AstraZeneca es la quinta farmacéutica más grande del mundo y se ha embolsado 400 millones de euros con el pago por adelantado de las vacunas por parte de la UE. Sin embargo, va a entregar tan solo un tercio de las vacunas acordadas en el contrato inicial. No es un caso aislado. Hay que luchar por la liberación de las patentes.
Viernes 12 de marzo de 2021 18:02
AstraZeneca va a entregar un 25% menos de las vacunas acordadas hace un mes. Hace poco se ha comprobado, además, que su vacuna no es del todo segura para los mayores de 65 años, uno de los principales grupos de riesgo. Este incumplimiento de los acuerdos se suma a que en enero la compañía también anunció que tan solo entregaría el 60% de las dosis prometidas a Bruselas para el primer trimestre del año. Esta compañía, en total, tan sólo entregará un tercio de lo que contemplaba el contrato inicial. Así se ha hecho saber por medio de un documento con fecha de 10 de marzo al que ha tenido acceso la agencia Reuters.
No es un caso aislado, desde que acordaron con la UE la venta de vacunas aún no producidas, las farmacéuticas están incumpliendo sistemáticamente todos los plazos de entrega. La Comisión Europea anunció este lunes que entre abril y junio se distribuirá un 20% menos de las dosis previstas, en total 300 millones. A esta estimación hay que añadir el incumplimiento de AstraZeneca, ya que Bruselas confiaba en recibir 300 millones de vacunas de Pfizer-BioNTech, Moderna y AstraZeneca.
BioNTech y Pfizer han ralentizado su producción desde que comenzó el año, aprovechando que los contratos con los Estados garantizan la venta de sus vacunas, para remodelar las líneas de producción. AstraZeneca, además, está dando numerosos problemas a pesar de ser una de las farmacéuticas con más recursos del mundo y una de las empresas con quien más vacunas hay contratadas. El Gobierno italiano ha prohibido a la compañía la exportación de casi un cuarto de millón de dosis que iban a enviarse a Australia, tras enterarse de que AstraZeneca no entregaría las dosis contratadas en ese país.
En una reunión de la OMS celebrada el 15 y 16 de octubre de 2020, India y Sudáfrica propusieron que se suspendieran varios artículos del acuerdo sobre Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio, lo que permitiría la liberación de las patentes de las vacunas y otras tecnologías relacionadas con la Covid. Sin embargo, el conjunto de los países europeos y EEUU, Australia y Japón echaron abajo la propuesta. También el Gobierno progresista del PSOE, Unidas Podemos y el Partico Comunista votó en contra de la liberación de las patentes. Se opone así a todas las peticiones de las Organizaciones No Gubernamentales como Médicos sin Fronteras y Oxfam que exigen acabar con los derechos de propiedad intelectual.
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Los problemas con AstraZeneca no terminan con los atrasos en las entregas de las vacunas. En el Estado español, este jueves, la comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud ha aplazado la decisión de ampliar el rango de edad para su vacuna a personas de entre 55 y 65 años. La Agencia Europea del Medicamento tiene que evaluar los efectos adversos de este fármaco después de varios casos de trombos en la UE. Dinamarca, Noruega e Islandia han suspendido todas las vacunaciones con AstraZeneca.
Las farmacéuticas están aprovechando para especular con un negocio milmillonario. Los Estados, asimismo, compiten entre ellos por atesorar vacunas. Los Estados imperialistas, que suman el 14% de la población mundial, han comprado más de la mitad de las vacunas (53%). De acuerdo con The people´s vaccine, los 70 países más pobres del mundo solo podrán vacunar a una de cada 10 personas durante el 2021. La UE tiene acordadas 2.260 millones de dosis, que darían para vacunar tres veces a la población europea.
Buena parte de las vacunas se han vendido al mejor postor antes de estar producidas. Estos contratos están llenos de cláusulas ocultas a la población, aunque algunas se han filtrado a los medios, como los plazos flexibles para el abastecimiento, protección de patentes y cláusulas de inmunidad que impiden que se las responsabilice si algo sale mal o si las vacunas tienen efectos adversos. Los Estados también tienen prohibido vender o donar las dosis a terceros países. La gestión capitalista de la pandemia está demostrándose completamente ineficaz, fuera de todos los criterios científicos.
La lucha por vacunas para todos y por la liberación de las patentes está planteada como una necesidad urgente ante la catástrofe de la pandemia. De igual modo, hace falta la intervención estatal inmediata de todas las farmacéuticas y laboratorios, para ponerlos bajo control de los profesionales de la salud y al servicio planes racionales de producción y distribución de vacunas y testeos, en la perspectiva de nacionalizar estas empresas bajo control obrero, junto con los recursos de la sanidad privada. El aumento de emergencia de los presupuestos de salud y educación, así como del personal sanitario para poder garantizar la vacunación y evitar el colapso de los hospitales, en base a impuestos extraordinarios a las grandes fortunas, son otras medidas urgentes. Solo podremos arrancar medidas de este tipo desarrollando una lucha de conjunto de la clase trabajadora, las mujeres y la juventud.