En abril de 2019 la Policía Bonaerense lo detuvo en medio de un brote psicótico. A las dos horas lo entregó muerto en un hospital. Hoy la familia del hombre asesinado en Tres de Febrero reclama una nueva autopsia. La primera la hizo la misma Policía. La impunidad va de la mano de la revictimización a la que se somete a la familia. El “tratamiento” del consumo problemático y la salud mental por parte del Estado, al desnudo.
Daniel Satur @saturnetroc
Sábado 12 de febrero de 2022 10:38
Fotos Facebook Justicia x Sergio Jasi | Gentileza Laura Romero
Sergio Jasi nació en Mendoza en 1988. Junto a su hermana mayor y su hermano se criaron en condiciones difíciles, como tantas hijas e hijos del pueblo trabajador. Un padre ausente tras la separación de su madre, quien por tener que trabajar todo el día para mantenerlos casi no los veía. Sufrió abusos, también como tantas y tantos. Romina, su hermana, con los años se fue convirtiendo en una madre para él.
A los 18 años, buscando un horizonte prometedor, Sergio se fue a vivir y trabajar a Buenos Aires. Se instaló en el barrio de La Boca, en la casa de un tío. A poco de empezar a conocer la vida porteña, su hermana murió. Iba en moto con su novio cuando un reconocido empresario de Mendoza cruzó un semáforo en rojo con su 4x4 y los atropelló. Sergio viajó apenas se enteró, pero no llegó a ver a Romina con vida. Todo dio un vuelco de 180°. Entró en depresión. Luego vendrían las adicciones.
A los siete meses de fallecida Romina, Sergio conoció a Laura Romero. Ella era de Tres de Febrero, en la zona norte del conurbano, le llevaba cuatro años y tenía dos hijos de una pareja anterior. “Decidimos formar una familia y él me ayudó mucho con la crianza de los chicos”, dice la mujer, hoy de 38 años, en una conversación con La Izquierda Diario.
A Laura por momentos se le quiebra la voz, pero nunca pierde la firmeza en cada palabra que pronuncia, sea sobre la vida de Sergio o sobre su crimen, cometido por hombres de la Policía Bonaerense la noche del 26 de abril de 2019.
“Él no tenía título, pero era un muy buen maestro mayor de obras”, afirma con orgullo. Y para confirmarlo muestra su casa de dos pisos, construida desde los cimientos por Sergio con ayuda de la familia. “Al barrio llegamos hace unos seis años, cuando empezamos a construir. Él levantó la casa de cero. Una vez terminada, tuvimos a nuestra hija Bianca. Fue planificado. Queríamos tener la casa lista para poder criar a los tres con comodidad”.
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Pese a esos buenos proyectos concretados, Sergio nunca logró hacer su duelo por Romina. Sin poder superar su ausencia, encontró una “salida” en el consumo de sustancias, que se hizo problemático y terminó en adicción. La tenacidad de Laura lo sacó del pozo varias veces. “Durante mi embarazo y los primeros años de Bianca, estuvo mucho tiempo sin consumir. Pero volvieron sus estados depresivos y empezó a caer, lentamente. Hasta que pasó lo de esa noche”.
¿Robo agravado con escalamiento?
“Sergio no estaba en ningún hecho de robo, jamás había robado nada. Trabajaba de lunes a lunes. El único problema que tenía era su adicción, que no podía manejar”, dice ante todo Laura cuando se le pregunta por los hechos de aquella noche.
Esa mañana Jasi tuvo un ataque de pánico. Según el relato de los vecinos, empezó a meterse en algunas casas de la cuadra, temeroso de que alguien (no precisaba quién) lo fuera a buscar. Sin lastimar ni amenazar a nadie terminó atrincherándose en la casa de una vecina, ubicada en Río Cuarto al 800 de Loma Hermosa (Tres de Febrero), quien al escuchar ruidos en su patio llamó al 911. Pese al temor, en ese llamado nunca se mencionó la palabra “robo”.
Alrededor de las 21:30 llegaron varios efectivos de la Comisaría 11 de la Policía Bonaerense. En cuestión de minutos lo sacaron a golpes de la casa, lo arrastraron hasta la calle y, a la vista de decenas de vecinos, lo subieron con violencia a la caja de uno de los móviles allí estacionados. Al cerrar la puerta de la caja, le apretaron brutalmente los pies. Sergio se quejó pero sin fuerzas, estaba casi desvanecido.
Se lo llevaron a la seccional ubicada en Diagonal Toledo 2105. Poco después los mismos efectivos lo trasladaron al Hospital Bocalandro de Loma Hermosa. Según consta en las actas de ingreso a la guardia, Sergio Jasi entró muerto al centro de salud.
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Lo que siguió (y que dura hasta hoy) fue un verdadero decálogo de atropellos, irregularidades y torturas psicológicas contra la familia de Sergio. De parte de la Policía Bonaerense, del Poder Judicial y de funcionarios de los poderes ejecutivos provincial y nacional (primero bajo la gestión de Cambiemos y luego del Frente de Todos).
El primer acto canalla posterior a la muerte de Jasi fue la apertura de una causa judicial por “robo agravado con escalamiento” donde él es el acusado. La carátula, que se mantiene intacta hasta hoy, se completa con “averiguación de causales de muerte”. La “investigación” desde el principio está en manos de la fiscala María Alejandra Burges, de la UFI 1 de San Martín, quien condujo la causa en la dirección que indica la versión policial.
“Hicieron todo mal”
¿Qué recordás de aquella noche? ¿Cómo te enteraste de lo que le había pasado a Sergio?
