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Red Internacional
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INGENIOS DEL NOA. ¿Crisis en la industria azucarera o plan de guerra y chantaje patronal?

Con despidos y amenazas de cierre en los principales ingenios del NOA, las patronales azucareras declaran la guerra contra los trabajadores bajo el argumento de una supuesta crisis en el sector. Sin embargo, toda la evidencia de la actividad lo desmiente.

Emiliano Trodler Economista

Gastón Remy

Gastón Remy Economista, docente en la Facultad de Cs. Económicas de la UNJu. Diputado provincial del PTS - FITU en Jujuy, Argentina.

Domingo 28 de enero de 2018 19:02

A tono con la oleada de despidos que el empresariado nacional y extranjero está llevando adelante en todo el país, las patronales azucareras del NOA han coordinado un ataque simultáneo en Salta, con amenaza de cierre y 730 despidos en el Ingenio San Isidro y más de 150 despidos en El Tabacal, y en Jujuy, con 338 despidos en el Ingenio La Esperanza y 30 despidos en el Ingenio Ledesma. A lo que se suma, nuevamente, la incertidumbre sobre el futuro del Ingenio San Juan en Tucumán.

Desde el Grupo Gloria de capitales peruanos, que administra el Ingenio San Isidro, argumentan “poderosas razones de orden económico, financiero, y laboral han terminado por impedir la continuidad de las operaciones de la empresa”. La Seaboard Corporation de USA, que administra el Ingenio El Tabacal, justificaba los despidos por los “niveles salariales insostenibles para la estructura del negocio”, y una “fuerte baja del precio del bioetanol”, en referencia a la medida dispuesta por el Ministerio de Energía de la Nación. Y recientemente Ledesma también notificó la continuidad de su plan de guerra con nuevos retiros voluntarios y otras medidas flexibilizadoras del convenio laboral por las supuestas “dificultades económicas que atraviesa la empresa y el interés manifestado en contribuir a la reducción de costos de Ledesma para conservar los puestos de trabajo”.

Pero en el caso de los despidos en el Ingenio La Esperanza, el argumento que sostiene el gobierno provincial no sería el de una crisis en el sector sino, a la inversa, una oportunidad de negocios para la colombiana Omega Energy. Con el pasar de los días crece la incertidumbre sobre la llegada del Grupo Omega al ingenio y la falta de respuesta oficial respecto del acuerdo dejaría expuesto al gobierno a tener que asumir que los despidos quedarían sin efecto.

Pero el viejo cuento de la crisis no se sostiene ni un minuto si observamos la evolución de los precios y cantidades, beneficios fiscales, en el negocio sucro alcoholero e incluso si contrastamos con las memorias de los Estados Contables de algunas de estas mismas empresas. Veamos.

Bioetanol: un negocio redondo

La caída del precio del bioetanol es uno de los argumentos del discurso de la supuesta crisis azucarera. Recordemos que en noviembre del año pasado, mientras el gobierno nacional negociaba el apoyo de los gobernadores del PJ a la reforma previsional, el Ministerio de Energía de la Nación anunció una disminución del 29% del precio del bioetanol que pagan las empresas petroleras. Tras las gestiones, empresarios azucareros de por medio, la medida se retrotrajo a una reducción en dos tramos: una primera disminución de 7,5% hasta enero de 2018 y una posterior reducción de los precios del 14%, sujeto a revisión, a partir de febrero de este año.

Pero si observamos la evolución histórica del precio del bioetanol de caña podemos un ver fuerte crecimiento, más que triplicando su precio en cinco años, al pasar de 4,9 pesos en 2013 a 16,8 pesos por litro en 2017. Un aumento mucho más acelerado que el de la inflación acumulada en ese período. Por eso incluso de aplicarse la reducción inmediata del 14%, el precio disminuiría a los mismos rentables niveles que tenía a principios de 2017. En su comunicado la gerencia de El Tabacal pide la anulación de esta medida de gobierno, junto con otros beneficios tributarios, utilizando los despidos como forma de chantaje.

Otro de los argumentos hace referencia una supuesta disminución del volumen de ventas y el aumento de la capacidad ociosa producto de inversiones realizadas. Pero este argumento tampoco se sostiene si observamos la evolución histórica por el lado de las cantidades vendidas, en un aumento sostenido que se acelera sobre todo desde 2015. Recordemos que hablamos de una industria orientada casi en su totalidad a abastecer a un mercado interno cautivo, garantizado por la ley y con precios regulados; sin dejar de lado, que los actores dominantes de este mercado son dos: ingenio Tabacal y Ledesma.

