Partido Demócrata gane las primarias. Tienen el 20% de los votos al final de la Convención Democrática donde se elige el candidato en última instancia. Estos votos son emitidos por gobernadores y diputados, además de otras autoridades elegidas. O sea, la elite política. No es ninguna sorpresa que Hillary cuente con el apoyo de la mayoría. De los 700 superdelegados, mas de 350 han prometido su lealtad a Clinton

Especialmente si gana Iowa y New Hampshire y si le va bien en Nevada y Carolina del Sur, hay una pequeña oportunidad para que Sanders gane las elecciones primarias. Si esto sucediera, ¿explota por los aires el gobierno de los Estados Unidos? ¿Habrá banderas rojas flameando en la Casa Blanca?

Es más probable que los demócratas lo acojan como a un hijo pródigo, el líder liberal demócrata que fue abandonado hace décadas, cuando el Consejo de Dirección Democrática (DLC) tomó control del partido y abandonó todo su contenido y apariencia progresista. Esto es absolutamente posible porque ninguna de las propuestas del programa de Sanders son incompatibles con el capitalismo, mucho menos con el imperialismo de los Estados Unidos. Además siempre está la opción de echarle la culpa a la parálisis del parlamento que no es capaz de votar las leyes progresivas que fueron promesa durante la campaña electoral.

Esto no significa que la situación política no haya cambiado. La creciente popularidad de. Sanders tiene aspectos y consecuencias positivas. En primer lugar, significa que Hillary Clinton se está hundiendo, y esto es un bueno en sí mismo. Al contrario de Bernie Sanders, ella representa el núcleo duro del establishment político, y la continuación de la “dinastía Bush- Clinton” que gobernó el país durante 16 años.

Ella solo se ha modificado su programa para coincidir con las encuestas, recientemente ha incluido el tema del control de armas, luego de haberse opuesto a ello durante años, dio un giro de 180 grados y se opone al TPP (tratado trans pacífico) luego de haber presionado para ello; procedió de la misma forma con el oleoducto Keystone XL, el matrimonio igualitario, la legislación sobre la marihuana y la lucha contra el EI (Estado Islámico).

Sorprendentemente, Sanders ha conseguido un gran apoyo por llamarse a sí mismo “socialista”. Algunos fans y grupos oportunistas entre la “izquierda radical” aseguran que gracias a Bernie se ha popularizado el término. Deberían buscar una explicación en otro lado: desde 2008, estamos peleando por salir de la crisis global capitalista más grande en los últimos 80 años. De hecho, las encuestas muestran que el socialismo se había trasformado en un término popular antes de que a Sanders se le ocurriera adoptarlo. that socialism was becoming a buzzword way before we began to “feel the Bern.”

Bernie Sanders no es socialista, es un social demócrata. Su programa y sus discursos públicos muestran que no se propone luchar contra el capitalismo, solo combatir sus aspectos más atroces. Si algo hizo, en todo caso, fue distorsionar el significado del socialismo..

Algunos puntos de su programa pueden abrir el debate por los derechos democráticos: un sistema único de salud, educación universitaria gratuita para todos, el salario mínimo, derechos de las mujeres y LGTB, entre otros. Todas estas son demandas progresivas, muchas de ellas toman las ideas de los más recientes movimientos sociales y las reivindicaciones populares. Sin embargo, esta plataforma está divorciada de las luchas reales, la militancia organizada o la lucha de clases; la única forma en que realmente se pueden conquistar.

¿Cuáles son los principales problemas de la campaña de Sanders?

Uno de los aspectos más perfidos de su campaña es su promesa de denunciar y desafiar un “sistema electoral corrupto”, pero ya le ha prometido lealtad al Partido Demócrata. Su falta de voluntad para romper lazos con una organización corrupta y antidemocrática se demostró cuando el Comité Nacional Demócrata bloqueó su acceso a la información de sus contribuyentes sin un motivo justificable.

Aunque muchos de sus seguidores no voten a Hillary si llegara a perder las elecciones primarias, la gran mayoría de sus simpatizantes van a votar al Partido Demócrata probablemente para rechazar de plano a los candidatos republicanos. Por este motivo, Bernie Sanders fue acusado correctamente de arrear votos al Partido Demócrata.

Su carrera como un candidato demócrata le ha inyectado juventud, energía y una fachada progresiva a una organización que hasta hace muy poco no conmovía a un alma, sobre todo después de las falsas promesas y la decepción que genero Obama.

Lo mismo puede decirse del sistema electoral que se suponía que iba a desenmascarar. Con esta campaña popular en contra de la “clase billonaria”, paradójicamente, ha demostrado que hay espacio para un candidato como el, el sistema puede tolerarlo: si bien es una amenaza, es una pequeña amenaza. Esto es porque ninguna de sus propuestas es realmente anti capitalista, aunque con esto no quiero decir que todo será igual si llegara a ocupar la oficina oval. Una nueva era tipo Franklin Delano Roosevelt puede surgir y los resultados afectaran, sin dudas, a un sector de los capitalistas en los Estados Unidos; pero el capitalismo como sistema permanecerá “vivito y coleando” y los peces gordos seguirán cosechando ganancias gracias a la pobreza y opresión del pueblo.

El “beneficio” de que Sanders presione al Partido Demócrata por izquierda, o poner en la agenda política temas que conciernen a los trabajadores, está opacado por un hecho simple: esto es exactamente la razón por la cual Sanders le trae legitimidad al Partido Demócrata, el proceso electoral en Estados unidos y el resto de las instituciones de gobierno (Congreso, la Casa Blanca, etc.). El mensaje final es que los trabajadores, los estudiantes y los negros y latinos pueden confiar en la política electoral, en el congreso o en el gobierno en vez de organizarse y luchar.

Inclusive si la campaña de Sanders habla sobre demandas populares y ha logrado organizar un “ejercito de voluntarios”, sería razonable preguntar que quedará luego de las elecciones o luego de las elecciones primarias. ¿Dejara un movimiento radical en ciernes? Y si esto sucede, ¿será otro movimiento cooptado por el partido Demócrata luego de sacarle su filo? ¿O se transformará en un movimiento militante de trabajadores y estudiantes?

Hay algunos motivos para creer que no devendrá en un movimiento progresivo de clase; primero, Bernie Sanders ni siquiera menciona la lucha de clases. Además, ni siquiera hay una oración en su programa que mencione a la “clase obrera”. Tampoco menciona a la burocracia sindical, que ha capitulado y traicionado a los trabajadores en las últimas cinco décadas.

El sorpresivo éxito de la campaña de Sanders es una buena señal para la izquierda. Muestra que hay espacio para una política socialista que él no está dispuesto a impulsar. La tarea de la izquierda no debe ser coquetear con su política, mucho menos apoyar su candidatura, sino involucrarse en un debate honesto con sus simpatizantes y su base, demostrar los límites de su política, criticar su programa y ganar a su base para una política de izquierda que sea una alternativa, antes de que caigan en la desmoralización cuando Sanders choque con el bajo techo de su programa político.


Juan Cruz Ferre

Editor de Left Voice y columnista en La Izquierda Diario. Médico, actualmente vive en Estados Unidos y cursa Sociología en la City University of New York.