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Red Internacional
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OPINIÓN. Crisis en las metalúrgicas: la UOM propone esperar al 2019... no eran tan distintos a Caló

La UOM quiere esperar al 2019, cuando la devaluación e inflación que son parte del paquete de ajuste que ofrece el FMI hace que la situación económica y política se ponga en boca de todos los trabajadores.

Jueves 6 de septiembre de 2018 10:05

Ante esta crisis galopante el triunvirato de la CGT y las CTA profundizan su traición, como es en el Subte y en Foetra. Anunciaron un paro, pero dentro de un mes. Mientras tanto en las fábricas y establecimientos la bronca crece por abajo. Es necesario un plan de lucha ya.

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En La Matanza los cierres avanzan

Los cierres de empresas son recurrentes en el partido que se glorifico por ser “la capital nacional de la industria”.

Los metalúrgicos de Rapistant lo saben muy bien. Es que hace meses la patronal que pertenece al grupo Servas, cerró las puertas de la fábrica de Isidro Casanova dejando un centenar de trabajadores en la calle. La toma del establecimiento fue el método con que el sindicato enfrentó el conflicto, aislando a los trabajadores del resto de la comunidad, y sobre todo negándose a impulsar un fondo de lucha en todas la fábricas y facultades, para que los trabajadores tengan un mango mientras bancaban su pelea. Hoy día siguen sin cobrar su salario y sin ningún tipo de respuestas.

En ascensores Servas, empresa del mismo grupo, investigada por los escándalos de coimas y corrupción de los cuadernos de Centeno y la obra pública, la situación no es tan distinta. La patronal primero despidió a 32 obreros en abril y cerró la planta.

Luego, el Ministerio de Trabajo decretó la conciliación obligatoria. Pero la empresa no la respetó,y obligó a los trabajadores a volver a sus puestos, dejando a 15 de los despedidos en la calle.

Hace dos semanas ante el incumplimiento de un acuerdo de pago semanal, los trabajadores en asamblea decidieron la toma de fábrica. Medida que se levantó al cabo de una semana ante la dureza de la empresa. Ahora se corre el rumor que planean 30 despidos más, es necesario preparar un plan de lucha para frenar los despidos y cierres.

En Filtros Monza, ubicada en La Tablada, la patronal envío 90 telegramas de despido en julio y sigue la toma de fábrica en la espera de respuestas.

Los cierres se extienden en el Oeste y otros lugares

La planta de heladeras y cocinas Mabe en Haedo es otro ejemplo, junto a Envases Del Plata ubicadas en el mismo partido de Morón, del vaciamiento al que se juegan las patronales. La primera, que es una multinacional mexicana después de una tanda de 250 suspensiones en la planta de Santa Fe, despidió a 60 y su plan es mantener una plantel “mínimo” que haga el servicie de los productos. ¿Sino se llama vaciamiento que es?

En la planta de Palomar de Envases Del Plata, ubicada como la sede Haedo en el municipio de Morón, que gobierna el intendente PRO Ramiro Tagliaferro, exmarido de la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, allí también en julio hubieron 68 despidos, llevando a 270 las cesantías en lo que va del año.

En Samsung Visuar del Parque Industrial de Cañuelas también se vienen produciendo despidos. La semana pasada fue una veintena y siguen las suspensiones por dos meses todos los viernes.

Pero ante los ataques de los empresarios y el Gobierno, ¿cómo hay que enfrentar los despidos y cierres de fábrica? ¿Esperando hasta diciembre de 2019? ¿Y mientras tanto?

En recientes declaraciones Sergio Souto, Secretario General de la UOM Morón, sostuvo que “si no cambian las políticas es muy difícil que se pueda mantener la actividad productiva (...) es un gusto charlar siempre con compañeros y compañeras con el objetivo que a partir del 2019 el movimiento obrero recupere la alegría con un gobierno por y para el pueblo”

La realidad es que hay 2018 y no se puede esperar más porque el saqueo al pueblo trabajador es ahora. Por eso la unidad de los que luchan debe servir para pegar con un solo puño a los planes ajustadores del gobierno y el FMI.

Los metalúrgicos no pueden ganar solos, deben aliarse a los docentes y estudiantes que están luchando, a los obreros del Astillero Río Santiago o al enorme movimiento de mujeres que viene de dar una batalla ejemplar por sus derechos.

