La megadevaluación del peso reciente fue un salto en el proceso de saqueo de las condiciones de vida del pueblo trabajador. El despertar del movimiento estudiantil es una invitación también a cuestionar el rol de la Universidad frente a la crisis.
Domingo 2 de septiembre de 2018 20:42
Con cientos de miles de estudiantes en todo el país junto a los docentes, no docentes, investigadores y trabajadores irrumpimos en la vida política nacional como hacía mucho tiempo no sucedía. Una multitud invadió las calles y plazas de todo el país el jueves 30 de agosto. Con esta acción se actualizó una vieja costumbre. La defensa de la universidad pública se hace en las calles, con clases públicas, tomas de facultades y en unidad con los trabajadores. Así volvimos a demostrar que esta es la única garantía de enfrentar los ataques de los gobiernos sobre la educación, como cuando frenamos los intentos de arancelamientos de la universidad en 1999 (Menem) o 2001 (De la Rúa).
Mientras desde las Universidades asoma el movimiento estudiantil, el país se ve sacudido por los denominados “mercados”, un grupo de bancos, grandes empresas y especuladores financieros, que no paran en su corrida contra el peso. La semana que pasó, llevaron al peso a una nueva devaluación que acumula un 105% en lo que va del año, con un dólar que no encuentra un techo.
Los efectos de esta corrida hacen aún más pesado el pago de la deuda pública en dólares (con un PBI en dólares que se achica, y con el grueso de la deuda nominada en moneda estadounidense, la misma podría llegar al 70% del producto) y, las medidas del BCRA, con la suba de tasas al 60 % y encajes bancarios al 36 %, ahogan a una economía que ya entró en recesión según el propio ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne.
Con la devaluación del jueves 30, los pagos en capital e intereses de la deuda pública de este año pasaron de equivaler de 23 a 29 presupuestos de las 57 universidades nacionales. Y la devaluación del presupuesto universitario ya alcanza el 45 % medido en dólares. Mientras tanto, la fuga de capitales al mes de julio alcanzó los 20.000 millones de dólares. Si sigue a este ritmo, puede encaminarse con facilidad hacia superar los valores del año 2001 cuando se fugaron casi 30.000 millones.
Con la devaluación del jueves 30, los pagos en capital e intereses de la deuda pública de este año pasaron de equivaler de 23 a 29 presupuestos de las 57 universidades nacionales.
La respuesta del gobierno nacional a la extorsión de los “mercados” es un nuevo pacto de ajuste del gasto público con el FMI, una verdadera poda, tras haber fracaso el primero firmado en junio. A cambio espera recibir un adelanto del préstamo acordado por un total de U$S 50.000 millones con el organismo monetario internacional, bajo la condición de adelantar el ajuste hacia el déficit cero que iba a ser en 2020, o casi cero, al año próximo. El mismo ya comenzó con el cierre de 13 ministerios y va a golpear sobre la educación, la salud, la obra pública, los salarios estatales, como también también sobre los presupuestos provinciales con los gobernadores oficialistas y del PJ negociando las formas del ajuste.
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En el grupo de lobbystas del presupuesto de ajuste de 2019 también participan los rectores de las universidades nacionales, ninguno quiere perder sus privilegios, aunque muestren su preocupación por la situación de la universidad.
Además el gobierno cuenta con el respaldo de la CGT que convocó a un paro dominguero para el 25 de septiembre. No hay dudas que el ataque a las condiciones de vidas del pueblo trabajador va a ser sideral, en especial sobre los sectores más vulnerables, los jubilados, jóvenes, mujeres y trabajadores precarizados.
La universidad y los autores del saqueo
Ante este crítico panorama los profesionales, docentes, intelectuales y estudiantes de la Facultad de Ciencias Económicas, tenemos una responsabilidad que trasciende las expresiones de preocupación o de acompañar el reclamo docente y estudiantil desde las aulas o en las movilizaciones.
Cuando afirmamos defender la universidad pública, esto implica asumir una defensa activa de su rol ante la sociedad, cuando la mayoría de la población (73 % asalariados y 23 % cuentapropistas) está siendo saqueada por la política económica de los gobiernos en acuerdo con el FMI, en representación de una minoría social, los grandes empresarios y dueños de la tierra, que representan un 2% de la población del país.
En este sentido, tenemos una responsabilidad y un compromiso que asumir ante las mayorías sociales, a partir de nuestros conocimientos como universitarios. A caso, no podemos ¿aportar a develar que los denominados “mercados”, son en realidad los bancos (6 de los 10 principales extranjeros) y grupos de especulación como Blackrock o Templeton que generan las corridas y la fuga? Entre ellos, también menos de 50 empresas extranjeras (Cargill, Bunge, Nidera, Minera Argentina Gold, etc.), que tienen un monopolio privado del comercio exterior controlando el 62 % de los dólares que ingresan de las exportaciones. ¿No son los mismos que se fugaron todo en 2001 (Pérez Companc, Nidera, Techint, Shell, etc.)?
Si analizamos el sistemático drenaje de dólares del país en concepto de capital e intereses de la deuda pública, ¿Hasta cuándo vamos a seguir sosteniendo el pago de una deuda que tiene el fallo de un juez que la calificó de ilegal, ilegítima y fraudulenta? ¿Por qué tenemos que seguir pagando la deuda de los grupos privados (Techint, Ledesma, Shell, Ford, etc.) que les fue estatizada en 1982? ¿Por qué aceptar un mecanismo de usura que cuando más deuda paga el país, como fue durante el gobierno anterior, la deuda no deja de crecer?
