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Red Internacional
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Palestina. Crisis humanitaria en Gaza: cómo Israel organiza el hambre y la escasez

Desde el inicio de la ofensiva militar, el gobierno israelí no ha ocultado sus ambiciones de aislar a la Franja de Gaza del mundo y de todo acceso a las necesidades básicas. La hambruna y las enfermedades se sienten cada vez más, con terribles efectos a largo plazo, organizadas por Israel con el apoyo de las potencias imperialistas.

Viernes 29 de diciembre de 2023 21:56

Mientras continúa la ofensiva genocida del ejército sionista en la Franja de Gaza, Israel continúa matando de hambre a la población. Entre hambruna, sed y enfermedades, la macabra situación en Gaza no ha hecho más que empeorar en los últimos días. Detrás de la actual crisis humanitaria, se esconde un proyecto mortífero organizado conscientemente por el Estado de Israel, con el apoyo de las potencias imperialistas, y consecuencia del bloqueo de Gaza vigente desde 2006 y de la situación colonial en general.

Israel utiliza el hambre como arma de guerra, dicen organizaciones humanitarias
“Tengo que caminar 3 kilómetros para traer 4 litros [de agua]. Y no hay comida. Si encontramos alguna, son latas. No comemos bien" Marwan, de 30 años, compartió este testimonio con Human Rights Watch el 18 de diciembre. Como más del 80% de los residentes de Gaza, tuvo que huir de la violencia de las Fuerzas de Defensa Israelí y hoy vive en el sur de la Franja con su esposa embarazada y sus dos hijos.

La situación de Marwan es ahora la norma en la Franja de Gaza, donde Israel ha privado a los palestinos de todas las necesidades básicas desde el inicio de su ofensiva: agua, alimentos, electricidad. El 18 de diciembre, Human Rights Watch declaró que Israel estaba utilizando el hambre como arma de guerra, haciéndose eco de la declaración de Oxfam de octubre. Según la ONU, más de la mitad de los habitantes de Gaza se enfrentan a la hambruna y el 90% no come todos los días. Recientemente, un pediatra israelí escribió en Haaretz: “Crisis humanitaria es un término estéril para describir una catástrofe humana inimaginable que se está desarrollando justo a nuestro lado, ante nuestros ojos y con nuestro conocimiento".

Panaderías bombardeadas, convoyes humanitarios atacados: cómo Israel impide que los habitantes de Gaza se alimenten

Si bien el Estado israelí controla la entrada y salida de productos de primera necesidad, más de la mitad de la población de Gaza, 1,2 millones de personas, ya sufrían una inseguridad alimentaria aguda antes de la secuencia actual. Tras la imposición del bloqueo en 2007, Israel calculó las necesidades nutricionales de la población de Gaza y trazó expresamente una "línea roja" que no debe cruzarse para mantener viva a la población sin matarla de hambre, pero restringiendo severamente la entrada de productos de primera necesidad. Una forma de evitar una “crisis humanitaria” minimizando al máximo la entrada de determinados productos como hummus, frutas y verduras. Una gestión violenta y colonial como la de las tuberías de agua, hoy gravemente degradadas debido a las restricciones impuestas por Israel: ya antes del 7 de octubre, casi el 97% del agua del suelo acuífero de Gaza no era potable.

Es en este contexto de escasez diaria que, desde el comienzo de la guerra , las autoridades israelíes declararon que querían castigar colectivamente a los habitantes de Gaza cortándoles por completo el acceso al agua, a los alimentos y al combustible. Desde el 7 de octubre, sólo el 2% del suministro habitual de alimentos ha entrado en Gaza. Desde el inicio de la ofensiva, las FDI atacaron panaderías y la falta de combustible impidió las entregas de harina. El 4 de noviembre, la ONU declaró que los palestinos en Gaza sólo podían contar con una media de dos pedazos de pan al día y que carecían gravemente de agua. También fue en ese momento cuando las Naciones Unidas anunciaron que ya no había panaderías en el norte de Gaza.

Los cortes de agua y de combustible, además de los bombardeos, multiplican también las situaciones terribles: las enfermedades respiratorias se ven agravadas por el aire toxico por las bombas, cuando la escasez de combustible obliga a los habitantes de Gaza a cocinar sus alimentos al fuego, a menudo quemando plástico. Del mismo modo, el agua envenenada, que ya no se puede purificar, transmite enfermedades cuyo número se dispara. Nasreen Tamimi, directora de la Autoridad Palestina de Calidad Ambiental (PEQA), testimonia los daños para EuroNews: “Los cuerpos de los mártires (así denomina el pueblo palestino a los asesinados por el Estado de Israel N.dT.) bajo los escombros, los residuos médicos peligrosos, el cierre de plantas de tratamiento y desalinización son otros tantos factores que han contribuido a la crisis actual".

