El ex presidente de la Corte Suprema, Milton Juica lanzó declaraciones que buscan minimizar la corrupción que se abrió dentro del Poder Judicial. Por su parte el fiscal nacional, Jorge Abbott, llevó a cabo una intervención inédita: trasladó las investigaciones por abusos en la Iglesia y por las lista de espera de la fiscalía de O’Higgins a Santiago.
Sábado 11 de mayo de 2019
En un intento por poner paños fríos a la crisis de corrupción abierta en la fiscalía, el reconocido juez Milton Juica, ex presidente de la Corte Suprema, salió a relativizar los hechos de corrupción, planteando que es "mucho menor en relación con los casos de corrupción abiertos en la política o las Fuerzas Armadas en general", argumentando que en un universo de dos mil jueces, estos casos es imposible que no ocurran.
En otra arista de la crisis, el Fiscal Nacional, Jorge Abbott, trasladó investigaciones por abuso de la iglesia y por lista de espera desde la fiscalía de O’Higgins a Santiago. Esto, ante las acusaciones contra el fiscal regional de O’Higgins, Emiliano Arias -que se encuentra suspendido de sus funciones- y su subalterno Sergio Moya.
Intervención relevante teniendo en cuenta que dentro de los casos de tráfico de influencias y prevaricación, se encuentra la sentencia mediática que realizó Elgueta (juez de la Corte de Apelaciones suspendido) al revocar la prisión preventiva dictada contra Óscar Muñoz, el ex canciller del Arzobispado de Santiago que es indagado por presuntos abusos sexuales contra menores de edad.
La crisis, que está lejos de cerrarse, muestra cómo otro de los poderes del Estado tiene relaciones e intereses opuestos al pueblo trabajador, y que se refleja en la naturalización por parte de Juica sobre la corrupción del poder judicial en relación a los otros poderes del Estado. En este sentido cabe la pena preguntarse ¿Puede el poder judicial dejar de servir a los poderes privilegiados de la sociedad?
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