Los intelectuales ante los saqueos capitalistas
No podemos olvidar, que cada vez que inician un saqueo como fue en 1989, 2000-2001 y en este momento, los gobiernos y dueños del país, cuentan con profesionales e intelectuales que los legitiman y aportan planes que convaliden su política. En aquel entonces desde la UBA un sector de autoridades y docentes elaboraron el Plan Fénix que aportó los fundamentos teórico y políticos de la salida devaluatoria –que finalmente se aplicó-, la cual produjo una poda del 30% en los salarios reales, bajo una promesa de desarrollo industrial que nunca terminó de ser; como tampoco de transformar las condiciones de un país dependiente y con rasgos semicoloniales, que ahora vuelven a aflorar al calor de la crisis.
Ante la crisis la Universidad está llamada a asumir un rol activo y en unidad con los estudiantes, docentes y trabajadores. El conocimiento y la investigación debemos ponerlos a su servicio en pos de fortalecer una salida para que la crisis la paguen los capitalistas.
Esta vez, con un nuevo saqueo en curso, el rol de la Universidad no puede limitarse a una defensa en general de la educación pública. No alcanza porque el nivel de ajuste va a ser brutal y va a arrojar a los mismos ganadores de cada crisis a acumular mayor riqueza, y a dejar un tendal de pobres y desocupados, en el bando de los perdedores. Ante la crisis la Universidad está llamada a asumir un rol activo y en unidad con los estudiantes, docentes y trabajadores. El conocimiento y la investigación debemos ponerlos a su servicio en pos de fortalecer una salida para que la crisis la paguen los capitalistas. Este es un aporte en el camino de fortalecer una alianza social de los trabajadores con los sectores populares que pueda derrotar el ajuste en curso.
¿De qué lado vas a estar?
Desde las facultades de Ciencias Económicas tenemos mucho por aportar, cuestionando el sentido común dominante que se imparte en las aulas, aquel que afirma que “la economía solo puede serle útil al capital en su proceso de maximización de ganancias y el rol de los estudiantes y profesionales es ayudar a administrar, contabilizar o planificar el fin de lucro”.
¿Por qué no podemos colaborar en la apertura de los libros de contabilidad de las empresas que despiden y amenazan con cerrar en defensa de los puestos de trabajo y la fuente productiva? ¿Hasta cuando hay que sostener el secreto financiero que les permite a los bancos saquear las reservas del BCRA, no tenemos que pelear por nacionalizar la banca bajo control de los trabajadores para frenar la fuga y canalizar el ahorro interno hacia las necesidades populares?
Se trata de poner en discusión las naturalizaciones teóricas por las cuales en las facultades de económicas se concibe, que toda crisis tiene que resolverse mediante un ajuste en el gasto público; por cierto, una receta que cada vez que se aplicó no hizo más que descargar la crisis sobre los trabajadores
Se trata de poner en discusión otras naturalizaciones teóricas por las cuales en las facultades de económicas se concibe, por lo general, que toda crisis tiene que resolverse mediante un ajuste en el gasto público, dado que el mismo es responsable de todos los males de la economía -una receta que cada vez que se aplicó no hizo más que descargar la crisis sobre los trabajadores-; o que las devaluaciones en el país lleven directamente a mayor inflación, como si fuera algo propio de la naturaleza, acontecimientos inevitables y ante los cuales nada se puede hacer, llegando incluso a asociar las crisis económicas a la meteorología. Nada más alejado de la ciencia. En realidad los fenómenos de la economía son el resultado de las relaciones sociales capitalistas de producción, intercambio y distribución como desarrollara Marx en su obra El Capital y quienes continuaron sus estudios.
Quienes asumimos un cuestionamiento a las teorías dominantes en la universidad desde el marxismo, lo hacemos como parte de una pelea más de fondo orientada a construir un nuevo orden social, sin explotación ni opresión. Este proceso implica una pelea por unir a la Universidad actual a las necesidades de los trabajadores y sectores populares, los únicos que pueden revertir la decadencia del capitalismo argentino, como también de la propia universidad, en el marco de conquistar otra sociedad sobre nuevas bases.
La historia demostró que son los grandes empresarios, banqueros y especuladores con la colaboración de los gobiernos, los que descargan la crisis sobre los trabajadores y el pueblo. Antes del jueves pasado, según evaluó el Dr. en Sociología, Daniel Schteingart, los salarios en dólares en el último año “subieron 24%, contra una inflación del 31% y un dólar que trepó 135%”.
En los momentos críticos que corren, la emergencia del movimiento estudiantil y, frente a los primeros signos de resistencia de los trabajadores a los ataques patronales y del gobierno, empiezan a esbozar que fuerza social se necesita para derrotar el ajuste. A ellos no podemos fallarles. El saqueo de nuestras condiciones de vida es ahora, por eso mismo, nuestra respuesta no puede esperar. Son ellos, o nosotros.
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Gastón Remy
Economista, docente en la Facultad de Cs. Económicas de la UNJu. Diputado provincial del PTS - FITU en Jujuy, Argentina.