Tras dos meses de calma, las protestas contra el Gobierno de Omar al Bashir y el ajuste del FMI volvieron a las calles de Sudan con fuerza desde este sábado.
Lunes 8 de abril de 2019 13:37
Este sábado las principales ciudades de Sudán volvieron a ser escenario de multitudinarias protestas contra el Gobierno de Omar al Bashir y la calamitosa situación económica producto de los ajustes exigidos por el FMI.
Las protestas que comenzaron en diciembre pasado habían bajado de intensidad tras la instauración del estado de emergencia en febrero y una brutal represión que se cobró la vida de medio centenar de personas y dejó cientos de heridos.
Ese impasse finalizó el último sábado cuando los manifestantes volvieron a volcarse masivamente a las calles dando lugar a las mayores protestas desde diciembre.
A massive demonstration is taking place at the city of Kasala, eastern Sudan, in response to 6th April rally called for by the @AssociationSd and allies#SudanUprising #6th_April_Rally #موكب6ابريل #مدن_السودان_تنتفض pic.twitter.com/GBmSs19qku
— Sudanese Translators for Change STC (@SudaneseTc) 6 de abril de 2019
Al calor de las movilizaciones que también sacuden a Argelia y que lograron la renuncia del presidente Bouteflika, los manifestantes sudaneses piden la salida del presidente Omar al Bashir, que gobierna desde 1989.
Al igual que en Argelia donde los militares están buscando, por ahora sin éxito, ser el vehículo de la transición ante el descontento popular, en Sudán es un organismo integrado por los más altos cargos militares y de seguridad quién está pidiendo a al Bashir que se escuchen sus demandas.
De hecho un militar murió este lunes cuando se enfrentó con el cuerpo de policía que había sido enviado a reprimir las manifestaciones, mostrando las grietas entre un sector del Ejército dispuesto a negociar la cabeza de al Bashir y las fuerzas de seguridad más leales al presidente, que han venido cometiendo todo tipo de abusos contra las manifestantes.
El grupo que aglutina a los partidos políticos y sindicatos opositores y lidera las protestas, Fuerzas de la Libertad y el Cambio, señaló que permanecerán en las calles, con sentadas y acampadas durante este lunes, y hasta que caiga al Bashir.
La coalición opositora, junto a los altos mandos militares, busca evitar que las movilizaciones se conviertan en un levantamiento que empiece a cuestionar ya no solo a al Bashir sino a todo el viejo régimen, como se empieza a ver en Argelia. Es por esto que las Fuerzas Armadas piden que se escuche a la oposición que propone un plan de transición que no afectaría a lo central del viejo régimen ni el control de las Fuerzas Armadas. Junto con la caída de al Bashir, la principal reivindicación opositora es la formación de un Gobierno transitorio que sustituya al mandatario.
Según la agencia de noticias estatal sudanesa, SUNA, el Consejo de Defensa y Seguridad Nacional (que incluye a la cúpula militar y lo más rancio del viejo régimen), ha reconocido que los manifestantes "son un sector de la sociedad cuyas perspectiva y peticiones deben ser escuchadas", después de que en otras ocasiones hayan sido calificados de agitadores y traidores por las autoridades. Este giro obedece al intento de evitar un cuestionamiento mayor o terminar fortaleciendo las protestas hasta que se hagan incontrolables.
Sin embargo nada indica que el régimen no busque blindarse con mayor represión y haga un esfuerzo por salvar a al Bashir, que además es quién preside el Consejo de Defensa y Seguridad Nacional, que sugiere escuchar a los manifestantes que piden su propia renuncia.
En las movilizaciones que tuvieron lugar este sábado murieron al menos cinco personas a causa de la represión, y varias decenas resultaron heridas con síntomas de asfixia por el uso de gases lacrimógenos.
Sudán vivió protestas recurrentes en los últimos años por la devaluación e inflación, parte de las exigencias del FMI para eliminar los subsidios al pan y los combustibles aumentando los precios de insumos básicos.
Lejos de "impulsar la economía", cómo pretende el FMI, las medidas del gobierno han hundido aún más en la miseria a millones de personas en un país donde casi la mitad de la población vive en la pobreza y la desocupación supera el 20%, siendo aún mucho más alta entre los jóvenes.
Los partidos de oposición que buscan liderar la protesta se centran en el descontento con al Bashir y en las acusaciones de corrupción contra el gobierno pero no cuestionan al conjunto del régimen, los acuerdos con el FMI ni el rumbo económico que han sumido en la pobreza al pueblo de Sudán.