Con el asedio, Israel mantiene deliberadamente la escasez, organizando así la muerte de decenas de miles de palestinos. Bajo la presión internacional, las autoridades han levantado algunos recortes sobre determinados productos. Pero las necesidades básicas llegan a cuentagotas: desde el 15 de noviembre se permite la importación mínima de combustible y, hacia mediados de octubre, se reabrieron tres conducciones de agua que abastecen a parte del Sur. Los escasos convoyes humanitarios que Israel ha permitido ingresar desde Egipto hacia finales de octubre, son en gran medida insuficientes para compensar la escasez general. Sobre todo porque los bombardeos de carreteras y los cortes de comunicaciones impiden la distribución efectiva de la ayuda más allá de las zonas inmediatamente cercanas a Rafah, localidad del sur de la Franja y principal punto de entrada de la ayuda humanitaria. Recién la semana pasada Israel permitió la entrada de un primer convoy humanitario desde el cruce fronterizo de Kerem Shalom en el sureste de la Franja de Gaza. Ese día ingresaron 46 camiones, mientras que antes del ataque criminal actual ingresaban 500 camiones diariamente. Durante la “tregua” temporal de finales de noviembre, entraron 200 camiones por día.

"¿Ayuda ? ¿Qué ayuda? Oímos hablar de eso pero no lo vemos", dijo a Reuters en diciembre Abdel-Aziz Mohammad, un refugiado de 55 años. "Es una guerra de hambre. Nos obligaron a abandonar nuestras casas, destruyeron nuestras casas y nuestros negocios y nos llevaron al sur, donde moriremos a causa de sus bombas, o de hambre".

A los gestos humanitarios hipócritas se suma el ataque deliberado a hospitales, carreteras y estructuras que permiten el acceso a estas necesidades, esta semana, una agencia de la ONU confirmó que las FDI dispararon contra un convoy humanitario. Con los bombardeos, la devastación de las estructuras prepara una hambruna a largo plazo. Durante dos días, el 4 y 5 de noviembre, las FDI bombardearon siete instalaciones de agua. El 15 de noviembre, las FDI bombardearon el último molino de trigo operativo en Gaza, imposibilitando cualquier producción local de harina. La agricultura también se ve afectada: el 28 de noviembre, más de un tercio de las tierras agrícolas del norte habían resultado dañadas. La inundación de los túneles con agua de mar, iniciada por el ejército israelí a principios de diciembre, tendrá consecuencias a largo plazo en la tierra y la agricultura para las generaciones venideras.

Una hambruna orquestada con la complicidad de los estados imperialistas

Si las potencias imperialistas mantienen su apoyo a Israel, la escala del desastre será tal que habrá una presión cada vez mayor sobre los gobiernos para que respondan a la crisis humanitaria. Es en este contexto que Estados Unidos propuso modificar la última resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, para garantizar que la ayuda humanitaria siempre esté controlada por Israel. El viernes 22 de diciembre, el Consejo adoptó finalmente esta resolución exigiendo más ayuda humanitaria y la creación de “condiciones para un cese duradero de las hostilidades”, sin exigir un alto el fuego ni el fin de la operación militar israelí. La resolución pide la creación de un mecanismo que implique a la ONU en los puntos fronterizos y el nombramiento de una coordinadora, la holandesa Sigrid Kaag, designada este miércoles.

Si los diplomáticos acogieron con satisfacción esta resolución puramente simbólica, el jefe de la diplomacia israelí aclaró rápidamente que Israel “examinará, por razones de seguridad, cualquier asistencia humanitaria a Gaza”. Una declaración que deja pocas dudas sobre el progreso de esta ayuda, mientras el Gobierno israelí prosigue abiertamente su agenda genocida acusando a las agencias humanitarias de complacencia e ineficacia. El viernes, el jefe de operaciones humanitarias de la ONU criticó a Israel tras el disparo del ejército contra el convoy, hay "tres niveles de inspecciones previas para que los camiones puedan entrar. Confusión y largas colas. Una lista cada vez más larga de productos rechazados. Esta es una situación imposible para el pueblo de Gaza y para quienes acuden en su ayuda."

Si bien desde el inicio de la ofensiva en Gaza y Cisjordania las autoridades israelíes han anunciado sin ambigüedades sus ambiciones letales, las resoluciones diplomáticas entre países que apoyan activamente al Estado de Israel no podrán poner fin al horror de la situación genocida. En Francia, como en otros lugares, debe seguir organizándose la solidaridad con el pueblo palestino, denunciando las raíces de la hambruna actual en una colonización que ya dura 75 años.