Un sector crítico de Izquierda Unida crece hasta el 26% tras los desastrosos resultados de las últimas elecciones en Andalucía. Quieren recuperar la marca IU y piden que la dirección no imponga la marca “Por Andalucía” en las próximas municipales.
Roberto Bordón @RobertoBordon13
Martes 5 de julio de 2022
El fracaso de Por Andalucía (coalición de IU-Podemos más aliados) provocó varios debates de balance electoral al que ahora se suma el interno en Izquierda Unida. Tras una espectacular caída que deja a IU con un solo escaño en el parlamento, se expresa un malestar interno en la organización cuyos sectores críticos abogan por volver a la marca tradicional de cara a las elecciones municipales.
Como ya analizamos en otras notas los resultados electorales de la izquierda neorreformista supusieron un duro golpe que ha desgastado a sus organizaciones, y ha llevado a que Yolanda Díaz se desvinculase rápidamente de la derrota. Posteriormente llegaron los balances, en los que Izquierda Unida, principal motor de la campaña de Por Andalucía, culpaba a Podemos por un lado y a Teresa Rodríguez por otro por el batacazo electoral. De esta forma, en su Informe Político de lo ocurrido, Izquierda Unida evitaba mencionar su participación y apoyo a gobiernos del PSOE-A que efectivamente han abierto el camino a la derecha aplicando medidas neoliberales durante décadas.
No obstante, los resultados han abierto una vía para aquellos críticos que afirman que los resultados han dañado a la organización en lugares como Córdoba o Sevilla. El sector crítico pide la dimisión de Toni Valero, actual coordinador de Izquierda Unida en Andalucía, al mismo tiempo que se producen movimientos para que la marca Por Andalucía, la reciente coalición electoral, no se imponga desde la dirección para las elecciones municipales de 2023. Al contrario, los críticos piden una vuelta a la marca tradicional de Izquierda Unida y se muestran disconformes con la deriva de la organización desde los acuerdos con Podemos, y posteriormente, por el hecho de que la dirección subordinó el destino de IU en Andalucía a los intereses del Frente Amplio de Yolanda Díaz. Siguiendo esta idea, la dirección actual de IU en Andalucía habría expresado internamente que aceptaban los malos resultados si con ello podían reforzar el lanzamiento del proyecto político de Yolanda Díaz.
Valero se habría felicitado de haber reunificado el espacio roto por las escisiones de Podemos en una única candidatura. Y habría planteado a la oposición interna que de no haber llegado al acuerdo habría reventado el espacio estatal de Unidas Podemos poniendo en riesgo la estabilidad del gobierno PSOE-UP. Además de señalar de que probablemente no habrían obtenido grupo parlamentario si hubiese habido 3 candidaturas a la izquierda del PSOE.
Aun así, esto no ha satisfecho a una parte de la organización, incluido sectores del Partido Comunista de Andalucía que por primera vez desde 1982 no tiene escaño en el parlamento andaluz. Frente a esto, Podemos ha logrado la mayoría de los escaños del grupo parlamentario (3) y Más País, prácticamente inexistente en el territorio andaluz, ha logrado 1 escaño. El escaño de Izquierda Unida, que posee Inmaculada Nieto, no pertenece al PCA.
A pesar de que Ernesto Alba, secretario general del PCA elegido por un 93,7%, ha apoyado esta estrategia de la dirección de IU, la realidad es que crece un sector de críticos en la formación. Un 26,2% de la Coordinadora Andaluza de IU, el máximo órgano de decisión entre congresos ha rechazado el Informe Político de Toni Valero y ha mostrado su negativa a las políticas de la dirección.
Esto se traduce en concreto en que la oposición interna pide que no se imponga la fallida marca de Por Andalucía en las próximas elecciones municipales, señalando que de las 62 alcaldías gobernadas por Izquierda Unida, en casi todas ha ganado el PP el voto en las andaluzas. Piden poder volver a la marca tradicional de IU como forma de afrontar la próxima campaña en vez de seguir supeditando su organización al proyecto de Yolanda Díaz. Un malestar que crece apoyado por la realidad del duro golpe que fueron las elecciones andaluzas para Unidas Podemos. Quizás por esto, Valero ya ha afirmado que cada municipio deberá elegir el modo de presentarse a los próximos comicios locales de 2023.
En un contexto de desgaste de las organizaciones neorreformista y con un congreso del PCE a la vista, queda por ver qué peso real tienen estas críticas. Sin olvidar que dichos críticos, como es el caso de Alberto Cubero en el PCE no tienen grandes diferencias programáticas con la dirección actual más allá de un malestar por la hegemonía temporal de Podemos en el espacio político. Pero no molesta tanto la subordinación a las políticas imperialistas del Estado Español, ni los recortes, ni la reforma laboral ni la violencia policial, todo lo que implica ser parte de este gobierno de coalición.
Roberto Bordón
Andalucía