El golpe que sacude al corazón político de Arabia Saudita provocó un terremoto político en Líbano, cuando su primer ministro anunció su renuncia desde la capital saudita y responsabilizó a Irán.
Domingo 12 de noviembre de 2017
La renuncia del primer ministro Saad Hariri desde otro país y las advertencias del gobierno saudita, que acusó a Líbano de declarar "una guerra", dejó al frágil estado nuevamente al borde de una crisis política con consecuencias impredecibles para su territorio y para la región en su conjunto
El político sunita, que mantiene estrechos lazos con Riad, dijo que su vida corría peligro y también acusó a Irán, y su aliada chiita en Líbano, la milicia de Hizbolá, de estar desestabilizando su país y la región árabe.
El jefe de la diplomacia estadounidense expresó el fuerte apoyo a “la soberanía y la independencia de la República del Líbano y de sus instituciones políticas” y dijo que su país se opone a “cualquier acción que pueda amenazar esa estabilidad”.
“Estados Unidos pide a todas las partes dentro y fuera del Líbano que respeten la integridad y la independencia de las instituciones nacionales legítimas del Líbano, incluido el Gobierno y las fuerzas armadas”, señaló. “A este respecto, respetamos al primer ministro Saad al Hariri como fuerte aliado de Estados Unidos”.
Líbano había logrado cierta estabilidad al consensuar un presidente y un gobierno tras una larga parálisis, tenía planeado realizar elecciones en mayo próximo después de nueve años, todos estos pasos para reconstruir el régimen en un país que siempre vive al borde de un nuevo conflicto y en estallido social, que limita con la peor guerra actual en Medio Oriente, la Siria, y en donde un cuarto de la población es refugiada.