La autopsia la hizo la misma Bonaerense
¿Es decir que, además de hacer la autopsia la Bonaerense, el resultado es irregular?
Encima la fiscal Burges, que no es médica, después de que declaró Legrand plantó una segunda hipótesis. Le preguntó si él creía que Sergio podía haber sufrido un ACV por el brote que tuvo y si era posible que tuviera cocaína en sangre. Pero no pudo hacerse ningún análisis porque la muestra que tomaron se pudrió al perder la conservación y la cadena de custodia. En la poca sangre que se conservó no había restos de drogas ni de alcohol. El médico nunca dijo lo que la fiscal quería escuchar, pero ella implantó esa hipótesis igual. Como fiscal no puede hacer algo así sin siquiera tener algún elemento de prueba.
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¿Qué dijeron los vecinos sobre la apariencia de Sergio en esos momentos?
¿Qué más dijeron los vecinos que presenciaron todo?
¿Y cómo fue el trato de la Policía hacia los testigos?
¿Querían que atestiguaran en favor de ellos?
La fiscal que deja huir la verdad
Desde el principio Laura empezó a sospechar de todo. Gracias a la ayuda de una amiga, pudo conseguir un perito médico de parte, especializado en toxicología. El profesional presenció la autopsia y le entregó un informe a la familia. Sin embargo, la fiscal Burges nunca lo llamó a exponer en la causa. “Según ella me dijo después, no era un médico forense sino sólo un médico toxicológico”, recuerda la compañera de Sergio. “O sea que ella sabía que yo había puesto a un perito que no iba a poder dar un informe en la causa y nunca me dijo nada. Encima me dijo que no me había alertado de eso porque yo estaba muy ’exaltada’ y debía resolver la cosa con rapidez”, agrega con bronca.
Obviamente no imputó ni procesó a ninguno de los policías
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Pedido urgente
Hace un año Laura tomó contacto con la médica forense Virginia Créimer, especializada en violencia del Estado, particularmente de sus fuerzas represivas. Junto a les abogades Lucía Créimer y Silvio García Azparren, integrantes de la Consultoría Pericial en Ciencias Forenses de La Plata, la perita logró detectar las irregularidades de la autopsia realizada por la Bonaerense. Por eso hoy, además del cambio de carátula de la causa, Laura reclama que se haga un reautopsia a los restos de Sergio. En un pedido formal a la fiscal, pide que esa nueva pericia se haga en el Instituto de Ciencias Forenses de Lomas de Zamora, perteneciente al Ministerio Público Fiscal de la provincia.
¿Cómo llegaste a concretar ese pedido?
Además cuanto más pasa el tiempo la autopsia puede arrojar menos resultados
Uno de los argumentos jurídicos más fuertes de la familia de Sergio Jasi para pedid esas medidas elementales es la constatación de que ni la Policía Bonaerense ni la fiscal respetaron la Resolución 1390 de la Procuración de la Provincia de Buenos Aires (referida a crímenes cometidos por o donde está sospechada la Policía). Y que tampoco se aplicó el internacionalmente reconocido Protocolo de Minnesota, para actuación con medidas rápidas y eficientes en resguardo de las víctimas de la violencia represiva del Estado. Métodos que para la fiscal Burges no parecen ser más que minucias de quinto orden.
El Estado revictimiza
¿Cómo actuaron desde el Ministerio de Seguridad provincial, primero Cristian Ritondo (Cambiemos) y ahora Sergio Berni (Frente de Todos)?
¿Se les acercó alguien del Ministerio de Justicia, del área de Derechos Humanos tanto de provincia como de Nación?
¿Cómo fue eso?
¿Qué sentís ante todas esas cosas?
De Sergio a Diego
Hasta finales de mayo de 2019 Laura Romero y Adriana García no se conocían. La compañera de Sergio Jasi y la madre de Diego Cagliero comenzaron a caminar codo a codo cuando sus seres queridos fueron asesinados y ellas entendieron que sin movilización y lucha en las calles cada caso termina en la absoluta impunidad y en el olvido. Pero además en ambos casos aparece el nombre de un mismo uniformado bonaerense.
¿Qué te pasó cuando descubriste que Rodrigo Canstatt, uno de los que participó en el operativo contra Sergio, pocas semanas después mató a Diego Cagliero?
Cada vez que hablamos con Adriana siempre decimos lo mismo, si después de lo que hicieron con Sergio se hubiera actuado con los policías como se debería haber actuado, separándolos de la fuerza hasta demostrar que eran culpables, Canstatt no hubiera estado en la calle y la muerte de Diego posiblemente no hubiera ocurrido. Recién cuando mataron a Diego decidieron apartar a los policías que atacaron a Sergio. Eso es terrible.
- Antes del crimen de Sergio, ¿qué pensabas de la Policía y qué pensás hoy?
La lucha que no cesa
Laura Romero hoy recorre los tribunales y marcha por las calles exigiendo justicia por Sergio. Hoy él tendría 34 años. Laura, junto a su hijo varón de 20 y las dos chicas de 17 y 7, saben que la memoria del compañero y padre no se negocia. Y por ella siguen adelante.
¿Por qué creés que esa noche Sergio llegó a meterse en el fondo en una casa vecina?
¿Cómo se llevaba con los vecinos?
¿Qué mensaje le darías a cierta gente que puede estar comprando, tal vez ingenuamente, el discurso criminalizador que termina legitimando los atropellos del Estado, como el que sufrió Sergio y como el que hoy estás padeciendo vos?
Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).