¿Caída o repunte en el negocio azucarero?

La evolución de los precios internos del azúcar también registra un ciclo ascendente en el último lustro, a un ritmo más acelerado que el de la inflación nacional. Tomando el precio del “azúcar común tipo A vagón-Ingenio” como referencia, se observa que los precios se triplican en 5 años, con un fuerte aumento (52%) entre 2016 y 2017.

Por el lado de las cantidades, más allá de las variaciones periódicas, la producción se mantiene en niveles más o menos estables, con exportaciones que incluso tuvieron un aumento récord (230% en precio y 211% en volumen) en 2016.

Hay que tener en cuenta también que en los últimos dos años el sector azucarero se vio ampliamente favorecido por nuevas medidas gubernamentales que en el caso de las denominadas energías renovables fueron impulsadas durante el kirchnerismo, como es el caso del aumento del corte de etanol en naftas, y con Cambiemos recibieron una disminución de las retenciones a las exportaciones, la fuerte devaluación del peso, además de la reducción de los aportes patronales, reducción de impuesto a las ganancias, y otros beneficios incluidos en la reforma impositiva.

¿La crisis está en los ingenios?

No solo las estadísticas generales desmienten el escenario de “crisis en la industria azucarera” que agitan las patronales y los funcionarios provinciales del PJ y Cambiemos, hasta los últimos Estados Contables de algunas de estas empresas lo auto desmiente.

Es el caso de Ledesma SAAI que, en relación al negocio azucarero, afirman en sus memorias del ejercicio 2016 que “los precios tuvieron un aumento interanual de 52% en el mercado interno y de 48% en el mercado externo. Esto permitió que el resultado del negocio fuera un 225% superior al Ejercicio anterior”. En cuanto a la producción de alcohol y biocombustibles destacan un aumento del 40% en las cantidades vendidas de alcohol y del 71% en las cantidades de biocombustibles.

Por eso, a pesar de que el balance consolidado de esta empresa diversificada registra pérdidas, el segmento “azúcar y alcohol” más bien operó en sentido inverso, con un aumento del 74% en los ingresos por ventas y del 210% en las ganancias netas del ejercicio (681 millones de pesos).

En el caso de El Tabacal, los Estados Contables de la Seaboard Corporation dan cuenta de pérdidas en los últimos ejercicios, sobre todo porque los balances están nominados en dólares y la devaluación del peso argentino conlleva pérdidas para la casa matriz. Pero para la industria local que factura y paga sus insumos en pesos, este no es un parámetro de rentabilidad.

En cuanto ingenio San Isidro no disponemos de los Estados Contables, pero de acuerdo a las cifras que maneja el Sindicato a partir de las cantidades despachadas al mercado interno y para exportación de azucares, bioetanol, y los precios de mercado, calculan que los ingresos del ingenio se aproximarían a los 1000 millones de pesos en 2017 y la masa salarial apenas llegaría a un 24% de los ingresos de la empresa. Sin embargo la empresa repentinamente cerró sus puertas convocando a un Proceso Preventivo de Crisis (PPC) completamente fraudulento.

Golpear para negociar

Además de utilizar los despidos para presionar por mayores beneficios fiscales, las patronales azucareras apuntan centralmente a golpear a los trabajadores a quienes responsabilizan de los despidos por pedir aumentos “desmedidos”.

Pero en el Ingenio San Isidro el sueldo promedio ronda los 18.000 pesos en mano; en La Esperanza de $20.000. Salarios tan “desmedidos” que ni siquiera llegan a cubrir la canasta familiar del Indec. Pero las patronales azucareras no están dispuestas a pagar salarios acorde a las necesidades más elementales, y pretenden que estos ingenios tomen la pauta de lo acuerdos paritarios miserables que firman con la FOTIA en Tucumán, bajo la conducción de Roberto Palina, también Secretario de Trabajo de la provincia.

Al frente del plan de guerra de las patronales azucareras está el genocida Carlos P. Blaquier histórico titular de Ledesma, y sus representantes, como Eduardo Nougués en la presidencia del Centro Azucarero Regional del Norte Argentino (CARNA) y la vicepresidencia de la flamante conducción de la UIA y la COPAL; Javier Goñi, en la presidencia de IDEA, o el propio Carlos H Blaquier como socio de AEA.

Si con la información parcial que obtuvimos queda en claro que no hay crisis en los negocios del sector azucarero, la apertura de los libros de contabilidad de los ingenios terminaría de confirmar que detrás del discurso patronal se esconde un verdadero plan de ataque para obtener mayores ganancias a costa de las condiciones de vida de los trabajadores.