La UOM Matanza y de la zona oeste debe abandonar la política de salvar a las empresas de la mano de la “defensa de la industria nacional” como tanto le gusta repetir a Hugo Melo, Secretario General de la UOM Matanza, para ponerse a pelear en serio del lado de los trabajadores.

Seguir regando la planta de la indemnizaciones (que la mayoría no se pagan) y los retiros voluntarios, como han impulsado en Envases del Plata (donde dirige la UOM de Morón) es abonar el terreno a una política criminal contra los laburantes. Porque la lucha es por mantener la fuente laboral.

Pero estas corrientes sindicales responden a intereses políticos como el kirchnerismo o alguna variante del PJ, su voluntad está atada a esperar la carroza de las elecciones y no a pelear seriamente para frenar esta situación ahora.

Esta política de las seccionales del Oeste de la UOM, aunque no sea idéntica en el discurso a la de Caló, es también la que permitió, hasta acá, que pasen los 30 mil puestos de trabajo que se perdieron sin resistencia del gremio, ya que no plantearon ninguna alternativa.

Cuando todos los trabajadores muestran, como el 18 de diciembre plantandose contra la reforma previsional, que no quieren bajar los brazos y agachar la cabeza. Recordemos que un gran número de metalúrgicos matanceros y del oeste se desprendieron de las columnas de su gremio para combatir la represión de la Policía junto a la izquierda.

Las tomas de fábrica que impulsa la UOM solo son para desgastar a los trabajadores. Hay que mostrar y hacer visibles los conflictos ante la población, es criminal luchar aislado y más cuando las “direcciones” lo imponen desde arriba, aunque se muestren combativas ante los de abajo. Las trabajadoras y trabajadores de la emblemática fábrica de heladeras SIAM son un ejemplo a seguir.

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Pelear por una alternativa de los trabajadores

Es necesario que las centrales llamen ya a un paro nacional de 36 horas con movilizaciones y piquetes en todo el país. Y que se prepare una gran huelga general que ponga en jaque en plan de saqueo del Gobierno nacional y del FMI. Impulsado desde abajo con asambleas en todos los lugares de trabajo.

Si las empresas quieren cerrar como Rapistand o Filtros Monza hay que ocuparlas y ponerlas a producir bajo control de los trabajadores antes que la vacíen, exigiendo con la movilización y coordinando con todos los sectores en lucha. Al Estado que se encargue de la compra de la producción de estas industrias y que al mismo tiempo sea el responsable de mantener las fuentes laborales.

Muchas empresas como Servas dicen tener crisis: ante esto los clasistas exigimos que las patronales hagan públicos sus números, es decir, que abran los libros contables para saber cuánto ganaron estos últimos años y se dejen de mentir con el chantaje de la crisis. Ellos no tienen, crisis los trabajadores y sus familias sí.

Ante los despidos masivos, opinamos que todo sindicato que se reclame combativo debe pelear por “el reparto de la horas de trabajo” sin reducción salarial para que trabajen todos. La “defensa de la industria nacional” debe ser la “defensa de los trabajadores de la industria”.

Ante la apertura indiscriminada de las importaciones que “dinamitan” la industria nacional y el gran ajuste que empezó a descargar el gobierno junto a la oposición peronista en el resto de las provincias, los clasistas sostenemos que hay otra salida, la de los trabajadores.

Por eso proponemos que, contra las viejas recetas de estos partidos hay que imponer una Asamblea Constituyente Libre y Soberana que pueda discutir y resolver los grandes problemas del pueblo trabajador. Esta podría resolver no pagar la deuda externa ni al fondo monetario para que la plata se use en salud, trabajo y educación. Que todo lo que se importa y exporta del país sea bajo el control de los trabajadores. Una banca estatal única controlada por los trabajadores y técnicos para que las riquezas queden en el país y al mismo tiempo garantizar créditos para las familias trabajadoras y fábricas recuperadas que necesitan reactivar su producción. Estas medidas de defensa nacional son las que necesitan los trabajadores para avanzar hacia un camino que finalmente los saque del túnel.

La UOM debe dejar de patear la pelota para el lado de las empresas