Nuevamente el partido de Michelle Bachelet hace noticia. Esta vez se entremezclan las disputas internas entre el sector de Maya Fernández y Álvaro Elizalde frente a la próxima elección del comité central de la colectividad, en medio duros cuestionamientos por su vínculo con el narco-municipio de San Ramón.
Domingo 7 de julio de 2019
El Partido Socialista atraviesa una de sus mayores crisis desde el retorno pactado a la democracia, y es que después de que se debelaran una serie de casos de corrupción entre los que se encontraba comprometido el partido de Michelle Bachelet, la colectividad ha dado una serie de traspiés, buscando tambaleantemente recomponerse y ubicarse nuevamente como el partido-bisagra entre el centro y la izquierda.
Sin embargo, después de las pasadas elecciones del partido, en donde las crispaciones internas se materializaron en dos listas contrarias compitiendo por la presidencia de la colectividad, las tensiones siguen y son traídas a colación nuevamente para las elecciones del comité central en cuanto a la composición de la mesa directiva de la colectividad.
Es en este contexto que el sector de Maya Fernández ha solicitado que no se mantenga a la cabeza de la futura dirigencia la dupla conformada por Elizalde y el secretario general, Andrés Santander, amenazando incluso con la fuga de militantes en caso de que esta petición no sea escuchada. Frente a esto, el sector mayoritario del partido, afín a Elizalde, ofreció a Fernández la vicepresidencia de la colectividad, con el fin de calmar las aguas en el partido, sin embargo, la propuesta fue rechazada.
Es así como, en medio de esta crisis, 110 militantes definirán la composición de la mesa del PS, entre los que se encuentran familiares y colegas de Miguel Ángel Aguilera, alcalde de San Ramón comprometido con una red de narcotráfico.
La crisis: El fruto de una cepa podrida
Una cosa es innegable, y no se trata de otra cosa que la crisis actual del PS no pasa por otra cosa que el devenir de una serie de políticas que lo han llevado a encontrarse en la encrucijada que los hace aparecen en los titulares de la prensa y en los dolores de cabeza de sus dirigentes. Es así como el Partido Socialista no sólo se ha conformado con ser el partido-bisagra de la Concertación y su versión renovada en la ex Nueva Mayoría, sino que se han ubicado como el partido de la gestión neoliberal y, por consecuencia, de la herencia pinochetista en el Chile posterior al plebiscito del Sí y el No.
Como la fuerza de gravedad el Partido Socialista expresa, entre otras cosas, la caída de un peso marcado por la corrupción e incluso la narco-política como lo han demostrado con el municipio de San Ramón, expresando incluso la descomposición de los partidos tradicionales que han gestionado el legado de Pinochet, abultando así sus bolsillos y ganancias.
Es así que podemos encontrar un punto de contacto entre los casos de corrupción de la centro-izquierda y los innumerables casos de corrupción de la derecha, demostrando así que sus partidos y sus personeros políticos responden a los intereses de una pequeña minoría privilegiada, más o menos conservadora, pero que gobierna y legisla para sus propios intereses.
Es por esto por lo que lo que está planteado para el conjunto de la izquierda y para las miles de personas que se movilizan y están descontentos hoy en día con este gobierno y este sistema, es el levantar un gran proyecto político, que, a través de la organización y la movilización en las calles, se disponga a enfrentar a este sistema, a sus políticos y sus privilegios, y a los empresarios que los financian para que gobiernen bajo sus intereses.
Es decir, una fuerza política que articulada cual guadaña logre extirpar esta cepa podrida de la política corrupta, neo-liberal y en defensa de los ricos y poderosos, para lo que es imprescindible superar el cerco que pone hoy en día la "oposición parlamentaria" -la cual integra no sólo el PS, sino que también el Frente Amplio y el Partido Comunista- de constante diálogo y negociaciones con la derecha.